El hábito de fumar es responsable del 21% de todas las muertes. Pero también inciden el consumo de alcohol, el sexo inseguro, la obesidad, comer pocas frutas y verduras y la falta de actividad física.
James Meikle. THE GUARDIAN. ESPECIAL
Clarín
Sábado | 19.11.2005
Según un estudio publicado ayer, más de un tercio de las muertes por cáncer en todo el mundo tienen causas que pueden prevenirse, y que podrían abordarse modificando la conducta de la gente y su medio ambiente.
Es bien sabido el impacto del cigarrillo en varios tipos de cáncer, pero el consumo de alcohol, el sexo no seguro, un bajo consumo de frutas y verduras, la obesidad, la falta de ejercicio, las inyecciones contaminadas y el humo de los combustibles en lugares cerrados son también riesgos que podrían reducirse.
Majid Ezzati, de la Facultad de Salud Pública de Harvard, en Boston, y sus colegas, sugieren en "The Lancet" que si nos ocupáramos más de nuestra salud se podría prevenir "un porcentaje significativo" de las 7 millones de muertes por cáncer que tienen lugar todos los años. Ello además sería más efectivo para reducir la mortalidad que los controles y los tratamientos cada vez mejores.
El hábito de fumar es un factor que incide en el 21% de todas las muertes por cáncer, en los hombres en especial, mientras que el consumo de alcohol y una ingesta pobre de frutas y verduras tienen que ver con el 5% de ellas.
La transmisión sexual por el virus del papiloma humano es un factor destacado en la incidencia de cáncer de útero en los países de ingresos bajos y medianos, en especial, cuando los controles son demasiado limitados, a pesar de que en este último caso hay esperanzas de que haya pronto una vacuna.
Los investigadores sostienen que el cigarrillo está vinculado con las muertes por cáncer de pulmón, bronquios y tráquea, además de con el cáncer de boca y esófago.
De todos modos, estos dos últimos tipos de cáncer están vinculados también al consumo de alcohol. Y basan sus cifras en una revisión de estudios publicados, informes oficiales y bases de datos internacionales, así como en un análisis revisado de información básica.
Lo que no incluyeron fue otros importantes factores, como el riesgo laboral, la exposición a la luz ultravioleta y el hecho de ser fumador pasivo.
Paralelamente, Karol Sikora del Imperial College y el hospital Hammersmith de Londres, vaticinó que dentro de 20 años "vamos a estar hablando de controlar al cáncer en el largo plazo, no de erradicarlo pero sí de convertirlo en algo similar a la diabetes".
El avance de la tecnología permitió que aparecieran tratamientos cada vez más personalizados. Los progresos en los equipos de diagnóstico permitieron por ejemplo tomar imágenes cada vez mejores de la ubicación de los tumores, de modo de direccionar la radioterapia de forma más efectiva.
Sikora aclaró de todos modos que "no vamos a erradicar al cáncer en los próximos 25 a 50 años. Eso no es posible. Aun si todo el mundo dejara de fumar mañana, todavía habría cáncer en 2025".
Lo que sí admitió es que dentro de una década ya podríamos contar con un análisis de sangre que permitirá anticipar el riesgo de una persona a contraer cáncer.
"Esto servirá para motivar a la gente a introducir cambios en su su estilo de vida", señaló Sikora durante una conferencia de prensa organizada por la organización de beneficencia Canceractive.
Mike Richard, experto en cáncer del gobierno británico, recordó que la incidencia del cáncer en el Reino Unido continúa aumentando porque la población envejece. "Una de cada cuatro personas muere hoy de cáncer y esta tendencia continuará durante algún tiempo. Si analizamos los porcentajes de muerte por cáncer vemos que están bajando, pero no con la suficiente velocidad", indicó Richard.
Los especialistas recuerdan que los alimentos que ayudan a reducir el riesgo de contraer cáncer son el brócoli, la espinaca, las almendras, las manzanas, las naranjas y el ajo.
Esto se debe a que las frutas y verduras contienen muchos antioxidantes, sustancias químicas que eliminan los radicales libres. Estos pueden llegar a dañar células, matándolas o dañando el ADN y haciendo que una célula se vuelva cancerígena.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti