Emma Wehrhahn realiza un trabajo voluntario en el Hogar de Cristo. La entrega solidaria ayuda a madurar en buena forma.Foto:VIVIANA MORALES Un nuevo libro de la sicóloga Beatriz Zegers aborda el tema de la adultez y sus desafíos, y propone caminos para vivirla bien.
Carmen Rodríguez Frías
ELMERCURIO.COM
Sábado 6 de agosto de 2005
"A mis abuelos Ramón, Pedro, Laura y Adriana", es la dedicatoria del nuevo libro de la sicóloga Beatriz Zegers. "Cruzando el mediodía" es su título y está dirigido a todos los que han pasado la línea de los 40.
"A partir de esa edad se espera que uno haya alcanzado la madurez", dice Beatriz y sonríe. Pero no es cosa de quedarse ahí, agrega. A partir de esa edad -asociada a la crisis de la edad media, cuando uno constata lo que es y lo que ya no fue- empiezan a pasar muchas más cosas.
La sicóloga hace un recorrido por este camino de la madurez, en la segunda mitad de la vida, y lo dedica a sus abuelos porque "ellos han sido figuras clave en lo que yo soy hoy día", dice.
-Ud. se refiere a la etapa de pasados los 40 como un "momento de decisión". ¿No será más bien un "momento de resignación"?
"No, para nada. Es un momento de decisión porque empiezas a tomar opciones en relación a lo que realmente te importa. Madurar es priorizar. Cuando tomas conciencia de que el tiempo que te queda por vivir es menor al que has vivido, organizas tu tiempo en función de prioridades. Y viene la tarea de ser 'custodio' de significados y de valores; de cuidar y de transmitir aquellas cosas que valen la pena para las nuevas generaciones".
-Pero es común ver a personas mayores que se quedan pegadas en cosas superfluas y, muchas veces, sufren por ellas.
"Es más probable que esto ocurra en la medida en que la persona se acerca a la vejez y comienza a sentirse disminuida. Hay quienes se apegan a las cosas como un modo de sentirse seguros. Mientras más amenazado te sientas, más inseguro y centrado en pequeños detalles".
-¿Cuál sería una clave para madurar en buena forma?
"Una de las claves es el tipo de relaciones que se establecen con otras personas. Cuidarte, cuidar de otros y permitir que otros cuiden de ti es un camino que produce muchas transformaciones. Por ejemplo, en la película "Conduciendo a Miss Daisy", la protagonista (octogenaria) estaba muy apegada a cosas pequeñas. ¿Y cuál es la salida que encuentra a esto?: la amistad con su chofer".
"A veces se cree que los ancianos se han ganado el derecho de recibir sin dar y eso los excluye de este ciclo afectivo. Pero ellos tienen el deber, mientras puedan, de preocuparse de los demás. Eso tiene que ver con un buen envejecimiento".
-¿Y qué les diría a quienes aún no llegan a la etapa de la adultez mayor?
"Un elemento fundamental que parte antes es el desarrollo de intereses variados. Es importante, en la vida adulta, no limitar tus quehaceres a lo laboral sino abrirte también a otras dimensiones".
-Las generaciones mayores tienen mucho que transmitirles a las nuevas en relación al agobio que éstas viven, con trabajos demandantes y crianza de hijos, ¿cómo pueden hacerlo?
"Se pueden transmitir muchas cosas en el tipo de relación que tienen padres e hijos, abuelos y nietos. Mucho de lo que nos han transmitido -no sólo en el discurso sino también en gestos, estilos y prioridades- se guarda en el inconsciente y se actualiza sólo cuando tú te conviertes en padre o en abuelo. Entonces, cuando tú te das cuenta de que el aprender a vivir la vida tiene que ver con una solidaridad intergeneracional, tendrías que ser mucho más cuidadosa".
-Tengo la sensación de que los adultos maduros podrían transmitir a los adultos jóvenes una buena cuota de tranquilidad en torno al agobio que están viviendo.
"Sí, tienen una tranquilidad que transmitir. Pero no estoy tan segura de que ellos la recojan... porque tienen que vivir su propio proceso y porque, muchas veces, a las generaciones mayores les cuesta entender las situaciones de vida de las generaciones más jóvenes. Antes había una mayor red social de apoyo, ahora los adultos jóvenes están mucho más solos".
Letras sabias
Beatriz Zegers considera que en la adultez se da un regreso al mundo interior y a la reflexión. Por eso, los temas de su libro, en vez de ser graficados con casos clínicos, citan los párrafos escogidos de una serie de autores de la literatura universal y contemporánea. Allí están Simone de Beauvoir, Albert Camus, Dostoievski, Dante Alighieri y muchos otros, cuyas citas invitan a volver a sus libros.
"Ver a mi abuela Laura, que se mantuvo activa hasta los 90 años, me motivó a acercarme al tema de la vejez sin los temores habituales".
Beatriz Zegers
Sicóloga y escritora
carodriguez@mercurio.cl