Gerontologia - Universidad Maimónides

Abril 06, 2005

Un científico logró crear un ojo biónico que permitiría recuperar parte de la visión

Es una minicámara de video colocada sobre lentes, que se conecta a un chip detrás del ojo. Varios participantes de las pruebas, con ceguera parcial, pudieron ver puntos.

Clarín
Miércoles | 06.04.2005

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Un científico holandés radicado en los Estados Unidos creó una especie de ojo biónico que, a medida que continúe desarrollándose, podría permitir a las personas ciegas lograr una considerable independencia en su movilidad.

El invento fue presentado en Londres, durante la Conferencia Anual del Instituto Real Nacional para Ciegos. Los ensayos con humanos con vistas a una futura comercialización comenzarían el año próximo.

A partir de su formación en física, el profesor Gislin Dagnelie pasó a la fisiología. Desde 1986 trabaja en el Centro de Rehabilitación e Investigación sobre la Vista del Instituto Oftalmológico Wilmer, que depende de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (Estados Unidos).

Su invento incluye una minicámara de video colocada en los lentes de la persona; esa cámara está conectada a un chip de computadora que se introduce detrás del ojo humano, y que estimula al nervio óptico. Las imágenes capturadas por la cámara son traducidas por el microchip a impulsos eléctricos, que el cerebro puede interpretar como imágenes.

Esta prótesis visual se basa en el estímulo de las fases cercanas del "camino" visual que se hallan in tactas (retina interna, nervio óptico, córtex visual). La estimulación eléctrica de la retina provoca fosfenos. Un fosfeno es la percepción de un destello luminoso, que se produce por la estimulación mecánica de la retina, en ausencia de un estímulo visual.

Los fosfenos pueden trazar en el cerebro una figura similar a la que se ve en el tablero electrónico de un estadio, donde letras y figuras son producto de una serie de lamparitas que se encienden y se apagan.

El desarrollo de este ojo biónico ayudará a restablecer parcialmente la visión a personas ciegas o con una grave disminución visual a causa de enfermedades o de accidentes.

Hasta la fecha, el dispositivo sólo ha logrado producir puntos o series de puntos. "El implante retinal contiene electrodos pequeñísimos. Si se estimula un solo electrodo, la persona podrá ver un solo punto de luz", explicó Dagnelie. Pero aclaró que cuando esté terminado "incluirá entre 50 y 100 electrodos, para permitir una mejor imagen".

El científico ha trabajado con pacientes con visión disminuida, entrenándolos para que reconocieran el tipo de imágenes que crearía la cámara, consistentes en puntos y rayas. "La primera vez que las vieron, dijeron que las imágenes eran horribles y que no podían ver nada, pero con el tiempo las cosas fueron cada vez mejor", contó.

Dagnelie ha estado colaborando con una empresa de California, Second Sight, que ha probado un sistema primitivo que permite a las personas ciegas diferenciar entre líneas horizontales y verticales.

Hasta el momento, el número máximo de electrodos experimentados ha sido 16, pero la empresa espera probar con un sistema más complicado que podría incluir unos 100 electrodos, en el lapso de los próximos doce meses.

Dagnelie afirma que la calidad de las imágenes iría mejorando con el tiempo, pero se maneja con cautela: "Es probable que lleve cerca de veinte años desarrollar una versión utilizable que permita reconocer un rostro.

Pero para reconocer dónde se encuentra uno ¿algo así como una puerta en una habitación¿ puede hacer falta menos, de cinco a diez años".

El ojo artificial sólo podrá ser implantado a pacientes cuyo nervio óptico continúe funcionando. Pero el investigador advierte que es difícil que les sirva a personas adultas que nacieron ciegas, ya que es probable que sus cerebros no reconozcan las imágenes producidas. En cambio, un chico ciego de nacimiento sí podría ganar algo de visión.

Otros científicos trabajan en un dispositivo similar, que utiliza implantes en el cerebro. En un experimento, un hombre ciego fue capaz de conducir un auto alrededor de un parque, ya que el dispositivo generó suficientes áreas de luz y de sombra como para permitirle esquivar obstáculos.

Anita Lightstone, a cargo del área de disminución visual del Instituto Real Británico para Ciegos, consideró que el invento de Dagnelie es una tecnología revolucionaria. "Es un paso más para ayudar a la gente que ha perdido la vista. Queda un largo camino por recorrer, pero es muy apasionante y realmente tiene el potencial de cambiarle la vida a la gente ¿comentó¿. Pero todos tendrán que aceptar que es algo que sucederá en el futuro, y no en los próximos dos años."


Más cerca del éxito
Oscar Angel Spinelli
ospinelli@clarin.com

Desde hace tres décadas se investigan sistemas para restablecer la visión. La NASA, el Instituto Tecnológico de Massachussets y una decena de institutos realizaron experimentos. El científico Alan Chow fue uno de los que causó más sensación: en 2003 consiguió que seis ciegos vieran la luz implantándoles microprocesadores en la retina. Cuatro años antes, en un laboratorio de la Johns Hopkins, el paciente Harold Churchey logró ver una letra mayúscula con una técnica parecida. Tras tantos intentos, el actual estudio de Dagnelie estaría más cerca del éxito.

Experto en física médica, pero también cantante y violinista

Gislin Dagnelie nació en Rotterdam, Holanda. Heredó de su padre ¿un especialista en pulmones¿ el interés por la medicina; pero el talento en ingeniería compartido por varios miembros de la familia de su madre lo hizo decidirse por un acercamiento a la investigación médica a través de las ciencias físicas.

Se recibió en física experimental en la Universidad de Gröningen, y se doctoró en física médica en la Universidad de Amsterdam. En el Instituto Oftalmológico Wilmer de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos), donde trabaja desde 1986, se ha especializado en tecnologías para ayudar a los pacientes discapacitados visuales a lograr el mejor uso posible de su visión remanente.

Además del ojo artificial, Dagnelie está trabajando en otro proyecto que apunta a preservar y restaurar la función de percibir las formas de barras y conos a través del trasplante de células, en pacientes cuya retina aún puede enviar señales al cerebro.

Al margen de su carrera académica, Dagnelie es un cantante y violinista amateur, y está comprometido con una ONG que promueve el entendimiento internacional a través del intercambio entre los jóvenes.

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Abril 6, 2005 08:01 AM