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Marzo 29, 2004
Entrevista con Berta Braslavsky

Berta.JPG"Tan grave como el analfabetismo es leer y no comprender los textos"

La prestigiosa pedagoga, de 90 años, advierte sobre un fenómeno que preocupa cada vez más
* La especialista será incorporada en breve a la Academia de la Educación
* Aconseja a los padres leerles a diario a los chicos para inculcarles el hábito de la lectura

Publicado en La Nación - 29/03/2004

"La alfabetización es un proceso que se inicia antes de la escuela. Los niños comienzan a relacionarse con la lengua escrita casi al mismo tiempo que con la lengua hablada. El secreto es hacer de la lectura y la escritura un hecho cotidiano."

A los 90 años, la educadora Berta Braslavsky, una de las principales voces de nuestro país en materia de pedagogía, tiene aún mucho por enseñar. El 12 de abril próximo, en reconocimiento de su trayectoria, será incorporada a la Academia Nacional de Educación. Y, prueba de que está en plena actividad, acaba de publicar el libro "¿Primeras letras o primeras lecturas? Una introducción a la alfabetización temprana", editado por el Fondo de Cultura Económica.

Pero eso no es todo: tiene en preparación otro libro en el que dará orientaciones generales a los maestros para fortalecer el hábito de la lectura en los niños.

En una entrevista con LA NACION, reflexionó sobre las dificultades que se perciben en la comprensión de la lectura, un "fenómeno nuevo que empieza a preocupar tanto como el analfabetismo", advierte Braslavsky.

"Uno de los primeros consejos es leerles todos los días a los chicos, pero de manera interactiva, haciéndoles comentarios", recomienda, convencida de las ventajas que produce incentivar la lectura desde temprano.
Los padres pueden, también, estimular al chico a que dibuje y escriba, sin necesidad de que se pongan a enseñarle letras.

"Es bueno que en la escuela los chicos vean escribir al maestro", agrega Braslavsky, al comentar que miles de ocasiones se presentan en la vida diaria para que el chico se acerque a la lectura y a la escritura. Un ejemplo, explicó, son las recetas de comida que prepara la mamá en la cocina y las instrucciones de los juegos que muchas veces reciben como regalos.

-¿Qué responsabilidad tiene la familia en las dificultades de los chicos para comprender lo que leen?

-Cuando los padres no adquieren el hábito de leer, hay un ambiente de menor incitación a la lectura. En cambio, si los padres leen y hay bibliotecas, el niño está manipulando libros desde el primer año de su vida. El problema no es sólo en los sectores sociales más postergados. En muchas familias de clase media también hay problemas, sobre todo por la competencia con los medios audiovisuales. Toda lectura que los padres hagan con los chicos, estimulándolos y haciéndoles comentarios, contribuye a afianzar el hábito de lectura. Pero debe haber una atención racional del tema, porque los padres exigentes que hacen de este problema un mundo generan otro tipo de problemas.

-¿Cómo gravitan esos problemas en el alumno?

-Estamos viendo los resultados de las pruebas de evaluación y en los exámenes a la universidad: lo más notorio son las dificultades que tienen los jóvenes para comprender. Siempre nos hemos planteado en el mundo el problema del analfabetismo, que todavía sigue. Pero ahora hay otro problema: muchos aprenden a leer, pero no comprenden lo que leen.

-¿Qué responsabilidades y herramientas tienen los docentes?

-Hay una responsabilidad muy grande de la docencia, en general. Es un problema de políticas. Se suele decir que los políticos no tienen que intervenir en la pedagogía, pero... Los profesores que preparan a los futuros docentes de primaria son egresados de las carreras de lengua, donde no hay mucho trabajo sobre el tema de la enseñanza y de la enseñanza de la comprensión.

-¿Influyen las corrientes pedagógicas?

-En las últimas décadas se ha puesto mucho el acento en la creatividad. Hasta hace cinco o diez años el concepto de enseñanza se había transformado casi en un concepto obsceno: no se podía hablar de enseñar, porque la idea de enseñar era la de imponer. El maestro era el opresor y el alumno, el oprimido. En nombre de la libertad del alumno, de dejarle construir su propio mensaje, se puso tanto el acento en el aprendizaje que se disminuyó la importancia de la enseñanza. Ahora, afortunadamente se está volviendo sobre esos pasos. Pero todavía, por desgracia, en algunos casos está presente.

-¿Para los maestros es un desafío nuevo encontrarse con chicos que ya saben leer?

-Ese chico que ya sabe leer, seguramente con limitaciones, puede servirle de ayuda con los otros. El proceso de enseñanza es un acto de cooperación entre el maestro y el chico. Es como un andamio, para que el chico construya. El chico construye, pero no construye solo. Si lo dejamos construir solo, imagínese lo que le puede ocurrir. Desde que nace, el adulto lo ayuda. El niño habla el idioma de la madre porque es la madre la que le habló. No habla cualquier idioma ni viene con un idioma prefijado. Hay que ir acompañándolo y anticipándose, y después dejarlo solo, darle autonomía.

Por Mariano de Vedia
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/04/03/29/dq_587128.asp

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Marzo 29, 2004 11:20 PM
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