Es un factor de riesgo que está presente en el 78% de los pacientes afectados
En la Argentina ocurre unas 100.000 veces todos los años. Y aunque deja importantes secuelas de discapacidad y hasta lleva a la muerte, hay muy pocos centros realmente especializados en su atención. Se trata del ataque cerebral, también llamado accidente cerebrovascular (ACV) o stroke, por su denominación en inglés.
La Nación
Lunes 11 de Julio de 2005
Después de seis meses de recolección de datos, el Registro Nacional de Accidentes Cerebrovasculares (Renacer) confirmó que la hipertensión arterial es el factor de riesgo presente en el 78 por ciento de los pacientes registrados.
“El tabaquismo o haber padecido antes un evento cerebral, alteración en los lípidos [colesterol alto], diabetes y enfermedad coronaria fueron los otros factores de riesgo más frecuentemente hallados, pero en mucha menor proporción que la hipertensión arterial”, explicó Luciano Sposato, neurólogo especialista en patología vascular, coordinador del Servicio de Enfermedades Neurovasculares del Hospital de Clínicas y director del Renacer.
Agregó que el registro, subsidiado por el Programa Vigía, del Ministerio de Salud de la Nación, es un proyecto del Grupo de Enfermedades Vasculares de la Sociedad Argentina de Neurología. “Y como lo hacemos a pulmón, lleva tiempo y dedicación y no es trabajo remunerado. Hasta ahora han participado 200 instituciones, la mitad de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires y el resto del interior, y 188 investigadores, aunque esperamos que se integren más: pueden sumarse todos los que deseen hacerlo, y no es necesario ser neurólogo para participar". (Informes: www.renacer.sna.org.ar .)
Sposato dijo también que según el Registro el 79% de los ataques fueron isquémicos y el 21% hemorrágicos. "Mientras que los primeros ocurren generalmente por una obstrucción arterial causada por una placa de grasa o ateroma que bloquea la irrigación en cierta zona del cerebro [isquemia], que luego «muere» -explicó-, los hemorrágicos o derrames cerebrales suponen la rotura de alguna arteria cerebral, que sangra."
Sin tratamiento
El trabajo reveló además que uno de cada tres pacientes no recibía tratamiento antihipertensivo y que a pesar de que casi el 68% tomaba algún fármaco para disminuir la presión arterial, "eso no indicaba que estuviera bien tratado. A veces, la medicación es insuficiente, las dosis son inadecuadas o el paciente no cumple bien con el tratamiento", comentó Sposato, para quien en hipertensión arterial es difícil llegar a un buen diagnóstico y, a menudo, también hay dificultades al indicar tratamientos efectivos.
"Se aplica la regla de los tres tercios: un tercio es hipertenso pero no lo sabe, un tercio lo sabe pero está mal tratado y un tercio está bien diagnosticado y recibe tratamiento adecuado", indicó.
Si la presión arterial estuviera controlada, ¿se terminaría para siempre el ACV? "Ojalá -afirmó el neurólogo, sonriendo-. Pero no sería así. Primero, porque eliminar un factor de riesgo tan prevalente como éste sería virtualmente imposible, pero además existen otros factores que influyen en el problema, algunos conocidos y otros no, cuyo control total tampoco es asequible."
Sin embargo, para el experto, hay metas más sencillas de cumplir y con un fuerte impacto: "Con sólo bajar 10 mm Hg el valor de la presión máxima, se reduce en un tercio el riesgo de sufrir un stroke. Y si cada año se redujera en un tercio la cantidad de ataques cerebrales en el mundo, estaríamos ante una de las medidas de prevención más exitosas de la historia".
Además de la hipertensión, otro factor de riesgo conocido para los ACV es un tipo especial de arritmia, la fibrilación auricular. "Entre el 6 y el 10% de los mayores de 75 años tiene este tipo de arritmia -dijo el neurólogo-. En Renacer, el 12,6% de los pacientes con stroke isquémico sufría de fibrilación auricular antes, pero el 30% de ellos no lo sabía."
Un camino por recorrer
El Consejo de Stroke y el de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología ya habían realizado a partir de 2003 los estudios Argentina Registro Nacional de Stroke I y II (Arenas I y II), con los mismos resultados.
"En realidad, se transformaron más en estudios a gran escala que en registros -opinó el doctor Sposato-. Con Renacer el objetivo es evaluar de forma dinámica el ataque cerebral en nuestro país y, a partir de esa información, elaborar respuestas y generar políticas."
Una de las principales preocupaciones del neurólogo, como de muchos colegas suyos, es que "la cantidad de centros bien preparados para atender un ACV se cuentan en la Argentina con los dedos de una mano, y debemos comprender que en esta patología el acceso inmediato a la atención adecuada redunda claramente en una disminución no sólo de la mortalidad [el 20% muere durante los 30 primeros días de haber sufrido el stroke], sino de las secuelas, especialmente de la discapacidad, que puede ser de hasta el 50% a los 10 años del evento en la medida en que no se apliquen los criterios consensuados internacionalmente para el manejo de un ACV", aseguró el especialista, e indicó además que entre los 1000 pacientes registrados por Renacer, sólo el 8% había sido atendido en una unidad de stroke.
Recibir tratamiento en las tres primeras horas de producido el ACV aumenta las posibilidades de revertir las secuelas, "pero pasado ese lapso -advirtió Sposato-, la injuria puede ser irreversible".
Por Gabriela Navarra
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=720359