Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Agosto 23, 2004
El Cuerpo del Anciano en el Psicoanálisis Actual

En 1890 en su trabajo "Tratamiento Psíquico. Tratamiento del alma" Freud escribía:

'En general cuando se formula un juicio sobre dolores que, en lo demás, se incluye entre los fenómenos corporales, es preciso tomar en cuenta su evidentísima dependencia en condiciones anímicas"
(Tl Pág. 120)

Gentileza del Dr.
David M.Karp Psicólogo Psicogerontologia Psicosomática
http://dmkarp.tripod.cl/davidmkarp/

Años después, en "Algunas lecciones elementales del psicoanálisis" volvió sobre éste aspecto:

'Pero esto no era aceptable, pues no se podía ignorar por largo tiempo que los fenómenos psíquicos dependen en alto grado de influjos corporales y a su vez ejercen los más intensos efectos sobre procesos somáticos'
(La naturaleza de lo psíquico T22 Pág. 285).

En nuestro Uruguay hubo que esperar hasta el 15 de marzo de 1995 para que fuese creado el "Espacio de Cuerpo y Psicoanálisis' dentro del Área de Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Si bien las presentes Jornadas se centran en los temas: "Lo arcaico, Temporalidad e Historización" y daría lugar al análisis de un por qué de todo esto, en el presente trabajo solo será un punto de partida para el análisis de dos temas que, al parecer del autor, han sido poco atendidos por el movimiento psicoanalítico: el cuerpo y la vejez.

El psicoanálisis comienza en el cuerpo.

Sería redundante aquí hacer mención a los primeros años de Freud como médico y su interés por las diferencias observadas entre las parálisis histéricas y las neurológicas. En 1890 en "Tratamiento psíquico del alma" lo definía con éstas palabras:

"«Tratamiento psíquico» quiere decir, más bien tratamiento desde el alma- ya sea de perturbaciones anímicas o corporales- con recursos que de manera primaria e inmediata influyen sobre el ánimo del hombre.
(T 1 Pág 115).

Posteriormente aclara el camino de su propuesta:


'Los médicos se vieron así frente a la tarea de investigar la naturaleza y el origen de las manifestaciones patológicas en el caso de estas personas nerviosas o neuróticas llegándose a este descubrimiento: al menos en algunos de estos enfermos, los signos patológicos no provienen sino de un influjo alterado de su vida anímica sobre su cuerpo. Por tanto la causa inmediata de la perturbación ha de buscarse en lo anímico (... ) Pero la ciencia médica había hallado aquí el anudamiento para entender en su plena dimensión al aspecto descuidado hasta entonces : la relación recíproca entre cuerpo y alma.( ... )En ciertos estados anímicos denominados «afectos», la coparticipación del cuerpo es tan llamativa y tan grande que muchos investigadores del alma dieron en pensar que la naturaleza de los afectos consistiría solo en éstas exteriorizaciones corporales suyas.
(TI Pág. 118)

Freud especifica la relación existente entre el cuerpo y el afecto (relación ésta que no será cuestionada posteriormente ).

Debido al momento histórico en que fueron escritas esas líneas fue necesario hacer una referencia aclaratoria con respecto al hipnotizador, que no deja de tener validez a nuestro entender:

" ... instituye en sí y por sí un aumento del imperio del alma sobre lo corporal , cómo únicamente se observa a raíz de los más potentes afectos;" (... )
(TI Pág. 129)

No intentaremos aquí desarrollar toda la evolución del tema "afectos" en la obra de Freud, pero nos interesaría rescatar algunos aspectos. En el año 1900, en su trabajo "La interpretación de los sueños" escribía:

'Me veo precisado a representarme - por otras razones - el desprendimiento del afecto como un proceso centrífugo dirigido hacia el interior del cuerpo y análogo a los procesos de inervación motriz secretoria'
(La elaboración secundaria T5 Pág. 4)

