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Mayo 17, 2004
El status social influiría más que el dinero en la salud, según una teoría

status_social.JPGLa hipótesis inspira cientos de estudios
* Para algunos investigadores, es el estrés de encontrarse en los rangos más bajos de la jerarquía social lo que predispone más a las enfermedades
* Pero otros no están de acuerdo
Henry Fonda y Katharine Hepburn, dos longevos ganadores del Oscar
Foto: Archivo La Nación

La Nación
Lunes 17 de Mayo de 2004

NUEVA YORK (The New York Times).- Si uno quiere hacerse una idea de cómo el status social afecta la salud, basta con que dé un paseo en el subterráneo de Washington. Tiene que empezar en el deteriorado sudeste de la ciudad. Por cada milla que viaje hacia el condado de Montgomery, en Maryland, la expectativa de vida aumenta alrededor de un año y medio. Para cuando baje, dice sir Michael Marmot, epidemiólogo británico que estudió la relación entre status social y salud, usted encontrará "una diferencia de veinte años entre las personas de raza negra que viven en un extremo del viaje y los blancos pudientes que viven en el otro".

La noción de que el status determina en gran parte qué tan saludable se será es uno de los temas candentes de la investigación en salud pública. Sin embargo, darse cuenta de que el status es importante es una cosa y determinar por qué, otra. Y las respuestas son controvertidas.

Después de todo, ¿por qué -como escribe Marmot en "The Status Syndrome: How Social Standing Affects Our Health and Longevity" (Times Books)- las personas educadas y con empleo estable tienen más riesgo de morir que las que tienen algo más de educación y empleos de un status algo más alto? La respuesta, dice el científico desde Londres, reside en los efectos psicológicos de la desigualdad. "Su posición en la jerarquía se relaciona con cuánto control usted tiene sobre su vida". Esos sentimientos, afirman él y otros, afectan profundamente la salud.

Lo que dio respaldo a las teorías de que existe un vínculo entre el status y la salud son los estudios Whitehall, proyectos de largo plazo que analizaron la salud de miles de empleados públicos británicos desde 1967. Al parecer, no es en el abismo entre "los que tienen" y "los que no" donde uno podría encontrar la evidencia más sólida para el "síndrome del status", sino entre "los que tienen mucho" y "los que tienen más".

Todos los empleados públicos tienen trabajo, cuidado de su salud y alta seguridad laboral, pero están drásticamente separados en categorías de acuerdo con su rango.

Lo que descubrieron los investigadores es que aquellos que tenían los puestos más bajos tenían tres veces más riesgo de morir a cualquier edad que los que estaban en los puestos más altos. Una explicación podría ser que las personas de las categorías más bajas tienen peores hábitos de vida -como tabaquismo, sedentarismo, mala alimentación-. Pero los investigadores que analizaron más en detalle los datos relacionados con las cardiopatías concluyeron que ese factor de riesgo sólo determinaba un tercio de las diferencias entre aquellos que estaban al tope o al final de la jerarquía. "Un fumador empleado en las categorías más bajas tiene más riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca que el que está en los escalafones más altos -escribe Marmot-; un no fumador de bajo escalafón tiene más riesgo que un no fumador de alto rango."

Por supuesto, estar en la cumbre puede ser muy estresante si la jerarquía es inestable. Como mostró Robert Sapolsky, profesor de biología y neurología de la Universidad de Stanford, en su notable trabajo sobre primates, los monos dominantes tienen muchas menos enfermedades relacionadas con el estrés -a menos que tengan que pelear para mantener su puesto como líderes del grupo-. En ese caso, tienen la peor fisiología. Como afirma Sapolsky: "No hubiera querido ser el zar de Rusia en el invierno de 1917".

Por eso Marmot sostiene que el status "está en parte relacionado con cómo uno se ve a sí mismo y cómo otros lo ven a uno". Tal vez tan importante como el estrés es la red de respaldo social que nos contiene -amigos, familia y comunidad-. Los hombres y mujeres casados, por ejemplo, tienen menos mortalidad que los solteros.

Sin embargo, los economistas son extremadamente escépticos de que nada más allá de la educación y el dinero -y las ventajas materiales y el estilo de vida que aseguran- tenga importancia. Angus Deaton, profesor de economía y relaciones internacionales en Princeton que ve esta teoría con más simpatía que sus colegas, piensa que los vínculos entre el prestigio y la salud son muy inciertos. "Estoy seguro de que el status social tiene algún efecto -afirma-. Pero no sé qué tan importante es." Y agrega: "¿Cómo explicar lo que se conoce como la paradoja latina ( el hecho de que los latinos tienen índices más bajos de enfermedades crónicas que las personas de raza blanca en Estados Unidos aunque viven en condiciones relativamente más pobres desde el punto de vista social y económico)?"

Podría ocurrir, afirma Deaton, que la salud afecte el status social más de lo que el status afecta la salud. Por otro lado, incluso los defensores de esta teoría conceden que desentrañar las causas es complicado. Donald Redelmeier, profesor de medicina de la Universidad de Toronto, explica que un status más alto podría generar un efecto en quienes lo rodean a uno. Redelmeier y un colega analizaron las vidas de actores que ganaron Oscar, de sus coestrellas y de los nominados que perdieron -en total, 1649 personas del espectáculo-. Descubrieron que ganar un Oscar agregaba alrededor de cuatro años de vida.

Patricia Cohen

http://www.lanacion.com.ar/04/05/17/sl_601822.asp

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Mayo 17, 2004 05:51 PM