Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Agosto 21, 2004
El 25% de los ancianos sufre depresión, pero siete de cada diez casos no es diagnosticado.

Los trastornos depresivos parecen ser más frecuentes cuando se superan los 65 años que en otra época de la vida. Así se desprende de un extenso trabajo realizado por dos psiquiatras, Carmen Balmón Cruz y Juan Alejandro Dorado Primo (de los centros Levante Sur de Córdoba y de salud mental de Andújar, Jaén, respectivamente), y en el que se analiza el grado de detección y prevalencia de los trastornos depresivos geriátricos en Atención Primaria.

ABC 16/8/2004


Los resultados de la investigación, publicados recientemente en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría -que dirige el psiquiatra cordobés Antonio Díez-, sentencian que la depresión afecta al 25 por ciento de los cordobeses mayores de 65 años y, en mayor medida, a las mujeres, a pesar de que la prevalencia de esta patología entre la población general se sitúa entre el 5 y 6 por ciento. Para ello, se ha evaluado a una muestra de 262 ancianos, adscritos al cupo ambulatorio de un centro de salud de la capital a lo largo de todo un trimestre.Tras el análisis de los resultados estadísticos, los facultativos comprobaron que casi tres de cada diez de estos pacientes presentaba indicios de padecer depresión. De ellos, casi un 40 por ciento eran mujeres y tan sólo un 23 por ciento de ellos ya había sido diagnosticado con síndrome depresivo y seguía, por ello, un tratamiento farmacológico.

Un trastorno con síntomas atípicos

El estudio aporta, en este punto, un dato preocupante: el 76 por ciento de los pacientes que tenían depresión no estaba diagnosticado, es decir, sus casos habían pasado inadvertidos a sus médicos de cabecera. No obstante, según afirman los psiquiatras, «el diagnóstico de los trastornos depresivos en el anciano es difícil por su forma de presentación, en ocasiones atípicas», ya que con frecuencia se manifiestan con cuadros físicos que pueden orientar la búsqueda del diagnóstico hacia procesos orgánicos. En el caso de los ancianos la depresión suele atribuirse, erróneamente, a enfermedades coexistentes, a los efectos secundarios de algunos fármacos o al propio proceso de envejecimiento.

En general, continúa el trabajo, «la población infravalora la depresión y sus síntomas», pero además, indica, «esta falta de reconocimiento es más pronunciada en personas mayores», es decir, «existe una elevada prevalencia de depresión geriátrica en Primaria que permanece infradiagnosticada».

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Agosto 21, 2004 07:26 PM
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