Según un trabajo de investigadores argentinos
Lo probaron en monos en los que se indujo parkinsonismo experimental
En los últimos tiempos se multiplicaron los trabajos que exploran los efectos protectores del entrenamiento y un medio ambiente estimulante en las operaciones mentales.
La Nación Ciencia/Salud
Viernes 12 de Enero de 2007
Se sabe que la ejercitación física puede aumentar los niveles de ciertas proteínas, estimular el nacimiento de nuevas neuronas, aumentar la resistencia a daños cerebrales y mejorar el desempeño en procesos de aprendizaje. Ciertos estudios sugieren que la actividad aeróbica reduce la pérdida de tejido en adultos mayores. Y otros, que la educación y la estimulación cognitiva en etapas tempranas de la vida podrían prevenir procesos degenerativos como el mal de Alzheimer.
Ahora, los doctores Jorge Colombo y Sebastián Lipina, investigadores del Conicet en la Unidad de Neurobiología Aplicada de Cemic, pudieron probar con mucha precisión cuál es el impacto que tiene el entrenamiento en ciertas operaciones cognitivas específicas -la memoria de trabajo y el control inhibitorio (de estímulos no atinentes a un fin)- en la protección contra los efectos de procesos degenerativos, como el Parkinson. El trabajo, realizado en monos, fue aceptado para su publicación en la revista Brain Research.
"Diseñamos un experimento que nos permitiera analizar el nivel de desempeño en componentes bien definidos de lo que construye el comportamiento inteligente de un individuo -explica Colombo-, con pruebas que miden la memoria de trabajo y la inhibición de la reiteración de un comportamiento ineficaz."
Los investigadores dividieron a los monos en grupos que recibieron diferentes intensidades de entrenamiento. Para ejercitar la memoria de corto plazo, se les mostraba un premio (en este caso, un caramelo) que se introducía en uno de dos orificios de una mesa. Inmediatamente y de forma simultánea, se tapaban ambas perforaciones con cobertores y se interponía una pantalla, lo que originaba un retardo variable de entre uno y diez segundos.
"Cuando uno hace esto, genera una demanda de memoria de corto plazo -dice Lipina-. La eficiencia de la respuesta posterior dependerá de haber logrado generar la representación mental del lugar donde se vio el premio o se lo encontró previamente."
La otra habilidad que se entrenó fue la inhibición de respuestas erróneas. Se usó un cubo transparente con un lado abierto, que se va orientando en distintas direcciones de manera tal que el premio que está adentro va cambiando de posición. El intento reiterado de tratar de obtenerlo a través de cualquier cara cerrada del cubo se consideraba fracaso.
Antes y después
"Cuando uno compara qué es lo que ocurrió antes y después de inducir farmacológicamente el síndrome de parkinsonismo, se encuentra con que el grupo que recibió menor cantidad de entrenamiento no logró alcanzar los niveles de los otros grupos entrenados -afirma Lipina-. La distancia entre los resultados previos y posteriores sólo fue significativa en los grupos con menos entrenamiento. Una de las contribuciones de este trabajo es que mostró que la mayor intensidad de entrenamiento previo a la lesión protegió estas operaciones mentales básicas de los efectos del proceso degenerativo (parkinsonismo)."
Para los científicos, la explicación de los efectos protectores del entrenamiento cognitivo debería buscarse en los procesos bioquímicos que éste estimula y que de alguna manera les permiten a las neuronas sobrevivir en condiciones eficaces, incluso cuando son sometidas a un proceso neurodegenerativo.
"Si a uno le amputan un dedo -ejemplifica Colombo-, se las ingenia para utilizar otros en funciones que antes no tenían. Se podría recurrir a una analogía similar en este caso, pero hasta ahora no hay ningún indicio de que se desarrollen estrategias alternativas, sino que se emplean mecanismos similares a los que se usaban en condiciones previas [a la instalación del parkinsonismo]."
Estos resultados apoyan evidencias internacionales sobre las capacidades plásticas del sistema nervioso, la propiedad de adquirir distintas características de acuerdo con los contextos e incluso después de un daño que, en el experimento, fue la pérdida de gran cantidad de neuronas productoras de dopamina y la cascada de fenómenos moleculares que ésta desencadena.
También respalda la hipótesis de que existen beneficios en la ejercitación mental a medida que se va envejeciendo. Es más, para Colombo, "no estaría de más que, así como las personas tienen un entrenador físico, tuvieran un entrenador mental. Sin embargo, habría que adaptarse a las características de cada individuo, a su edad, a sus posibilidades".
Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=874582