Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Enero 07, 2005
El abuelo interior

En una familia, el abuelo es un integrante de un enorme valor por la ayuda que puede brindar al buen funcionamiento del núcleo familiar, pero sobre todo por sus fuertes vínculos con sus nietos.

Por Carla Duratti


Publicado por Mayores en Movimiento
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Que existan más abuelos es un privilegio de la existencia actual: los avances en la medicina hacen que se encuentren con una mejor calidad de vida, física y mental. Los expertos concuerdan que existe un momento óptimo para ser abuelos. Es bueno tener presente que el concepto de abuelo y viejo no son sinónimos, por lo tanto, quien sienta en su psiquis la necesidad de ser abuelo, no debe considerarse por ello anciano.

Muchos años antes, estas mismas personas en los finales de los veintitantos o a comienzos de la treintena, experimentaron un sentimiento maternal o paternal, una necesidad de concebir un hijo, lo que los hizo vulnerables a un montón de gestos y acciones inconscientes: como besar o alzar a un bebé ajeno, jugar con los pequeños en cualquier lugar, a la vez que los chicos preferían su compañía en una mutua comunicación que les proporcionó gran felicidad. Entonces sintieron el deseo de crear vida.

Al pasar los años y llegar esos hijos en su adultez a la edad reproductiva, retorna un deseo semejante, esta vez, se revela en cada uno, el abuelo o la abuela que lleva dentro.

Dicen los especialistas que la autoestima del adulto mayor se afirma cuando los miembros de las generaciones jóvenes reconocen la importancia del abuelo o bisabuelo. La familia puede ofrecerles un ámbito que de significado a sus existencias, al asumir su papel en la transmisión de normas, costumbres y valores familiares. De esa manera, ellos sentirán que en el futuro habrá seres que llevarán no sólo sus datos genéticos o su apellido, sino que prolongaran sus sueños y esperanzas en el porvenir.

Muchas personas ya mayores no tuvieron el privilegio de conocer y disfrutar a sus abuelos, porque en el pasado las expectativas de vida eran menores. Y si llegaban a conocerlos, se trataba de ancianos de avanzada edad con una mala salud física y mental.

Hoy en día, en las naciones desarrolladas y en proceso de desarrollo, se calcula que la mayoría de los niños tiene algún abuelo vivo, por ejemplo, una estadística realizada en los Estados Unidos dice que los pequeños que poseen abuelos alcanzan el 90% y hasta el 75% de los jóvenes de veinte años.

Esto posibilita la relación cuantitativa entre abuelos y nietos, beneficiada por la calidad de vida que poseen hoy en día los adultos mayores. También es cierto que existen factores negativos para el buen desarrollo de ese vínculo, como el incremento de la movilidad geográfica, que hace que muchos abuelos quizás tengan a sus nietos viviendo en otros países junto a sus hijos, lo que imposibilita la comunicación más fértil entre ambos; otra contra es la reducida fecundidad actual, que ofrece un creciente número de abuelos posibles, sin nietos. Sin embargo, el sentimiento de ser abuelos atraviesa sus psiquis, y niños ajenos buscan su compañía....

Cambios culturales

Los abuelos modernos son más amplios en sus actividades, y los hombres no se frenan a la hora de prepararles algo de comer a sus nietos, lavar sus ropas o colaborar en su aseo personal a la par de la abuela. Es que la vida moderna lleva a las personas, antes obligadas por circunstancias sociales a ser más convencionales, a un rol de abuelos sin machismo.

Los vínculos entre los abuelos y nietos pueden ser constructivos y gratificantes para ambos. El abuelo y la abuela son la memoria de la familia y a través de ellos llegan a las nuevas generaciones sus historias vividas, agregándolas que oyeron de sus padres. A través de sus narraciones transmiten muchas cosas del pasado que a veces los libros convencionales no llegan a poder comunicar.

Una relación muy especial

Hay dos cosas que están a favor de los abuelos: el tiempo que no poseen los padres de sus nietos para dedicarse por entero a su hijo y que se encuentran libres de la obligación paternal. El padre tiene poder y obligación con el niño, el abuelo, libre de esas ataduras, es mas flexible.

En la relación entre abuelos y nietos hay una reversión de roles: cuando el niño es pequeño recibe ayuda, protección y regalos del abuelo o la abuela relativamente joven, al entrar el nieto en la edad adulta y disminuir las posibilidades y habilidades de aquellos, el nieto, o la nieta, ahora joven, se responsabiliza en su papel de adulto competente y ayuda en el cuidado de su familiar a quien tanto ama.

Es verdad que hay abuelos odiosos pero también hay padres y madres que no merecen tal nombre. Las personas son buenas o malas antes y después de envejecer. Una relación de abuelo y nieto feliz es posible, siempre que el vínculo se desarrolle con loas mayores cualidades.

Fuente: NOTIFÉ. Magazine Médico: Año 4- Nro. 40- Noviembre 2003.

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Enero 7, 2005 10:09 AM