Seis de los 15 socios de la actual Unión Europea afrontan déficit excesivos, a semanas de que el grupo absorba diez economías de menor desarrollo. Esto genera presiones ortodoxas para rebajar jubilaciones y otros gastos sociales.
Revista Mercado
6 de abril de 2004
Sin duda, el caso más difícil es Italia, cuyo gobierno de derechas afronta cada vez más problemas sociopolíticos, económicos y hasta judiciales. Según los técnicos de la Comisión Europea, en efecto Roma ha desbordado el 3% del producto bruto interno, techo para déficit fiscal impuesto por el “pacto de estabilidad” (1994).
Pero el informe que la CE presentará mañana, miércoles 7, también les pondrá malas notas a Francia, Alemania, Holanda, Grecia y un miembro ajeno a la Eurozona, Gran Bretaña. En igual fecha, la CE debe examinar el documento y producir su propio dictamen, el último antes de que la Unión Europea pase de quince a 25 socios.
La situación es delicada, pues los ingresantes son economías bastante más deficitarias –excepto quizá República Checa y Hungría-, amén de menos desarrolladas. Esta mezcla de factores demolió el lunes al euro, que caía de US$ 1,2305 a 1,2015 (-2,35%).
Los desajustes fiscales, especialmente en Alemania e Italia, empiezan a esgrimirse –en medios como Financial Times, The Economist, Wall Street Journal o Frankfurter Allgemeine Zeitung- para promover rebajas de salarios, jubilaciones y pensiones. Esto explica la ola de manifestaciones masivas, en algunos países de la UE, contra proyectos orientados a reducir gastos sociales.
Una muestra extrema del pensamiento pro mercado es la columna del germano Almut Schönfeld, publicada estos días en medios financieros. El analista exige rebajar las jubilaciones de docentes, en un país clásico por su calidad de enseñanza. Schönfeld se escandaliza porque un profesor terciario goza de estabilidad y percibe hasta € 360 extras por mes si mantiene esposa y dos hijos.
Pero nada se dice sobre remuneraciones anuales entre € 35 y 80 millones para ejecutivos bancarios –aunque sus instituciones estén al borde del desastre o en venta, como Deutsche Bank- y de otras actividades. Similar actitud trasuntan columnistas norteamericanos, que “piden más rebajas tributarias a sectores de altos ingresos y aplauden remuneraciones ejecutivas superiores a US$ 50 millones por año o despidos como forma de recortar costos”.
Esto lo recordaba el megafinancista Warren Buffett, nada sospechoso de socialdemócrata, a cuyo criterio “no hay CEO que valga más de un millón mensual, salvo la ínfima minoría que innova o forja empresas”.
Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Abril 6, 2004 05:38 PM