Gerontología - Universidad Maimónides

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Las falsas promesas de los tratamientos "antiedad"

Existe un marketing que concibe a la vejez como una enfermedad que debe ser curada y no como una etapa de la vida para transitar con calidad.

Ricardo Lacub.
26.02.2007 | Clarin.com

A lo largo del tiempo, y en diversos pueblos, se intentaron hallar medicinas y tratamientos para retrasar o evitar el envejecimiento. Cuentan que en el antiguo Egipto ya habían creído hallar una fórmula para impedir dicho proceso.

El problema es que pocos temas como el "antienvejecimiento" (también llamado anti-aging) ha dado más lugar a la falta de argumentos críticos, rentas a los inescrupulosos, y a la explotación del tema por parte de la prensa sensacionalista, los médicos curanderos, y otros.

La prolongación de la vida, del vigor o de la belleza resultan demandas sumamente deseadas para el ser humano, lo que lleva a que las propuestas, surgidas muchas veces de criterios científicos, salgan a la luz antes de ser realmente investigadas; o que se promuevan métodos, más o menos alejados de la realidad, que en el mejor de los casos pueden resultar inocuos y en los peores, peligrosos o hasta letales.

En el siglo XIX se produjeron curiosos tratamientos y medicamentos que aseguraban el rejuvenecimiento, tales como la vasectomía, donde se inhibía la salida del esperma, ya que suponían que allí se concentraba la energía vital. O por esta misma suposición se ofrecían medicamentos, uno de ellos denominado Spermine, que concentraban esperma de animales.

Esto nos permite mirar con atención un nuevo fenómeno que hoy se presenta con mucha fuerza, con juicios que en la actualidad nos parecen más atinados, por ser contemporáneos, y que nos lleva a preguntarnos sobre la validez de buena parte de sus presupuestos.

El envejecimiento es un proceso biológico que presentan todos los organismos multicelulares, incluso en un ambiente óptimo. Esta última aclaración resulta válida ya que es importante diferenciar lo que implica la longevidad máxima (aquella que regula la mayor expectativa de vida en un individuo de una especie, determinada por los genes), de aquella longevidad media donde los factores ambientales y de estilo de vida influyen decisivamente.

Hay casi 300 teorías que buscan explicar este proceso. Sin embargo, dentro del propio campo científico, según la bióloga Mónica De La Fuente, los abordajes han sido altamente subjetivos ya que cada investigador se ha centrado en su campo de conocimiento, ya sea la genética, la neurología, el sistema neuroendocrino, etc., obviando una visión integradora que suponga un enfoque multifactorial del envejecer.

¿A qué nos referimos con el anti-aging, su medicina y tratamientos? Las intervenciones anti-aging son medidas que intentan lentificar, detener, y revertir el fenómeno del envejecimiento y extender la vida humana. La premisa subyacente es que la ve jez es un enfermedad que debe ser curada y por ello buscan tratar los parámetros fisiológicos que se "suponen" miden la edad biológica llevándolos a los de una persona joven.

Por lo cual sería posible que el envejecimiento fuera revertido y por ello la cantidad de vida, extendida y su calidad, mejorada. Sin embargo no hay evidencia, por el momento, que soporte tales reivindicaciones. Aunque también es cierto que en los últimos años, desde la investigación científica, se ha comenzado a pensar que resolver "el enigma del envejecimiento" es sólo una cuestión de tiempo, más allá de notables voces disidentes como la del muy reconocido gerontólogo Leonard Hayflick.

La medicina anti-aging es conducida por médicos que suelen incluir tests que intentan medir la edad biológica, sugieren uso de hormonas, dietas, ejercicios o suplementos nutricionales. Aunque es importante tener en cuenta que en los últimos años se ha comenzado a enfrentar a estos grupos. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos (NIA) desacreditó el exagerado entusiasmo por las pastillas antioxidantes, así como por el dehidroepiandrosterona (DHEA) y la hormona de crecimiento (Age Page - NIA 2002), habiendo serias advertencias sobre el mal uso de estas últimas.

Por el momento lo que sí podemos es incrementar nuestra longevidad media, no la máxima, a través de tres pilares: la nutrición, la actividad física y mental y el control del estrés emocional. Aunque se le puede agregar obviamente otras como el abandono de los hábitos nocivos, el alcohol y el tabaco.

Algunas alternativas como las que propugnan la manipulación genética o la utilización de las células madre no resultan aún alcanzables y podrían tener efectos secundarios indeseables.

Resulta necesario destacar los cambios sustanciales en los modos de envejecimiento de los que estamos siendo testigos en este último siglo, debido a razones sociosanitarias (vacunas, higiene ambiental), estrictamente médicas y también a nuevos estilos de vida más activos y hábitos saludables. Son motivos que posibilitan una mejor calidad de vida y un aumento notorio en la cantidad de años. Esta es la razón que nos lleva a ser más cautelosos a la hora de pasar de las conjeturas teóricas a las propuestas de acción, sin por ello dejarnos en la inmovilidad. De la misma manera podemos ser juiciosos no sólo con las promesas sino también con nuestros argumentos.

¿A qué me refiero con esto? Decir anti edad o envejecimiento puede resultar una estrategia de marketing, digamos fácil, ya que explotamos los prejuicios existentes relativos a la edad. Pero decir anti edad es fundamentalmente negar lo que aún es innegable. Es concebir un período de la vida como una enfermedad, lo que produce que se vea como abominable la realidad vital de millones de personas, promoviendo con ello la frustración y la vergüenza de sí. Cuestión por la que los gerontólogos venimos combatiendo.

Por esta razón el destacado gerontólogo Robert Butler prefiere hablar de medicina de la longevidad, aludiendo a todas las investigaciones e intervenciones que tengan como objetivo no sólo la posibilidad de vivir más años sino fundamentalmente mejor.

Somos responsables de fomentar una nueva cultura del envejecimiento en la que podamos seguir buscando fuentes ciertas para la mejor calidad de vida aceptando lo que hoy es posible.

http://www.clarin.com/diario/2007/02/26/opinion/o-01701.htm