La aplicación de las nuevas tecnologías a la geriatría ha dado lugar a la telegerontología, que permite que el anciano disfrute de su hogar sin sentirse desprotegido.
Álex Sanjurjo.
A Coruña
La Opinión de A Coruña
SÁBADO 24 DICIEMBRE 2005
"Los mayores tendrán una asistencia a domicilio más eficaz, práctica y económica". Esta es la idea que trasmitieron los desarrolladores del proyecto de telegerontología presentado ayer en el Centro de Estancias Diurnas de A Milagrosa, en A Coruña. El término telegerontología fue acuñado hace cinco años por José Carlos Millán Calenti, cuando se propuso la incorporación de la informática y las telecomunicaciones al servicio de atención geriátrica. Como resultado, los mayores podrán disponer en sus domicilios de un sistema que les permite intercomunicarse con un centro geriátrico en tiempo real y por videoconferencia.
El nivel de desarrollo actual de la telegerontología permite una serie de funciones que mejoran el apoyo domiciliario a las personas mayores. Entre ellas, destaca la posibilidad de retransmitir por medio de videoconferencia sesiones de rehabilitación que el anciano puede seguir desde su hogar. Por este mismo método, el usuario podrá realizar consultas en directo con médicos, logopedas y demás personal del centro gerontológico y participar en actividades interactivas a través de su propio televisor que le ayuden a ejercitar sus capacidades cognitivas. Según las estimaciones del coordinador del proyecto de telegerontología, el coste medio mensual de este servicio rondaría los 38 euros. El gasto en este servicio es ligeramente superior al de la teleasistencia actual, que supone unos 30 euros al mes, pero es infinitamente inferior al de un centro de atención de día (unos 500 euros al mes ) o al de una residencia (1.200 euros), según explicó Millán Calenti. Otra de las características de este nuevo recurso es que debe integrar a los familiares y cuidadores del anciano, de forma que participen en su mantenimiento.
Millán presentó en 2000 su proyecto en el Cesga, el Centro de Supercomputación de Galicia. Según explicó Javier García Tobío, director del Cesga, en el centro de Santiago acogieron con los brazos abiertos este proyecto. Este punto establece el inicio de la telegerontología. A partir de aquí, la teleasistencia clásica sufre una continua evolución, apoyada en los grandes avances de las tecnologías de la información y las comunicaciones, que culmina con la presentación de este proyecto pionero en España y desarrollado íntegramente en Galicia.
La primera fase del desarrollo de la telegerontología transcurrió durante los años 2001 y 2002. Denominado Ágora Senior, este primer paso consistió en el análisis de las características de un portal web para los mayores y su entorno; es decir, la búsqueda de un programa informático de uso cómodo e intuitivo para los mayores, que no precisase de un complejo aprendizaje. Los encargados de sentar las bases de esta primera etapa fueron la Universidade de A Coruña, el Cesga y la empresa Interarte.
El desarrollo de un portal para los mayores con algún tipo de discapacidad física, visual o auditiva fue el campo de trabajo de la segunda parte del proyecto, denominada Software Senior. Esta etapa se prolongó desde 2002 a 2004 y en ella participaron la Universidade coruñesa y el Cesga.
Estas dos entidades comenzaron, en 2004, el desarrollo del programa Discognitios, una herramienta de teleestimulación cognitiva. En otras palabras, se buscó un dispositivo gracias al cual las personas aquejadas de algún tipo de pérdida de memoria o capacidades mentales pudieran ejercitar su mente para suavizar este proceso de deterioro cognitivo.
La empresa de telecomunicaciones Televés, ubicada en Santiago, se incorpora en el proyecto en 2005. Su cometido fue la creación del aparato del que dispondrían los mayores en sus domicilios y a través del cual se pudieran ejecutar las aplicaciones de la telegerontología. Además de la empresa santiaguesa, en esta fase del proyecto denominada Folstein, intervinieron la Universidade de Vigo, la de A Coruña y el Cesga.
El resultado de esta etapa es la creación de la llamada pasarela residencial, la pieza central del sistema de atención telegerontológica. Se trata de un aparato que se se conecta al televisor y a la línea telefónica y que se encarga de gestionar todas las aplicaciones. El anciano o su cuidador manejan la pasarela gracias al geropad, un sencillo mando que hace las funciones de un ratón de ordenador convencional. Por último, el usuario dispondrá de una pulsera o dispositivo móvil que le permita alertar al centro gerontológico cuando sufra un problema de salud y no se encuentre en su hogar. Este mecanismo es similar a los que se utilizan hoy en día en teleasistencia, aunque posee un dispositivo que lo desconecta automáticamente al entrar en casa para que el usuario utilice la pasarela residencial. Este dispositivo de localización y telealarma ha sido desarrollado por la Universidade de Vigo.
El proyecto de telegerontología aún se haya se haya en fase de desarrollo y cuenta con posibilidades que aún no han sido explotadas. Una de ellas es la incorporación de dispositivos biomédicos en la pasarela residencial, con lo que se podrán evaluar a través de Internet las constantes del paciente, como por ejemplo una toma de
tensión arterial.
Los desarrolladores del proyecto también estudian la incorporación de funciones domóticas a los dispositivos telegerontológicos. Esto permitirá que el anciano, su cuidador o el propio centro de atención podrán cerrar el gas, el agua o las luces a distancia con sólo pulsar un botón.
Por último, existe la posibilidad de mejorar el servicio de localización mediante la incorporación de un dispositivo GPS a la pulsera de alarma de los usuarios, gracias a lo que será mucho más fácil encontrar a un anciano que se haya perdido.
Después de la presentación del proyecto, los desarrolladores realizaron una demostración de las funciones de los nuevos aparatos. Se simularon con éxito una sesión de rehabilitación a distancia y unos ejercicios de estimulación cognitiva, aunque la asistencia a distancia presentaba algún inconveniente provocado por la falta de experiencia de una usuaria, pero nada que no se pueda solucionar con un poco de entrenamiento.