Cuando a John Rowe, de 66 años, se le diagnosticó leucemia hace cinco años, comenzó a investigar curas y a encontrarse con muros infranqueables.
Por Kelly Greene
The Wall Street Journal
Junio 19, 2005
Primero, el oncólogo de Rowe le dijo que la tasa de muerte era muy alta para personas con más de 50 años como para intentar un transplante de medula ósea. Después le dijeron que no debía tomar Interferon, un tratamiento probado contra el cáncer que podría lograr que entrara en remisión, debido a que la medicina lo haría sentir como si tuviera una gripe perpetua.
Finalmente, cuando presionó al oncólogo para que le diera información sobre una prueba clínica con Gleevec, que en ese momento era una droga experimental contra el cáncer, la respuesta del doctor lo dejó helado. "Mire señor Rowe, usted no entiende. Esa droga es escasa, hay una gran demanda y no la van a desperdiciar en usted", recuerda que le dijo el médico.
Así que por si mismo, Rowe, un jubilado de la oficina del Censo, logró obtener el último lugar disponible para la prueba clínica de Gleevec en la ciudad de Baltimore, y en un año estaba en remisión. Hoy todavía está sin cáncer. "La edad no es sólo cronológica", dice "La actitud tiene mucho que ver con ello".
Cada vez hay más evidencia de que muchos doctores comparten los prejuicios de edad que Rowe experimentó, pese a que muchos pacientes mayores con enfermedades serias responden bien a los tratamientos. Las investigaciones muestran que los pacientes mayores no están siendo dirigidos hacia la exploración médica y el cuidado preventivo que deberían tener, incluso si sus seguros pagan buena parte de la cuenta. Y las enfermedades que son detectadas a menudo no son tratadas.
Para complicar las cosas, las investigaciones también sugieren que muchos pacientes mayores comparten los prejuicios de sus doctores, creyendo que los dolores y achaques son una parte irreversible de envejecer.
"Muchos tratamientos médicos agresivos son negados a personas, basados no en la evidencia de si se beneficiarán o no, sino en la percepción del médico de que son muy viejos para beneficiarse", dice Daniel Perry, director ejecutivo de la Alliance for Aging Research, un grupo de activistas en Washington.
Stephanie Studenski, geriatra y profesora de la Universidad de Pittsburg agrega: "La edad cronológica es una pobre reflexión de la expectativa de vida y la habilidad para tolerar tratamientos. Hay personas de 85 años que podrían considerar seriamente tratamientos agresivos y hay personas de 65 años que tal vez no. Pero sabemos que hay una relación generalizada entre la edad y la posibilidad de que un médico ofrezca esas opciones".
Nueve de cada 10 adultos estadounidenses mayores de 65 años no se someten a los exámenes e inmunizaciones adecuados, según Los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades, de Atlanta, y uno de cada tres adultos mayores no se vacuna contra la gripe y la cifra es aún menor para las vacunas contra la neumonía.
Pero diagnosticar un problema de salud no garantiza que será tratado. Las enfermedades de corazón son la razón principal de fallecimiento entre las personas de 65 años o mayores. Sin embargo, más de la tercera parte de los médicos considera que la hipertensión es una parte normal del proceso de envejecimiento, según un estudio de 2002 de la Universidad de Carolina del Sur.
En algunas ocasiones la renuencia del médico a dar medicación a los pacientes mayores se basa solamente en la falta de pruebas de que funcionará. Desde 1991 a 2000, el 40% de los ensayos clínicos excluían a las personas de más de 75 años, según el Centro Internacional de Longevidad en Nueva York. Y un estudio de casi 29.000 pacientes de cáncer en ensayos clínicos de 1995 a 2002 descubrió que sólo el 36% tenían 65 o más.
Pero existen algunas estrategias para los pacientes mayores que quieren tratar sus problemas de salud más enérgicamente.
Robin Kornhaber, vicepresidente senior de servicios al paciente de la Sociedad de Leucemia y Linfoma en White Plains, Nueva York, sugiere dos tácticas que pueden emplear los pacientes con cualquier enfermedad:
En primer lugar, sométase a una evaluación geriátrica exhaustiva para ayudar a su especialista a determinar la clase de tratamiento que usted resistirá y las maneras en las que puede reforzar su organismo para ayudar.
En segundo lugar, "es realmente importante tener un socio en su atención" para ayudarle a hacer preguntas a los médicos y a entender las respuestas, observa.