ES LA PRINCIPAL CAUSA DE CONSULTA PSIQUIATRICA
Ahora hay mayor aceptación social de la enfermedad, más consultas a especialistas y herramientas muy precisas de diagnóstico. La Organización Mundial de la Salud la calificó como una "epidemia".
Georgina Elustondo.
gelustondo@clarin.com
Clarín Sábado | 24.07.2004
Se la asoció a la locura, al pesimismo, a la debilidad y hasta a la vagancia. Fue, durante décadas, poco menos que un tabú, algo digno de secreto o de vergüenza.
Sin embargo, todo cambió. Y hoy, más allá de la multiplicación de casos que disparó la crisis, las noticias sobre la depresión son alentadoras. Hay una mayor aceptación social de la enfermedad y, por lo tanto, más consultas a especialistas; las herramientas de diagnóstico son cada vez mejores y más precisas; y los tratamientos combinados brillan por su eficacia.
Así lo revelan diversos especialistas consultados por Clarín, quienes coinciden invariablemente en un mismo diagnóstico: las víctimas de la depresión —una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud ya calificó de epidemia— crecen sin pausa, pero la enfermedad es cada vez más tratable y basta un buen compromiso con el tratamiento para escaparle a sus garras en un plazo que oscila entre los seis meses y los dos años.
"Hoy hay muchas razones por las cuales quienes sufren depresión pueden superar ese estado. En primer lugar, hay una mayor tolerancia social hacia la patología; ya no hay tanto rechazo a la enfermedad mental, se cayeron muchos tabúes y eso acerca más a la consulta. A su vez, la comunidad médica no psiquiátrica reconoce la enfermedad y trabaja para la inclusión del paciente. Y a esto hay que sumarle las innovaciones en elementos diagnósticos y los avances revolucionarios que se dieron en el terreno fármaco-terapéutico", celebra la doctora Graciela Lucatelli, presidenta de la Asociación de Psiquiatras Argentinos.
"La depresión actualmente está reconocida como enfermedad y recibe tratamiento precoz, por lo cual raramente se llega a grados severos. Creo que lo más importante es que ya no se la considera un disturbio meramente psíquico, sino que está categorizada como una enfermedad de la misma organicidad que la diabetes o la apendicitis", agrega el neurólogo Marcelo Merello, director del Departamento de Neurociencia del Instituto Fleni.
El tema no es menor. Según cifras de la OMS, 121 millones de personas padecen depresión. Y, según sus estimaciones, en 2020 este mal se convertirá en la segunda causa de morbilidad en todo el mundo, detrás de las enfermedades isquémicas (infarto, insuficiencia coronaria, accidente cerebrovascular). Es decir: una de sus consecuencias más graves es que dispara otras enfermedades.
En nuestro país no hay estadísticas que dimensionen el problema, pero tanto en el ámbito oficial como en el privado hay acuerdo sobre un incremento vertiginoso en el número de enfermos desde el estallido de la crisis del 2001. "En los efectores de salud mental del Gobierno de la Ciudad los cuadros depresivos son el principal motivo de consulta. Y en la atención domiciliaria psiquiátrica, el 30% de los casos atendidos son por depresión", comentó el doctor Ricardo Soriano, director de Salud Mental del Gobierno porteño.
"La depresión es, por lejos, la principal causa de consulta psiquiátrica. Y los casos aumentaron mucho en los últimos años, sobre todo en el caso de los varones. Teníamos una relación de 4 mujeres por cada hombre y, desde el 2001, los sexos se equipararon. Ellas mantienen las causas de siempre (pareja, hijos, cuestiones laborales), pero el hombre ingresa en mayor proporción por la problemática económica", señaló el doctor Hugo Marietán, de la Fundación Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica.
El doctor Néstor Marchant, director del Hospital Moyano, contó que el "crecimiento de los cuadros depresivos fue progresivo en los últimos cuatro años, y sobre todo en los jóvenes de entre 20 y 35 años. Y muchos casos se vuelven graves porque no son tratados correctamente y a tiempo", lamenta.
Más enfermos, sí. Pero no todas son malas noticias, porque hoy la batería de opciones para atacar la depresión es amplia y efectiva: según el caso, se prescriben psicoterapias breves u orientadas a objetivos específicos —poco y nada de psicoanálisis— y algún tipo de farmacoterapia. "Los medicamentos son buenos, pero se logran mejores resultados con tratamientos combinados", dice Marietán.
En materia de drogas, la "vedette antidepresiva" son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, aunque también se utilizan los tricíclicos y los inhibidores de la monoamino oxidasa.
A su vez, según Lucatelli, "hoy existe un abanico de elementos de diagnóstico impresionante. Desde tecnologías que permiten ver el cerebro en funcionamiento hasta dosajes de neuroquímicos que nos permiten observar con exactitud cómo está el humor de una persona".
"Quienes sufren de depresión hoy tiene buenas posibilidades de salir adelante, pero es importante que se inicie el tratamiento lo antes posible, porque en toda depresión subyace el peligro de suicidio. Con ayuda profesional, hay pocos casos que se vuelven crónicos. Y en 3 o 4 meses, por lo general, suele haber una mejoría importante", asegura Marietán.
Según la OMS, los depresivos tardan entre uno y diez años en iniciar el tratamiento adecuado. Por eso los especialistas hacen hincapié en la necesidad de reconocer a la depresión como enfermedad: es el camino que lleva a la consulta y, por lo tanto, el que acerca un tratamiento que puede ser corto y eficaz y evitar un camino sin retorno.
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Síntomas para prestar atención
En materia de síntomas, lo primero que hacen los especialistas es derribar un mito: la depresión no siempre se expresa a través de la tristeza. "La depresión no debe ser confundida con el desánimo, el duelo o la tristeza, que son frecuentes a lo largo de la vida y hacen a la esencia de la persona. No hay que psicopatologizar los estados de ánimo. El humor de las personas no es estable; tenemos fluctuaciones y son saludables", dice la doctora Lucatelli.
Hay otras manifestaciones frecuentes de la enfermedad, como la irritabilidad, la pérdida de interés y/o placer en actividades que solían resultar placenteras, o un sentimiento recurrente y exagerado de frustración ante cosas sin demasiada importancia. También son comunes los malestares físicos que no responden a ninguna causa específica, los problemas de insomnio, el cansancio permanente, los cambios en el apetito y el peso y las dificultades para concentrarse.
A todo esto puede sumarse un sentimiento de culpa e inutilidad, incluso por estar enfermo. De todos modos, para que haya un diagnóstico depresivo, los síntomas deben repetirse por lo menos dos semanas.
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Perfil antidepresivo
Oscar Spinelli
ospinelli@clarin.com
Muchos piensan que Freud tendría que haber sido argentino. ¿Por la buena escuela psicoanalítica que se formó? Puede ser. O tal vez por aquello de la melancolía, originada en parte por la impotencia. De la melancolía a la depresión, apenas un paso. Claro que el depresivo estructura su mal por diferentes neurosis. Pero si la depresión es un estadio de la melancolía, que surge de un duelo, a veces muy doloroso, se debe hablar de pérdidas. ¿Por eso hay perfiles que zafan? Si a alguien no le duele la pobreza, o participó de la fiesta de los noventa, u obtiene plata sin trabajar y se convence de que es un ganador y "potente", acaso hasta la depresión se espante.
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Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Julio 24, 2004 08:42 AM