El tema convocante es la vejez, la "cuarta edad": el libro parte de la afirmación de que la expectativa de vida seguirá aumentando en los países desarrollados. Este supuesto desencadena tres preguntas implícitas, presentadas en tres secciones, "El cuerpo", "El espíritu" y "La sociedad". Los dos primeros interrogantes están pensados para lectores individuales, preferentemente de la tercera edad y con ciertos medios: qué hacer para preservar la salud y el bienestar, siguiendo los últimos avances científicos. Deliberadamente se dejan a un lado cuestiones sociales, como las relativas a los costos médicos y a la inequidad en el acceso a los servicios de salud. La tercera pregunta, en cambio, pone fuertemente el acento en lo social, desde una perspectiva local: qué hacer con el sistema jubilatorio francés, que retira a los trabajadores cada vez más jóvenes. El optimismo y los consejos para mejorar la calidad de vida son reemplazados por visiones alarmistas que dejan poco espacio a las iniciativas individuales, para reclamar un debate político.

En las entrevistas que constituyen la sección "El cuerpo", el bioquímico Joël de Rosnay revisa estudios recientes sobre los mecanismos del envejecimiento, en un buen review científico que actualiza las distintas teorías en discusión y las especulaciones sobre los tratamientos que podrían demorarlo. Como pieza de divulgación, sin embargo, adolece de un pecado: extrapolar recomendaciones a partir de estudios sobre animales de laboratorio. Que la escasez de alimentos prolongue la vida de ratoncitos y gusanos no garantiza que lo mismo suceda con los seres humanos.

En cuanto al "espíritu", Jean-Louis Servan-Schreiber -escritor, empresario y responsable de Psychologies Magazine - continúa en la línea de las recomendaciones, proponiendo un "sano egoísmo" como actitud para prolongar la vida. Los límites de la propuesta se hacen evidentes cuando lo individual choca con lo colectivo. El organismo es una máquina que debe preservarse por el mayor tiempo posible, aunque no sepamos para qué.

El periodista François de Closets analiza en la tercera sección lo que denomina la "bomba poblacional". Hay en su enfoque una interesante vuelta de tuerca en relación con otras alarmas sobre la composición etaria de los grupos sociales: mientras que en algunos panoramas futurológicos el peligro está en los países en desarrollo y sus masas de jóvenes desocupados, en la visión de Closets el problema más grave lo tienen los países desarrollados con sus masas de longevos jubilados. A pesar del tono apocalíptico, la discusión es rica y matizada.

Cada uno de los enfoques resulta pertinente e interesante, aun cuando no se compartan todos sus supuestos. Lo más complejo del libro se deriva del intento de combinarlos y de alcanzar conclusiones en apenas doscientas páginas. Quien lea el libro de corrido puede terminar con la decepcionante sensación de que en las sociedades avanzadas la longevidad está asociada con la futilidad.

Ana María Vara

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