Alrededor de 10.000 españoles tienen cien años o más, según datos del INE a enero de 2006, y algunos de ellos, a juzgar por sus familiares, tienen mejor salud que sus hijos, casi octogenarios.
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Hay centenarios "especialmente bien de salud, biológicamente muy fuertes". Son supervivientes de años duros en el último siglo, pero la pérdida de autonomía y la dependencia, la necesidad de una persona que les ayude a mantener una mínima calidad de vida, es muy alta, señala el geriatra Leocadio Rodríguez Mañas.
En España, 7.484.392 personas son mayores de 65 años y la esperanza de vida -83,8 años para las mujeres, las más longevas de Europa, y 77,2 para los hombres- sigue en aumento, por lo que en el futuro será uno de los países más envejecidos del mundo.
Uno de cada cuatro mayores podría desarrollar dependencia, y la cifra asciende al 50% entre los de más de 80 años, afirma Rodríguez Mañas, miembro de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG). El reto es llegar a la vejez en buenas condiciones de autonomía y, según los expertos, el ejercicio físico, la alimentación y mantenerse activo son esenciales para prevenir la dependencia.
Este viernes el escritor Francisco Ayala celebraba su 101 aniversario y como él otros viven con interés y lucidez su segundo siglo de historia. Como Guillermo Herrera, de 103 y voluntario de la Expo Zaragoza 2008, Sebastián Ruiz, también 103 y que el miércoles acudió a votar a las elecciones en la ONCE, y Ángela Anes, a la que el ayuntamiento de Las Rozas dedicó un homenaje el jueves al cumplir 106.
Ayala atribuye su longevidad a la curiosidad intelectual que ha tenido siempre: "No cerrar los ojos al mundo es esencial para vivir mucho", declaró a EFE cuando afrontaba el año de su centenario. "Veo que hay gente que, muy pronto, en el curso de su vida, ya no está interesada por lo que pasa alrededor, pero si uno consigue no ser un testigo del pasado, sino estar viviendo en un presente continuamente actualizado, entonces puede vivir más", aseguraba.
Eso es lo que hace a sus 103 años Guillermo Herrera, un hombre inquieto y altruista que, cuando en uno de sus paseos por Zaragoza vio una caseta que promocionaba el voluntariado para la Expo 2008 no se lo pensó dos veces y se apuntó.
103 años y una vida muy atareada
"Estoy muy atareado, llevo una vida ordenada, pero muy movida", declaró Guillermo Herrera. Entre leer, escribir, visitar a los amigos y los compromisos de la Expo "hay días que casi no alcanzo". Guillermo nació en Molina de Aragón (Guadalajara), pero reside en Zaragoza desde los 12 años, tiene una hija de 72 años, tres nietos y cuatro biznietos. Vive solo, aunque una empleada -"una mandadera" dice él- le ayuda en las tareas domésticas.
Se despierta pronto y al levantarse toma un zumo de naranja con miel, con 12 almendras o dos nueces, "como aperitivo", y luego desayuna. Por la mañana suele ir a la compra, la tarde la dedica a leer, escribir rimas y coplas -se queja de llevar "retraso" en sus cosas- y, si no sale, "cojo la bicicleta de salón (estática) y le doy un poco", explica.
El anciano mantiene los ojos abiertos a la actualidad, lee el periódico, escucha los informativos y afirma que se alegra de los cambios que ha visto en el siglo, "pero hago mis censuras", y da su opinión sobre la Política, que es "desastrosa", con "Rajoy y Zapatero todo el día tirándose los trastos...".
Tuvo teléfono móvil, pero se lo ha regalado a su hija, y prefiere un dispositivo de teleasistencia que lleva "colgadico" por si necesita ayuda. Haciendo repaso de su vida, Guillermo Herrera recuerda que de joven montó una "fabriquilla" de jabón y se jubiló pronto, a los 60 años. Entonces se compró "el primer Simca 1000 que vino a Zaragoza" y recorrió la provincia. "No he salido de España, pero estuve en Madrid", recuerda, y "cuando subí por el scalextric, en Atocha, me impresionó un poco...".
En 1992 enviudó. Durante seis años, Guillermo cuidó de su esposa, con demencia senil, y tuvo "que apencar a todo". De ahí su costumbre de ir a la compra, de hacer la comida.... "Fue horrible. Es la peor enfermedad que hay para el familiar, creo que hay que cuidarle más a él que al propio enfermo". El anciano resume que siempre tuvo "atención para los humildes", de hecho lamenta "no haber ido al tercer mundo, de misionero", y también no haber sido juez.
En su mesita tiene 'La Celestina', varios libros de historia y uno "sobre salud y longevidad". Otras aficiones son el fútbol -es "del Zaragoza, claro"- y el baloncesto. No fuma, sí toma un vasito de vino con la comida "con una chorradica de jerez seco todos los días", dice riendo. -¿Es ese el secreto?- "También tomo mucha fruta, verdura, pescado...". Bromea sobre su longevidad y cuenta que recientemente, en el bautizo de una biznieta, su yerno, con más de 70 años, le dijo: "Ya que no para usted de cumplir años (pone la voz más grave para narrarlo) y además no sé cuándo va a parar, he pensado cambiar el testamento a favor de usted", y ríe a carcajadas.
Ángela, 106 años: Un vasito de whisky de vez en cuando
También con buen humor Ángela Anes, vecina de Las Rozas (Madrid), cuenta su secreto para haber llegado a los 106 años, tomar "un vasito de tónica con güisqui de vez en cuando". La anciana tiene una hija, tres nietos y cuatro biznietos. Goza de buena salud, aunque se desplaza con un carrito y ha perdido visión, lo que le disgusta porque le encanta leer. Mantiene una gran memoria y, en asuntos de belleza, revela que cuida su cutis con agua de nieve pulverizada.
Familias longevas y estilos de vida
Los hijos de padres longevos tienen más probabilidades de serlo, eso explica el 25 o 30% de los casos, señala Leocadio Rodríguez Mañas, "el 70% restante lo determina el estilo de vida y la carga de enfermedad". El cuerpo humano aguanta más de 100 años, como lo demuestran los miles de centenarios, pero el declive físico y mental comienza antes de manifestarse clínicamente, incluso a los 25 años empiezan a perderse capacidades, indica el geriatra, solo que éstas son sustituidas por otras.
El principal problema del envejecimiento, dijo, es el deterioro funcional, la pérdida de autonomía. El 80% de las incapacidades están relacionadas con la fragilidad y la pérdida de masa muscular, por lo que insiste en la prevención: Hacer ejercicio físico -caminar 45 minutos al día, levantar pequeños pesos- y buena nutrición. Otro dato preocupante, según Rodríguez Mañas, es que el 50% de los ancianos que se incapacitan lo hacen durante un proceso de hospitalización, por lo que reclaman la creación de más unidades de geriatría en el Sistema Nacional de Salud.
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/18/espana/1174217343.html