Parte del elenco de la obra Bienvenido Sr. Mayer, de la que participan abuelos actores
Congreso Iberoamericano de Psicogerontología
Estudiar y establecer nuevos vínculos colaboran con la salud en esa etapa de la vida
La Nación Ciencia/Salud
Sábado 5 de Noviembre de 2005
"Todos los dolores del cuerpo desaparecen cada vez que me subo al escenario, y cuando la memoria se empeña en recordarme que ya no tengo 20 años, la experiencia es una perfecta aliada de la improvisación", confiesa con gran sentido del humor Sammy Lerner, un actor profesional de 81 años, que además de conformar el prestigioso elenco de Bienvenido Sr. Mayer, la obra que actualmente se presenta todos los sábados en el teatro IFT, también es "contador, abuelo y un experto en relaciones públicas", según su propia definición.
Mantenerse activos, estudiar nuevas disciplinas, generar vínculos sociales con pares, ampliar conocimientos y desarrollar distintas habilidades son factores clave para optimizar el proceso de adaptación a la vejez.
"Hay que desterrar definitivamente todos los prejuicios sociales que existen alrededor de esta etapa de la vida, donde la vejez es sinónimo de enfermedad -enfatizó la licenciada Olga Vega durante una de las conferencias del Primer Congreso Iberoamericano de Psicogerontología, que se realiza en la Universidad Maimónides-. El adulto mayor no sólo es un sujeto activo, sino interactivo, con la misma necesidad de crecimiento personal que cualquier persona experimenta en otros ciclos de la vida."
Según un estudio dirigido por el licenciado José Yuni, investigador del Conicet, realizado en 10 universidades de todo el país y que incluyó a más de 1500 alumnos, de entre 50 y 86 años, "el 85% de los estudiantes entrevistados manifestó haber descubierto nuevas posibilidades de aprender. Un 76% descubrió que le interesaban temas por los que antes no sentía ninguna inquietud; un 80% confesó que se sentía con más vitalidad y ganas de vivir; un 79% admitió tener una imagen más positiva de su persona y un 76% reconoció mayor aceptación a los cambios propios de la edad -detalló el especialista-. Sin embargo, sólo un 50% admitió haber modificado los hábitos de alimentación y cuidados físicos, aun teniendo pleno conocimiento de los beneficios y riesgos que esto implica".
Con respecto al aprendizaje como promotor de la salud mental, el licenciado Juan Lirio, de la Universidad de Castilla La Mancha, España, comentó: "A diferencia de otras etapas, donde las metas que persiguen los alumnos se corresponden con logros tales como conseguir un buen empleo, promocionarse socialmente u obtener un título, en este momento tan especial del ser humano todas esas metas, probablemente, carezcan de sentido. Por eso aquí se produce un traspaso de lo que podemos denominar como utilidad social a otra más personal. Es decir, lo que el mayor aprende tiene que ser funcional para él, para su desarrollo como persona, o simplemente debe servirle para algo".
Pero resulta clave crear un clima positivo de aprendizaje. "El mayor no aprende si no se siente aceptado, tranquilo y sin temor a equivocarse. Hay que considerar que la atención no es la misma que en una persona joven, por eso estiman más la participación en grupo que los contenidos teóricos. Al mismo tiempo, por su experiencia y madurez, también son muy exigentes, por eso valoran a los profesores con un buen dominio de la materia y la comunicación."
Los cambios físicos, la jubilación, el nuevo rol dentro de la familia, la crisis del nido vacío, la aparición de ciertas enfermedades típicas de la edad y los cambios en el procesamiento de la información constituyen la realidad de este grupo, "y precisamente todas estas características nos empujan a desarrollar un tipo de educación diferente", concluyó el experto.
"Sólo en la ciudad de Buenos Aires hay más de 100.000 adultos mayores de 80 años, que tienen intereses diferentes del resto de la población. Y si tenemos en cuenta que en el nivel mundial la expectativa de vida es cada vez mayor, es un gran porcentaje de la población mundial", agregó la licenciada Graciela Zarebski, coordinadora académica de la Universidad Maimónides que promueve la licenciatura en gerontología, que tiene como fin conducir establecimientos de enseñanza y cuidado de los mayores.
"La carrera está concebida desde un enfoque integral de la salud mental, porque creemos que hay una distinción muy clara entre un envejecimiento normal y saludable y un envejecimiento patológico, principalmente en el nivel psicoemocional."
Para Zarebski, lo más importante es actuar en forma preventiva y con un equipo interdisciplinario, "de manera tal de no sólo intervenir en la salud mental de los mayores cuando las patologías ya están instaladas, sobre todo las depresiones".
Esa universidad, como parte de un programa de desarrollo integral, ofrece distintos talleres para los adultos mayores: (011) 4905-1100.
Abordaje terapéutico
Los grupos terapéuticos también forman parte del menú de herramientas para mejorar la calidad de vida de nuestros abuelos. "Generar lugares de encuentro para abordar todas las inquietudes y problemáticas que pueden surgir en esta etapa es una buena forma de acción -coincide la licenciada Alicia Díaz Farina, directora de la institución Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires (www.ppba.org.ar)-. Mediante terapias individuales, grupales o las distintas técnicas de estimulación, como la terapia ocupacional, los talleres de memoria o la musicoterapia."
Según Díaz Farina, "es común que muchos ancianos abandonen sus proyectos personales para vivir casi en forma exclusiva a través de la vida de otros; por eso, el contacto con pares fuera del ámbito familiar es muy importante. Además, hay que rescatar la mayor aceptación que hoy tiene la conformación de nuevas parejas en la tercera edad, algo que muchos años atrás estaba condenado por la sociedad y el entorno familiar inmediato".
Por Soledad Vallejos
De la Redacción de LA NACION
Aprendizaje, motor de la salud
Cuestión de tiempo
* El procesamiento de la información es más lento en los mayores que en las personas jóvenes. Si se elimina el factor tiempo, las diferencias correspondientes a la edad se nivelan.
Actividades grupales
* Los mayores prefieren las actividades en grupo, participativas. Por eso es conveniente evitar un excesivo material teórico. La repetición de conceptos es otro factor que colabora con el aprendizaje. Clima positivo
Clima positivo
* Resulta clave crear un ámbito distendido, flexible, que no genere una situación de evaluación constante. El adulto mayor no aprende si no se siente aceptado y sin temor a equivocarse.
Desarrollo personal
* Las metas suelen ser muy diferentes en esta etapa de la vida. No se estudia para obtener un mejor empleo o reconocimiento social. Lo que se aprende debe ser funcional o, simplemente, interesante.
http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=753631