Gerontologia - Universidad Maimónides

Diciembre 03, 2005

¿Sigue vigente el juramento hipocrático?

En el Día del Médico

Cinco reflexiones sobre la profesión

La Nacion Salud
Sábado 3 de diciembre de 2005

Rondaba el año 400 antes de Cristo cuando Hipócrates inauguró la columna vertebral de la ética médica con su histórico mandato: "No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos".

Dos mil cuatrocientos años más tarde y en esta Argentina tan distante de aquella Grecia precientífica, ¿tiene vigencia el juramento hipocrático? Con miradas y experiencias muy distintas, cinco médicos bucean en su trayectoria y miden distancia entre su práctica cotidiana y los valores que la sostienen a partir del mismo tronco original.

"De la época de Hipócrates a hoy cambió la sociedad y no sólo la medicina -reflexiona Carlos Gresta, médico de planta del Servicio de Obstetricia del hospital Pirovano-. El médico tiene que sobrevivir con los aranceles que le fijan otros, está obligado a saltar de uno a otro de sus múltiples trabajos y en el ámbito hospitalario está sobrepasado porque con menos recursos humanos y materiales tiene que enfrentar una demanda multiplicada por los pacientes que antes se atendían en el medio privado, y ya no pueden hacerlo. Además, pesa sobre él un creciente desprestigio social sobre el que se construyó la industria de la mala praxis: en la puerta del hospital hay representantes de estudios de abogados esperando para captar algún paciente disconforme con la atención recibida."

Pero Gresta se repone del mal tiempo nacional y propone compensarlo con buena cara: "Hay cosas que no te la dan la Facultad ni el sistema, sino la calidad humana: no es mucho lo que puedo hacer contra el arancelamiento hospitalario o el comité de crisis que recorta los gastos, pero puedo ofrecer mi mejor atención a cada paciente".

La doctora María Teresa Carnuccio, cardióloga y médica de guardia de la Unidad Coronaria del hospital Fernández, rescata dentro del sistema hospitalario "el trabajo de los médicos que día a día se desempeñan en centros médicos públicos, donde no siempre son remunerados o donde esperan nombramientos por años, lo que hace que trabajen gratuitamente. En donde no se pregunta si el paciente tiene o no dinero para enfrentar un tratamiento o si tiene obra social. No importando si el médico ha descansado, comido o si se siente bien. El médico en este ámbito forma parte de la contención del núcleo familiar ante situaciones muy dolorosas como es la enfermedad de un ser querido cuando la sociedad o el sistema lo han dejado de lado, estableciendo con ellos una relación muy particular".

La relación que construye junto con sus pacientes es el valor que rescata de su práctica clínica Claudia Alonzo, médica de cabecera del Hospital Italiano. Aunque asegura que los preceptos hipocráticos están vigentes en la mayoría de los médicos, cree que no son letra muerta y alcanzaron una versión actual mejorada gracias al compromiso personal de cada profesional y al rol protagónico que asumieron los pacientes.

"En el mundo griego las relaciones de poder estaban muy marcadas y el médico era visto como un ser omnipotente. Hoy, los pacientes buscan una relación más igualitaria y no reciben pasivamente las indicaciones del médico: no les alcanza aquello de deje de fumar porque se lo digo yo y exigen respuestas y explicaciones. Está en el médico la capacidad de adaptarse y situarse en el lugar de un ser humano con virtudes y defectos, que integra una relación dinámica con el paciente."

Alonso apuesta a una práctica ética y comprometida de la que cosecha múltiples satisfacciones cotidianas. A este compromiso con el paciente se suma Juan Carlos Parodi, profesor de cirugía y radiología en la Universidad de Washington, Estados Unidos, y jefe de angiología y terapéutica de enfermedades vasculares de Fleni, que sintetiza la piedra filosofal de la medicina en el esfuerzo y una sabiduría que incluye la aceptación de las limitaciones.

"Un principio ético importantísimo es la capacitación médica, los médicos deben dominar su especialidad. Se puede ser buena persona y pésimo médico", distingue este especialista, que también discrimina la paja del trigo al reconocer "la corrupción reinante en la medicina argentina, que es conocida por todos los médicos, pero no es excusa para tratar mal a los pacientes.

"Quizá no se pueda pedir héroes en la lucha anticorrupción, pero sí exigir conductas éticas con los pacientes", define Parodi y alienta con un retrato hipocrático del ser médico nacional: "La mayoría de los médicos argentinos tienen conductas éticas y siguen siendo buenos y eficaces profesionales a pesar de estar mal pagos. La Argentina tiene aún una gran reserva moral".

Reserva a la que apela Flavia Gorraiz, médica clínica y cardióloga, que decidió no hacerse "cómplice de la socialización exclusiva de la medicina", eligiendo trabajar en un espacio paralelo a la profesión en tanto atiende gratuitamente a los pacientes que sabe no están en condiciones de reconocerle honorarios.

Un homenaje a todos ellos.

Por Tesy De Biase

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Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Diciembre 3, 2005 09:17 AM