Ejercicio físico y alimentación sana para evitar la pérdida
de memoria con el paso de los años
Estos hábitos saludables benefician a los enfermos con Alzheimer
y Parkinson.
Desde mi balcón: Alzheimer semana a semana
Boletín ALZHEIMER del Prof. José Manuel Martínez Lage
WA-JMML, 2003-2005 / Medicinainformacion.com
Pamplona, 15 de noviembre de 2005
Nada menos que 30.000 investigadores están reunidos estos días
en Washington D. C. en el magno congreso anual de la Society for
Neurosciences en el que se presentarán unos 17.000 trabajos.
Paso a comentar dos ellos que me parecen relevantes dentro de
los objetivos divulgativos y educativos de esta web.
Nunca es tarde para comenzar a moverse
Se ha comprobado en estudios con ratones (http://web.sfn.org/content/AboutSFN1/NewsReleases/am2005_diet.html)
que el ejercicio físico a lo largo de la vida fortalece y estimula
la memoria espacial. Este beneficio se logra incluso si tal
ejercicio se inicia en edades medias de la vida. Los animales
que no reciben estimulación cognitiva y que no realizan ejercicio
físico pierden memoria a medida que envejecen. Pero, si se les
obliga a realizar actividad física, esta pérdida de memoria no
ocurre. Además, esta investigación ha revelado cómo el ejercicio
mejora química y estructuralmente la función cerebral. En concreto,
la actividad física aumenta en el hipocampo una proteína llamada
BDNF que repara y mantiene los circuitos neurales.
Todo esto tiene importancia médica. Aproximadamente un 80% de las
personas mayores perdemos memoria a medida que envejecemos. Una
medida higiénica para contrarrestar este déficit es imponerse un
programa diario de gimnasia, paseo o suave carrera. Así que, un
estilo de vida sedentario es contraproducente para el cerebro y
acarrea pérdida de funciones cognitivas.
Según otro estudio dado a conocer en esta reunión, el ejercicio
físico también mejora los efectos nocivos que sobre la cognición
y el sistema cardiovascular tienen las apneas que pueden aparecer
durante el sueño nocturno. La actividad física reduce el estrés
oxidativo.
Ojo con lo qué y cuánto comemos
En una noticia publicada hace un par de años (ver Ojo Avizor de 3
de diciembre de 2003, Comer menos para prevenir el Alzheimer),
recomendaba una alimentación baja en calorías para vivir más años
y envejecer sin Alzheimer. La restricción calórica en la
alimentación supone reducir a un tercio la cantidad de comida
habitual diaria, es decir bajar de 3.500 a 1.200 calorías. Cuando
se alimenta con esta dieta hipocalórica a ratones transgénicos que
expresan un gen humano mutado que les causa Alzheimer, se comprueba
que el número de placas amiloideas en sus cerebros se reduce en un
55% en comparación con los mismos ratones transgénicos que son
alimentados sin tal restricción. Ahora, durante la reunión de
neurociencias de Washington, se ha dado un paso más en este sentido.
La restricción calórica, unida al ejercicio físico, puede mejorar
los síntomas tanto del Alzheimer como del Parkinson. Un efecto
importante de tal restricción es la disminución de la acumulación
de amiloide cerebral.
Otra recomendación que se hace es consumir frecuentemente en la
alimentación ajo, curry, fresas, frambuesas, moras y cacahuetes.
Los cacahuetes son ricos en selenio, magnesio, calcio, ácidos
grasos poli insaturados y vitamina E. En particular, las almendras
contienen sustancias que inhiben la acetilcolinesterasa y aumentan
la acetilcolina cerebral al mismo tiempo que reducen el depósito
de amiloide cerebral.
En resumen, hay que ponerse las pilas y hacer el esfuerzo de
realizar ejercicio físico frecuente, eliminar los ácidos grasos
saturados de la alimentación, no comer demasiado y seleccionar los
ingredientes de la dieta.
http://www.medicinainformacion.com/dmb_151105.htm#prevencion