Gerontologia - Universidad Maimónides

Octubre 10, 2005

Cuando cumpla 93

Con apenas 22 años, Laura acababa de graduarse de actuario con promedio brillante. El día después de la tradicional “tirada de huevos”, salió a buscar empleo. Ni por un momento dudaba que conseguiría trabajo en la compañía deseada. Pero grande fue su desilusión cuando abrió los clasificados: “Empresa multinacional busca cinco actuarios. De sesenta años en adelante. EXCLUYENTE”, “Se buscan actuarios. Menores de cincuenta años abstenerse”.

Por Manuel Sbdar *
10.10.2005 | Clarín.com

¿El mundo del revés? En nuestros tiempos, pareciera sólo haber oportunidades laborales para hombres y mujeres menores a los 45 años. Las compañías rara vez suelen contratar veteranos. Según una encuesta de la Society for Human Resource Management de EE. UU., un 59% de las empresas no contrata trabajadores de edad avanzada. Incluso, un 65% no hace nada para retener a aquellos que ya tienen en su plantilla. Más bien, parecen esperar con impaciencia la edad de retiro para retirar a sus empleados con “viejas mañas” y reemplazarlos por jóvenes maleables, para capacitarlos de acuerdo con las necesidades de la empresa.


¿Cómo justifican la preferencia por la juventud? ¿Qué tienen de malo aquellos que ya peinan canas? Algunos alegan que es demasiado costoso capacitar a un empleado que se acerca a la edad del retiro porque la inversión debe amortizarse en menos años. Sin embargo, ¿cuánto hay de verdad en esto? En la actualidad, la rápida obsolescencia del conocimiento hace que la capacitación deba ser continua lo que pone a personas jóvenes y mayores en igualdad de condiciones.


¿Qué pasa con la creatividad? ¿Acaso uno pierde toda la inventiva a los cincuenta? ¿Sabía usted que el pintor Henri Matisse, el escritor Fyodor Dostoievsky y el arquitecto Frank Lloyd Wright produjeron sus mejores obras hacia el final de sus carreras? Ahora que la generación del baby-boom de los Estados Unidos se acerca a la edad del retiro, muchas empresas están diseñando mecanismos para retener a sus viejos empleados que son precisamente quienes poseen buena parte del know-how corporativo.


La publicación estadounidense de recursos humanos, Staffing Management Magazine, señala el ejemplo de Home Depot, una empresa que considera a la retención de sus empleados más antiguos como una prioridad estratégica. Cuarenta años de trayectoria en la compañía no pueden reemplazarse con unos meses de capacitación a un joven recién salido de la universidad. No se trata de unos contra otros, sino más bien, de unos y otros. La clave es definir la función adecuada para cada uno.


La voluntad empresarial existe. Pero, ¿qué tienen por decir los interesados? ¿Quieren los mayores seguir trabajando o prefieren un sosegado retiro? Según una encuesta de la AARP, una ONG dedicada a las problemáticas de los mayores, el 86% de la gente que se acerca a la edad del retiro cree que seguir trabajando los mantendrá sanos y activos. El 80% quiere aprender cosas nuevas. Nuestros mayores quieren ser útiles, quieren disfrutar en el trabajo, quieren mantenerse jóvenes de espíritu.


Sin embargo, muchos ya no están dispuestos a estar sentados en un sillón durante 8 horas diarias. Algunos quieren trabajar tres días por semana. Otros, prefieren dos meses anuales de vacaciones. Por lo tanto, a toda firma que decida apostar por la experiencia se le presenta una serie de desafíos en el área de recursos humanos. Para retener a sus empleados clave, debe instrumentar horarios flexibles y contratos personalizados.


La tendencia aún es lenta pero firme. Tal vez, uno de los mayores exponentes del nuevo fenómeno sea Alan Greenspan quien, recién orillando los ochenta años, anunció su paso al costado como todopoderoso pope de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Vivimos en una época en que los septuagenarios corren maratones. ¿Por qué no pueden seguir trabajando? Pero si aún no se convence, preste atención a este último ejemplo.
En su edición de junio de 2005, la prestigiosa revista Business Week cita el caso de la neoyorquina Emma Schulman, que trabaja 50 horas semanales en el área de servicios sociales. Su jefe tiembla al pensar en el día en que ella se retire: “Tendremos que contratar dos o tres personas para reemplazarla”. Nada mal para una mujer de 93 años.


*Manuel Sbdar es Director de Educación Ejecutiva de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella msbdar@utdt.edu

http://www.clarin.com/diario/2005/10/10/conexiones/t-01019814.htm

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Octubre 10, 2005 09:09 AM