Para Freud lo afectivo está directamente relacionado - y por vías
f isiológicas - al cuerpo, debiéndose entender esto como un camino alternativo que dispone el afecto para manifestarse, especialmente cuando el impedimento represivo-censor suprime otras opciones
En el año 1923, en su obra "EL yo y el ello" nuevamente Freud pone atención en el cuerpo:

"El yo es sobre todo una esencia-cuerpo; no es sólo una esencia-superficie, sino, él mismo , la proyección de una superficie (16)
Nota 16- 0 sea que el yo deriva en última instancia de sensaciones corporales ,principalmente las que parten de la superficie del cuerpo.
(T 19 Pág. 27 y 28)

Freud establece una directa relación entre nuestro cuerpo, y el aparato psíquico.
Debemos esperar hasta 1926, para que en su trabajo " Inhibición síntoma y angustia" correlacione al síntoma, su satisfacción y el cuerpo:

'Pero en esta degradación del síntoma del decurso de la satisfacción, la represión demuestra su poder también en otro punto. El proceso sustitutivo es mantenido lejos, en todo lo posible, de su descarga por la motilidad; y si esto no se logra, se ve forzado en la alteración del cuerpo propio y no se le permite desbordar sobre el mundo exterior; le está prohibido (verweheren) trasponerse en acción . Lo comprendemos: en la represión el yo trabaja bajo la influencia, y por eso segrega de ella al resultado del proceso sustitutivo"
(T20 Pág. 91)

Con esta cita podemos salir del marco afectivo - corporal para ingresar en la dinámica del mundo intrapsíquico. Para el año 1933 en su libro dedicado a las
" Nuevas Conferencias' en su artículo "Angustia y vida pulsional" se propone otra dimensión de la relación alma - cuerpo:

"Antes bien, vemos un gran número de pulsiones parciales, provenientes de diversas partes y regiones del cuerpo, que con bastante independencia recíproca pugnan por alcanzar una satisfacción y la hallan en algo que podemos llamar placer de órgano"
(T 22 Pág. 90)

Se establece una estrecha relación entre lo corporal, lo pulsional, y placer de órgano . Si bien éste último concepto generalmente está ligado a nuestro desarrollo psico-sexual, cabria la posibilidad de preguntarse la relación existente entre la satisfacción de pulsiones parciales y el cuerpo a otro nivel, a nivel de los beneficios primario y secundario de una manifestación somática de conflicto.
Concluirernos- esta pequeña revisión bibliográfica de Freud sobre éste tema con dos textos escritos en 1938 en su "Esquema del Psicoanálisis" El primero pertenece al capítulo dedicado a "La doctrina de las pulsiones" , y el segundo lo podemos encontrar en el capítulo dedicado a las " Cualidades psíquicas ".

'Llamamos pulsiones a las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del ello. Representan Ireprüsentierenl los requerimientos que hace el cuerpo de la vida anímica'
(T23 Pág.146)

"Esto sugiere de una manera natural poner el acento en psicología, sobre estos procesos somáticos, reconocer en ellos lo psíquico genuino y buscar una apreciación diversa para los procesos conscientes (... ) Sin embargo , tal es la argumentación que el psicoanálisis se ve obligado a adoptar, y este es su segundo supuesto fundamental. Declara que esos procesos concomitantes presuntamente somáticos son lo psíquico genuino, y para hacerlo prescinde al comienzo de la cualidad de la conciencia"
(T23 Pág. 155-156).

