El problema de la longevidad afecta a casi todo el mundo. En los países centrales, la estrategia que se perfila en lo laboral es simple: si la tercera edad va a ser más numerosa y también más larga, la gente tendrá que trabajar más años.
Revista Mercado
Miércoles 2 de Noviembre del 2005
Hablando ante la reciente reunión ministerial de los países de la OCDE celebrada en Bruselas, el ministro belga Bruno Tobback, dijo que “si no se hace algo, para 2050 habrá, en muchos países europeos, nada más que un trabajador activo por cada jubilado. Eso hará tambalear los sistemas de jubilación y pensión y, por ende, la prosperidad de las naciones afectadas”.
Es evidente que hoy la gente vive más y que ese simple hecho afecta la economía de aquellos países que aproximadamente desde mediados del siglo XX, implementaron el sistema estatal de jubilaciones de acuerdo con los postulados del Estado de Bienestar. Ejemplo: en 1970 el trabajador promedio francés podía pensar en recibir su jubilación durante 11 años; hoy, con el aumento de la expectativa, esa misma persona percibirá el dinero de su jubilación durante aproximadamente 21 años (diez más que hace treinta años). En Italia se acaba de aprobar una ley que va aumentando gradualmente la edad permitida para jubilarse, aunque no entrará en vigor hasta después de 2030.
Sobre este tema, de cualquier forma, hay grandes diferencias de enfoque que resultan de muchos factores: legislación nacional, riqueza nacional y grado de discriminación de la gente mayor. Los cálculos en países asiáticos como Japón y Corea señalan que para 2050 más de la tercera parte de la población tendrá más de 65 años. En Estados Unidos la gente trabaja hasta una edad más avanzada que en Europa. No están, por lo tanto, tan amenazados por el aumento irreversible de la carga de la población pasiva.
Los europeos sufren ahora las consecuencias de la gran generosidad de los planes de desempleo, discapacidad y retiro que implementaron en los años de la posguerra. Por eso ahora están embarcados en un proceso destinado a recortarlos. Según la OCDE, en algunos países las leyes tendientes a preservar empleo han contribuido a expulsar de sus trabajos a los empleados de más edad, porque los empleadores que no podían echar a los más jóvenes obligaban a retirarse a los más viejos. En la práctica, eso condujo a algunos miembros de esa edad desplazada a conseguir empleos con menor remuneración, a veces dentro de la misma compañía.
En Japón y Corea, los trabajadores entre 60 y 64 años de edad cobran dos terceras partes de lo que sus colegas de 45 a 49 años. En Europa, en cambio, la gente mantiene su empleo hasta los ’60, y con más sueldo que los jóvenes.
Con respecto al beneficio por desempleo de gente mayor, las tasas son bastante bajas en casi toda Europa, y en muchos países los que figuran como desempleados casi nunca encuentras trabajo. En Francia, Alemania e Italia, más de 60% de los desempleados entre 60 y 64 años llevan sin trabajo más de un año. A veces, por sistemas que facilitan la obtención de beneficios sin necesidad de buscar trabajo, pero ahora los países europeos han comenzado a cambiar esas leyes.
Muchos jóvenes en la actualidad sueñan con jubilarse a los cincuenta y pico de años, como lo hicieron sus padres en algunos países. Pero la realidad fiscal que afrontan los gobiernos está presionando para que cambien el sistema y mantenga a esa gente en situación activa durante más tiempo.
Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Noviembre 2, 2005 07:39 AM