Tumbarse en el sillón con el fin de ver la tele, o echar la partida durante toda la tarde en el bar puede antojarse como un sugerente plan cuando uno se ha jubilado y no tiene otro quehacer. Pero esa misma situación torna diferente si lo que está en juego es un envejecimiento exitoso y saludable. Al menos así lo estima Alberto Uriarte, psicólogo del Instituto Gerontológico Matía- Ingema, quien aporta sus propias claves para disfrutar en plenitud del tiempo de ocio: «Es necesario plantearse una meta, estructurar muy bien la jornada, y que la actividad que desarrollemos nos suponga cierto esfuerzo». Uriarte diserta (hoy, viernes) sobre esta cuestión en Txara I, dentro de un ciclo de conferencias organizado por Ingema.
FUENTE: DIARIO VASCO. 2005 ABR
- José Saramago, todo un premio Nobel de Literatura, comenzó a escribir en su retiro. ¿Un buen ejemplo de envejecimiento saludable?
- Cada etapa tiene sus aspectos aprovechables. El caso de Saramago es un exponente de que con la vejez se acumulan conocimientos, experiencia y sabiduría, y todo ello, combinado con una mayor disposición de tiempo le ha permitido desarrollar su carrera como escritor.
- Comencemos por el principio. ¿A qué le llama 'envejecimiento saludable'?
- La clave principal es que uno esté satisfecho consigo mismo. La autoestima y el crecimiento personal es muy importante para desarrollar habilidades, tanto físicas como psicológicas. No debemos olvidar la participación social, las relaciones sociales, pero todo ello tamizado por la propia visión de cada sujeto, de su enriquecimiento personal, de la satisfacción vital, de su calidad de vida subjetiva.
- ¿Sería algo así como disfrutar del tiempo libre haciendo lo que no se pudo, no se quiso o no se supo hacer antes de alcanzar la madurez?
- Podría ser, pero conviene diferenciar entre el tiempo libre y el tiempo de ocio. El primero es el que nos queda después de trabajar -obligaciones sociales, comer, dormir...-. Por ocio, en cambio, entendemos el que empleamos para hacer lo que nos da la gana, con la salvedad de que para que sea un ocio verdaderamente 'terapéutico' tiene que permitir desarrollar una serie de valores personales y sociales.