INVESTIGACION DE LA REVISTA BRITANICA "NATURE"
Un estudio a nivel mundial señala que muchos profesionales que elaboran las guías para recomendar la prescripción de medicamentos reciben algún tipo de honorario. Dicen que eso atenta contra los pacientes.
Valeria Román.
vroman@clarin.com
Jueves | 20.10.2005
Las asociaciones de médicos se reúnen, debaten y difunden lineamientos generales sobre cuáles son los tratamientos adecuados para cada enfermo. Se supone que la selección de fármacos sólo está orientada a salvar a los pacientes. Y que deja de lado cualquier interés comercial. Sin embargo, un estudio realizado por la revista británica Nature revela que no hay imparcialidad en gran parte de los paneles que aconsejan fármacos.
Incluso, se dio a conocer que hay integrantes de los mismos paneles médicos que directamente tienen acciones en las empresas que producen los fármacos. Es decir, según la revista británica, los "investigadores y médicos que escriben las normas para prescribir fármacos tienen amplias conexiones financieras con la industria farmacéutica".
El estudio consistió en hacer un relevamiento de más de 200 lineamientos o guías de distintos países que fueron depositadas en una base de datos de los Estados Unidos (www.guidelines.gov) durante 2004. De todas esas guías, se dejaron de lado las que no indicaban medicamentos y se detectó que 125 no incluyeron detalles con las declaraciones de los conflictos de intereses.
Un tercio de los autores de las guías (685 en total) declararon vínculos financieros con importantes empresas farmacéuticas. Así, el 70 por ciento de los paneles que hicieron las guías estaban afectados por algún tipo de conflicto de intereses que podría llegar a sesgar las recomendaciones finales para los pacientes.
En el total de guías analizadas, sólo 31 quedaron afuera de la influencia de la industria farmacéutica, que gasta tan sólo en los Estados Unidos más de 11 millones de dólares anuales en actividades de promoción y marketing para dirigir la opinión de los médicos.
Algunos expertos consideran que los resultados del relevamiento son más "preocupantes" que los conflictos de intereses que pueden estar en los ensayos clínicos con nuevas drogas y en las revisiones porque las guías poseen un efecto directo sobre las recetas que dan los médicos.
"Las guías se escriben específicamente para influenciar la práctica de muchos médicos", dijo Niteesh Choudhry, experto en política sanitaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. "Los efectos de los conflictos pueden ser traducidos muchas veces más a los pacientes", agregó.
En el estudio de Nature, se encontró que la mitad de los autores que reconocieron tener algún conflicto de intereses habían aceptado alguna posición de consultoría en la industria farmacéutica. Más de un tercio de los paneles habían incluido a miembros que dictaron seminarios en representación de alguna empresa farmacéutica importante. El vínculo en algunos casos fue aun mayor: 16 autores que habían colaborado en la escritura de las guías poseían también acciones en alguna empresa.
"Los números en el estudio son preocupantes —afirmó Drummond Rennie, prosecretario de Journal of the American Medical Association" y defensor de que los lineamientos estén libres de la influencia médica. "Los auspicios de la industria farmacéutica perciben a los comités que publican lineamientos como los lugares perfectos para ejercer influencia. La práctica escandaliza".
Algunos también señalan que no siempre se admiten los conflictos de intereses. Por ejemplo, una organización no gubernamental, el Centro de Ciencia en el interés público, con sede en Washington DC., Estados Unidos, halló que la guía que fue publicada el año pasado para tratar la hipertensión sólo declaró un conflicto, cuando en realidad eran cuatro los especialistas que tenían alguna relación con un laboratorio.
Consultado por Clarín, el presidente honorario de la Asociación Argentina de Bioética, Pedro Hooft, afirmó: "Si el relevamiento de Nature es serio y correcto, está demostrando que las personas que hacen las guías de tratamiento están siendo juez y parte interesada en las recomendaciones que se emiten. Sería importante que se fortalezcan los paneles realmente independientes y que se conserve un alto rigor científico".
Exigir más transparencia
Oscar Angel Spinelli
ospinelli@clarin.com
Richard Smith, editor del British Medical Journal durante 25 años, denunció hace poco que las revistas médicas eran una extensión de la política de marketing de los laboratorios. El eje fundamental de la relación era, según Smith, la publicación de dudosos ensayos para imponer determinados fármacos. Cuestiones de esta índole no suelen impresionar a la opinión pública. Hasta que saltan a los grandes titulares de los medios de comunicación noticias como las decenas de muertes producidas por un anticolesterol en Alemania o los centenares de infartos fatales en EE.UU. por un antiinflamatorio. Queda claro que a las farmacéuticas se les debe exigir mayor transparencia y que los organismos de control están fallando.
"Un tema de preocupación"
"Los conflictos de intereses en la medicina se han vuelto un tema de preocupación durante estos últimos cinco años", reconoció el presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica, Miguel Angel Escudero. "En nuestra asociación —agregó—, desde diciembre de 2004 hemos realizado un cambio en la dinámica de la toma de recomendaciones".
Esa asociación inauguró un programa de consensos sobre enfermedades oncológicas que excluye a médicos que colaboren con laboratorios o que sean auditores de obras sociales. "Los asesores pueden influir en la recomendación de fármacos nuevos y los auditores pueden influir en que sólo se receten fármacos muy baratos".
En tanto, José Luis Barisani dijo que la cuestión no está reglada explícitamente en la Sociedad Argentina de Cardiología. Sin embargo, cuando se hicieron los últimos 20 consensos, "se excluyó a especialistas que tenían conflictos de intereses".