Los investigadores pueden ahora decirle por qué sus piernas se vuelven menos flexibles y más cansadas a medida que envejece. Esto se debe al inevitable deterioro del material genético en los centros productores de energía de sus células musculares.
Publicado por Mayores en Movimiento
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"Lo que hemos demostrado aquí es un primer paso importante para la comprensión del envejecimiento en un órgano específico del cuerpo humano", apuntó el Dr. Sreekumaran Nair, endocrinólogo en la Clínica Mayo y principal autor del informe sobre el hallazgo en la edición de esta semana de Proceedings of the National Academy of Sciences.
Nair y sus colegas tomaron muestras de músculos de 148 hombres y mujeres sanos entre los 18 y los 87 años de edad, y evaluaron el ADN en las mitocondrias de sus células musculares. Las mitocondrias producen energía para las células en la forma de una molécula llamada trifosfato de adenosina (TA)
El estudio encontró que las personas mayores no sólo tenían un aumento constante en la cantidad de daño sufrido en su ADN mitocondrial, sino también una disminución en la cantidad de ese ADN. Sorprendentemente, el daño acumulativo comenzaba incluso desde los 30.
"Los estudios con animales han demostrado un declive en el ADN", apuntó Nair. "Lo que este estudio muestra es que el declive comienza en la cuarta década de vida".
El informe ayuda a resolver una pregunta en la investigación sobre el envejecimiento, señaló Stephen Welle, profesor de medicina de la Universidad de Rochester en Nueva York, donde Nair trabajó antes de irse a la Clínica Mayo.
"Ha habido algo de debate sobre si, a medida que envejecemos, nuestros músculos pueden fabricar tanto TA como antes", dijo Welle. "Los estudios han hallado un tipo de deficiencia que aparece con el envejecimiento normal, pero la mayoría de esos estudios han sido relativamente pequeños. Éste tiene un gran número de participantes y arguye bastante convincentemente que, con el envejecimiento, hay una reducción en la cantidad de proteína mitocondrial que se produce y una reducción en la habilidad para fabricar el TA".
Ahora, Nair trabaja para lograr métodos biológicos para reducir el declive en la función mitocondrial. Pero aún hoy en día, afirma, hay algo que todo el mundo puede hacer: ejercicio.
"El ejercicio aeróbico puede aumentar la producción de TA", señaló Nair. "Lo que nos preguntamos es si hay alguna otra manera de estimular las mitocondrias. Ese es un enfoque de nuestra investigación".
Cualquier intervención biotecnológica sería "algo bastante de punta, como una transmisión de ADN a los músculos mediada por virus", apuntó Welle, y no hay un prospecto inmediato de tal intervención, sin importar cuán bienvenida sería por los atletas profesionales.
La recomendación bien conocida ("mantenerse en la mejor forma posible haciendo ejercicios aeróbicos") es el mejor consejo disponible, afirmó Welle.
"Con el envejecimiento, siempre hay algo de reducción en la producción de TA, no importa que tan fuerte uno se entrene. Pero mientras más hace ejercicio, mejor mantiene la función", añadió.
Aún así, el prospecto de una píldora o inyección para impulsar a las mitocondrias será atractivo para muchos, apuntó Welle. "Las personas siempre están interesadas en intervenciones que no requieren de ejercicio", agregó.
Fuente: Medline Plus
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