El screening es el conjunto de pruebas diseñadas para poder realizar un diagnóstico precoz de enfermedades como el cáncer que permiten instaurar el tratamiento adecuado y evitando la mortalidad.
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Virginia Jiménez - 08/10/2005
En la actualidad no existen pautas protocolizadas para la realización de pruebas diagnósticas en las personas mayores de 70 años pero, en general, los programas de screening para el cáncer de colon, el de mama y el de cérvix son eficaces en las personas de la tercera edad aunque, eso sí, se debe individualizar para obtener los mejores resultados.
El screening es el programa diseñado para poder realizar un diagnóstico precoz de enfermedades importantes, que permiten instaurar el tratamiento adecuado evitando la mortalidad derivada de la patología. Existe evidencia clínica del beneficio de la aplicación de estos programas de detección precoz de patologías como el cáncer de colon, de mama y cérvix en las personas con edades comprendidas entre los 30 y los 60 años. Sin embargo, no se disponía de evidencia clínica de la eficacia de la aplicación de los programas de screening en las personas mayores de 70 años.
Recientemente se ha publicado un estudio —realizado por un grupo americano basado en la revisión de la literatura disponible— para poder valorar la necesidad de realizar estas pruebas en este grupo de población. La principal ventaja de los programas de screening es el diagnóstico precoz de enfermedades potencialmente letales en un grupo reducido de personas. Las desventajas estarían relacionadas con la posibilidad de falsos negativos, es decir, la repercusión psicológica en aquellas personas que son diagnosticadas de un proceso neoplásico erróneamente. También, que en determinados casos, el diagnóstico en pacientes que no se podrán beneficiar de un aumento de la supervivencia, debido a las enfermedades previas que padecen. En las personas mayores es difícil predecir la expectativa de vida y, para valorar la eficacia de los programas de screening, es necesaria una evaluación individualizada, examinando la situación basal y funcional de cada persona y su calidad de vida.
Para el cáncer colorrectal
Los programas de screening para el cáncer colorectal incluyen la detección de sangre oculta en heces, que ha demostrado una disminución de la mortalidad del 13% al 18% en pacientes con edades comprendidas entre 45 y 75 años. Un estudio americano demostró una reducción de la mortalidad del 20% en pacientes entre 50 y 80 años, con un período de seguimiento de 18 años.
La detección de sangre oculta en heces no es una prueba agresiva y ha demostrado su eficacia independientemente de la edad del paciente. Otras pruebas empleadas en el screening del cáncer colorectal son la sigmoidoscopia o exploración endoscópica del colon. Según las estadísticas, la realización de esta prueba permite una disminución del 59% en la mortalidad en pacientes octogenarios. Las guías actuales recomiendan la inclusión de las personas de edad avanzada en los programas de detección precoz del cáncer colorectal.
Para el de mama
No existe evidencia clínica de los beneficios de la detección precoz del cáncer de mama en pacientes ancianos. Sin embargo, la mamografía es más sensible en el diagnóstico del cáncer de mama en las mujeres mayores de 70 años, debido a la transformación de los distintos tejidos que conforman la mama. Además, el cáncer de mama en la mujer anciana se caracteriza por un comportamiento menos agresivo que en la juventud. No existe evidencia actual de sus ventajas, pero la mayoría de las guías de actuación recomiendan realizar el screening, individualizando los casos y abandonando las técnicas de diagnóstico precoz cuando la expectativa de vida sea inferior a cinco años.
Para el de cérvix
Las recomendaciones actuales en el diagnóstico precoz del cáncer de cérvix son la realización de citología en mujeres mayores de 70 años que no han realizado revisiones previas y hasta 65 o 70 años en mujeres que han seguido revisiones regladas sin evidencia de enfermedad.
En cualquier caso, es importante evaluar la situación funcional del paciente, el estrés ocasionado por la espera de los resultados o la negativa del paciente para ser sometido a las pruebas.