Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Septiembre 01, 2004
Un anciano pidió en un aviso que lo adopten

Insólito caso en Italia
Está solo y ofrece 500 euros por mes

La Nación
Miércoles 1 de Septiembre de 2004

Desde que se murió su mujer, hace ya 12 años, los días de Giorgio Angelozzi, un italiano de 79 años, eran largos y tristes. Pasaban semanas en las que no hablaba con nadie y sobre todo un profesor como él, que había dedicado toda su vida a enseñar, rodeado de jóvenes, se sentía solo e inútil. Su hija, médica en zonas de guerra, sólo le podía dedicar de vez en cuando algunos minutos al teléfono desde algún recóndito país.

Hasta que una mañana se le ocurrió la idea de poner un anuncio en el periódico, como esos en los que se busca pareja o trabajo, pero esta vez lo que Angelozzi pedía era una familia que lo adoptara. "Anciano, jubilado, autosuficiente, ex profesor, aportaría 500 euros mensuales al presupuesto doméstico de una familia que lo adoptase como abuelo. Sería una ventaja sobre todo para hijos, nietos y en especial estudiantes de instituto», decía el aviso escrito por Angelozzi.
Como por arte de magia, en aquel teléfono que no sonaba nunca empezaron a llegar decenas de llamadas. Más de cien familias de todas partes de Italia respondieron al anuncio, no se sabe si movidas por el aporte económico ofrecido por el "abuelo", por la ayuda extraescolar que Angelozzi daría a los hijos o simplemente conmovidos por el llamamiento.

El profesor, desde su casa de San Polo dei Cavalieri, un pueblito de 2500 habitantes, a 45 kilómetros de Roma, cuenta que muchas de las familias que lo llamaron dijeron necesitar un abuelo. "Gracias, estoy conmovido, me han llamado de Roma y de Milán, de Asti, de Ferrara, de Catanzaro, de Santa María Capua Vetere y de Pescara; tantas familias que quieren que yo enseñe Horacio y Catulo a sus hijos y nietos", relató al Corriere della Sera. Angelozzi prometió ahora que se reunirá con todas las familias que llamaron y que se interesaron por sus «servicios», porque tiempo no le falta.

Su caso es un ejemplo de una tendencia creciente en Italia, donde cada vez más ancianos viven solos, a pesar de la importancia que la institución familiar mantiene en la península.
Durante el verano de 2003, en el que el calor alcanzó marcas récord, se registraron 7660 muertes más que lo habitual, la mayor parte de gente de edad avanzada que vivía sin ninguna compañía.

Quizá por eso, en estos momentos de felicidad, Angelozzi recuerda que su problema de soledad es el de muchos otros ancianos.

"Acuérdense también de ellos", pidió enérgicamente.
Por Cristina Cabrejas
Del diario ABC

http://www.lanacion.com.ar/exterior/nota.asp?nota_id=632472

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Septiembre 1, 2004 10:31 PM