Con esta pequeña pero significativa revisión bibliográfica del tema en Freud hemos pretendido recordar:
A)El cuerpo y lo anímico están directamente relacionados
B)El cuerpo es una vía posible de expresión del afecto
C) El cuerpo esta íntimamente vinculado con nuestra dinámica intrapsíquica
D)Lo pulsional, el placer de órgano y lo narcisista también lo están
E)Lo somático, es decir, aquello que expresamos con nuestro cuerpo tendría el valor de lo "psíquico genuino "

¿Como es posible, que de acuerdo a la importancia y al valor que el propio Freud le dedica al cuerpo, a la íntima relación existente entre éste el aparato psíquico y sus manifestaciones, el tema se vea poco frecuentado en el devenir psicoanalítico posterior?
Esta interrogante puede ser develada si se responde paralelamente desde una óptica institucional como personal.
Aparentemente el psicoanálisis no pudo escapar del mundo de las artes médicas occidental en que se desenvolvió.
La separación cuerpo-alma, o mente y cuerpo no pudo mas que dejar su huella dentro de la historia posterior a Freud. Si bien se podrían citar ejemplos de autores que escapan a ésta generalidad, por el hecho de ser ejemplos y no la norma, respaldan la afirmación anterior.
El segundo aspecto es más específico al psicoanalísta, y para ello citaremos lo que el Dr. Edgardo Korovsky ha denominado

"Contratransferencia Somática"

" aquella que aparece bajo la forma de manifestaciones corporales más o menos transitorias en el analista durante el curso de una sesión psicoanalítica, y la posibilidad de su utilización al servicio de la mejor comprensión del campo analítico' (Psicosomática Psicoanalítica. Pag 75)

El paciente que usualmente cursa la vía de manifestación somática de expresión suele dolerle al terapeuta!

Pasemos ahora a otro tema que ha corrido casi con la misma suerte dentro del movimiento psicoanalítico: el anciano.
Es muy común el escuchar que el anciano no es factible de ser abordado terapéuticamente, y para fundamentar esto se sacan a relucir una serie de aspectos tanto metodológicos como metapsicológicos. Tanto unos como otros se emplean para señalar una personalidad que demuestra tener falta de plasticidad, dificultades para el cambio, etc.
De una u otra forma se termina afirmando que " no vale la pena".
El propio Freud hace mención a alguno de estos aspectos cuando en 1937 en "Análisis terminable e interminable" se refiere a la "Entropía psíquica":

'En un grupo de casos, uno es sorprendido por una conducta que no puede referir sino a un agotamiento de la plasticidad, de la capacidad para variar y para seguir desarrollándose, que de ordinario se espera.
( ... )
Pero en los casos que ahora consideramos, todos los recursos, vínculos y distribuciones de fuerzas prueban ser inmutables, fijos, petrificados. En gente de edad muy avanzada, a esto uno lo halla explicable por la llamada «fuerza de la costumbre», el agotamiento de la capacidad receptiva - una suerte de entropía psíquica-, pero aquí se trata de individuos todavía jóvenes
(T23Pág 244)

Antes, en 1914, en su obra "Contribución al movimiento psicoanalítico" afirmaba:

'El conflicto entre aspiraciones eróticas desacordes con el yo (ichwidring) y la afirmación del yo fue reemplazado por el conflicto de la «tarea de vida» y la «inercia psíquica»; el sentimiento neurótico de culpa correspondió al reproche que el individuo se hace por no haber cumplido su tarea en la vida" (T14 Pág 60)

Estas últimas palabras son validas para generalizar la problemática del anciano.
Es este período cuando más autoreproches escuchamos con respecto a la falta de expectativas para cumplir con lo que fueron proyectos anteriores de vida. Aquellos que tenemos contacto frecuente con pacientes añosos, encontramos que existe casi unánimemente una razón esgrimida por ellos en su discurso consciente para justificar ésta situación: la incapacidad física, la polipatología propia de la tercera edad.
Nuevamente volvemos al cuerpo, y nuevamente volvamos a Freud. En 1912 en su escrito "Sobre los tipos de contracción de neurosis" afirmaba :

" Un debilitamiento del yo por enfermedad orgánica o por una particular demanda de su energía podrá hacer salir a la luz neurosis que de otro modo habrían permanecido latentes, no obstante existir la predisposición.
El significado que nos vemos precisados a atribuir a la cantidad libidinal para la causación de la enfermedad armoniza a maravilla con dos tesis básicas de la teoría de la neurosis, resultado del psicoanálisis. En primer lugar, con la afirmación de que las neurosis surgen del conflicto entre el yo y la libido; en segundo lugar, con la intelección de que no existe ninguna diversidad cualitativa entre las condiciones de la salud y de las neurosis, y los sanos enfrentan las misma lucha para dominar la libido, sólo que les va mejor en ella."
(T 12 Pág. 244).

