El cuarto de baño es el lugar de la casa en donde más accidentes sufren los mayores, y los fármacos son el principal factor de riesgo
Un estudio analiza las consecuencias físicas, psíquicas y sociales que tiene una caída en la población mayor.
websalud.com
· Redacción - 25/11/2005
¿Qué consecuencias físicas, psíquicas y sociales tiene una caída en la población mayor? Es lo que ha tratado de analizar un estudio presentado en el Congreso de la Semfyc. Los resultados no dejan lugar a dudas. Un 10% de los mayores que sufre una caída y vive solo tarda entre 10 minutos y una hora en poder levantarse. Tras el accidente, el 20% teme volver a salir si no es acompañado. Sólo un tercio, sin embargo, contacta con el sistema sanitario. Es tarea del médico realizar una búsqueda activa y preguntar a los pacientes expresamente por estos problemas.
Al paciente mayor se le considera un anciano frágil a partir de los 75 u 80 años. Es a partir de esa edad cuando se incrementa el riesgo de discapacidad y requiere una atención especial. En esta población, las caídas tienen importantes consecuencias físicas, psíquicas y sociales. Un 10% de los mayores que sufre una caída y vive solo tarda entre 10 minutos y una hora en poder levantarse. Tras el accidente, el 20% teme volver a salir si no es acompañado. Un 11% deja de salir solo. Estos datos pertenecen a un estudio realizado con 360 mayores de 70 años y presentado en el XXV Congreso de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).
El trabajo concluye que sólo un tercio de los mayores que se caen contacta con el sistema sanitario. Para la doctora Pilar Regato, coordinadora del Grupo de Atención al Mayor de semFYC, “en muchos casos, cuando el anciano acude a la consulta ya ha pasado tiempo desde que sufrió la caída y no la cuentan”.
Por este motivo, es muy importante que los profesionales lleven a cabo una búsqueda activa y que cuando realicen la valoración geriátrica integral pregunten expresamente al paciente sobre estos problemas. La depresión, la inquietud, la incontinencia urinaria, el estreñimiento, la diarrea o la pérdida de memoria son otros de los ‘síntomas’ a los que el médico deberá prestar atención.
El mayor indicador, sin embargo, es el propio número de caídas. Sufrir más de 2 en un mismo año supone tener un alto riesgo de que este accidente se repita. Las posibilidades aumentan cuando se levantan para ir al cuarto de baño, el sitio de la casa donde más percances se producen. De ahí la necesidad de adaptar la vivienda: poner barras a los lados del WC, cambiar la bañera por un plato de ducha, etc. Otro recurso muy útil es la teleasistencia, un sistema de vigilancia y seguridad muy eficaz”.
Los medicamentos, un factor de riesgo
En cuanto a los motivos, el consumo de medicamentos, sobre todo sedantes, es uno de los principales factores que contribuye a disminuir la capacidad funcional y cognitiva y eleva el riesgo de sufrir una caída. Prevenirlo es una de las prioridades del médico de familia, ya que las consecuencias de una caída son enormes, tanto en términos de dependencia (síndrome post caída) como de morbilidad y económicas (fracturas de cadera).
Además de los medicamentos, los problemas auditivos y sensoriales, factores ambientales como las barreras arquitectónicas, alfombras o suelos deslizantes también pueden contribuir a incrementar el riesgo de caídas.
Regato subraya la conveniencia de revisar periódicamente y de forma sistemática todos los medicamentos que consume una persona mayor y conocer dónde viven para saber qué barreras hay dentro de la casa y qué ayudas se pueden poner en sus domicilios para evitar las caídas. En el caso de la demencia hay que detectarlo lo antes posible para trabajar con la familia y los cuidadores y así organizar conjuntamente los recursos que van a ser necesarios a lo largo del proceso de dicha enfermedad.