Plantearemos otro aspecto del paciente añoso vinculado a su mundo intrapsíquico: el funcionamiento de éste está directamente influenciado por las condiciones orgánicas predominantes. lmplícitamente se está afirmando que las condiciones físicas antes mencionadas actuarían como una variable dentro de una función. En otras palabras a mayor problemática física será invertida una mayor demanda de energía,yoica y viceversa.
Años después en 1925 escribía en "Inhibición, síntoma y angustia":

"A raíz del dolor corporal se genera una investidura elevada que ha de llamarse narcisista, del lugar doliente del cuerpo; esta investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento, por así decir. El paso del dolor corporal al dolor anímico corresponde a la mudanza de investidura narcisista en investidura de objeto. La representación-objeto, que recibe de la necesidad una elevada investidura, desempeña el papel del lugar del cuerpo investido por el incremento del estímulo'.
(T XX Pág.160)

Es posible interpretar, entender la problemática del anciano desde una óptica esencialmente narcisista.

Resumamos pues lo que hemos planteado con respecto al dolor corporal, el anciano y sus conflictos:
· debilitamiento del yo,
· vaciamiento del mismo,
· cambios dinámicos en investiduras libidinales,
· investiduras narcisistas del cuerpo...

¿Cómo es posible explicar entonces toda ésta dinámica intrapsíquica sin contradecir la inercia (entropía) psíquica anteriormente aceptada ?

El anciano no se anquilosa ni pierde su dinámica intrapsiquica, sino que cambia su vía de manifestación.

Guiado por la demanda libidinal del envejecimiento corporal, al igual que el paciente de predominio somático de expresión, simbólicamente expresa sus síntomas a través del cuerpo, dándole un sesgo narcisista a toda su problemática.
La razón por la cual el psicoanálisis no ha profundizado mucho en la psicología del anciano no sólo debe entenderse por las dificultades ya mencionadas con respecto al cuerpo. Deberemos considerar otras propias y específicas de ésta edad.
La escucha del anciano nos lleva por muchos caminos. Uno de ellos es al propio envejecimiento o al deterioro futuro. En nuestro análisis reelaboramos nuestra infancia, nuestra adolescencia, nuestros conflictos adultos, pero no se suele trabajar sobre el envejecimiento futuro. Otro camino por el que se puede cursar será planteado por analogía. De la misma forma que el adolescente nos remite a nuestra propia adolescencia, el anciano nos remite a la relación con nuestros padres. Como buenos neuróticos en "situación de reforma" lo edípico esta en nosotros más o menos trabajado. Ergo la sexualidad del anciano nos replantea la reprimida en nosotros- sexualidad de nuestros padres. Finalmente, si aceptamos la dinámica simbólica del cuerpo del anciano, para comprenderla e interpretarla necesariamente deberemos completar nuestra formación con un importante bagaje de conocimientos referidos al envejecimiento tanto normal como patológico.

Como reflexión final el autor desea plantear que frente a la longevidad promedio existente en la actualidad, de la misma forma que el psicoanálisis enfrentó la necesidad de crear una técnica propia y específica para los niños, deberá hacer lo mismo con el anciano.

Bibliografía

Freud , Sigmund ; Obras completas. Amorrortu Editores Buenos Aires 1976
Korovsky, Edgardo; Psicosomática Psicoanalítica. Roca Viva Editorial Montevideo 1990
Korovsky, Edgardo; Psicoanálisis en la Tercera Edad. Jornadas sobre 'Neurosis Hoy" APU setiembre 1993 Montevideo

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Agosto 23, 2004 07:21 AM