A cinco años de su ingreso en el mercado farmacéutico argentino
La gente sigue pidiéndolos por marca
Los clientes que ingresan un día de semana al mediodía en la farmacia de Leandro Alem y Viamonte están apurados. Piden los remedios por su marca y se dirigen a la caja. Sólo alguno que otro pregunta si hay alternativas y pide precios. "Casi siempre compran por marca -cuenta Verónica Dota, que atiende a esta hora-. Si están haciendo un tratamiento, quieren seguir con lo que ya conocen. Cuando piden otros precios, les damos a elegir."
La Nación Ciencia/Salud
Domingo 13 de Mayo de 2007
A pesar de que hace varios años que se dispuso la prescripción por nombre genérico (el del principio activo que contienen los fármacos), según estimaciones del Observatorio Salud, Medicamentos y Sociedad, de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), las marcas alternativas sólo ocupan el 20% del mercado, que en la Argentina asciende a 8.000.000.000 de pesos (al precio de salida de las droguerías; es decir, sin IVA).
Puede parecer poco, pero para el farmacéutico Carlos Gurisati, director del Observatorio de la COFA, es una porción considerable. "Pensemos que hace unos años esa cifra era de casi el 0%", sugiere.
La ley de prescripción de medicamentos por su nombre genérico, promulgada en 2002, establece que toda receta, prescripción médica u odontológica debe efectuarse expresando el nombre genérico del medicamento, seguido de la forma farmacéutica, cantidad de unidades por envase y concentración. Por su parte, el farmacéutico deberá informar al público sobre todas las marcas comerciales que contengan el mismo principio activo y los distintos precios de esos productos.
También para el doctor Marcelo Squassini, de la Confederación Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital: "La gente sigue comprando primeras marcas".
"Acá hay dos factores fundamentales -dice Squassini-. Una cosa es la receta médica y otra lo que pide el público. Al médico lo han seducido para que siga recetando primeras marcas, aunque es obligatorio colocar el nombre genérico y después, entre paréntesis, si lo desea, una marca comercial. El farmacéutico, por su parte, es el que debe instruir al paciente sobre sus opciones. Tiene obligación de hacerlo. Incluso hay dos carteles que están pegados en todas las farmacias de la ciudad, que le explican al usuario cuáles son los derechos."
Entre los obstáculos para una mayor compra por nombre genérico está la falta de tiempo que tienen los empleados de las farmacias más concurridas. "En otras hay algún tipo de resistencia -afirma-. Muchos lo hacen [ofrecen las distintas opciones] y les va muy bien porque ganan la confianza de los consumidores."
Los farmacéuticos reconocen, sin embargo, que la modalidad de compra por nombre genérico está más instalada en los sectores de menores recursos económicos.
"Según nuestros registros, cada vez hay un mayor número de recetas en las que se consigna el nombre genérico del medicamento -asegura la licenciada Sonia Tarragona, asesora del Ministro de Salud y coordinadora de la Unidad de Investigaciones Estratégicas en Salud-. Son entre el 70 y el 80% de las prescripciones. En el 30%, se consigna sólo el nombre genérico; en el 50%, el genérico y la marca, y en el 20%, sólo la marca."
Tarragona se apresura a subrayar, sin embargo, que en el país no hay estadísticas oficiales de consumo de medicamentos. "Habría que sumar tanto lo que la gente compra como lo que se entrega en los hospitales nacionales y provinciales, y estos últimos están dentro de la órbita de los ministerios de las provincias. A pesar de esto, la impresión que tenemos es que en el interior la gente está pidiendo más el genérico." En cierto modo, Gurisati coincide: "Aunque el público es más bien renuente a cambiar, todo depende de los recursos. Pero la costumbre influye. Hay drogas que hace mucho que están en el mercado y ya el paciente crónico (entre el 15 y el 17% del mercado) les es fiel".
Una tendencia mundial
En el mundo, los genéricos acaparan alrededor de un 50% del mercado. "Es una tendencia global", dice Gurisati. Aunque aclara que en el país no hay medicamentos propiamente genéricos. Es que se denomina "genérico" a aquel medicamento que posee la misma forma farmacéutica e igual composición cualitativa y cuantitativa que otro de referencia cuya patente caducó. Este debe demostrar la equivalencia terapéutica mediante estudios de biodisponibilidad y bioequivalencia. Los medicamentos genéricos, por otra parte, se distribuyen con el nombre del principio activo, sin identificación de marca de fábrica o marca comercial.
"En la Argentina lo que hay son copias o «similares» -explica Tarragona-. Es más, el 85 o 90% de los fármacos que se venden en el país lo son. Los que muchas veces se identifican como originales en realidad son líderes de marca."
Sin estudios de bioequivalencia, ¿son confiables las copias? Algunos médicos creen que con la venta de estas marcas se hace una medicina para ricos y otra para pobres. Para la profesora Adriana Segal, de la cátedra de Control de Calidad de Medicamentos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, "el problema es que uno no sabe hasta qué punto se puede intercambiar uno con otro".
Gurisati disiente: "Para mí, copias y originales son lo mismo. La farmacia no es como una casa que vende ropa, no puede vender medicamentos de menor calidad. El farmacéutico garantiza que todo lo que vende está aprobado por la Anmat. Por otro lado, hay copias que se vienen usando desde hace muchos años. Y no hay denuncias". La Anmat es la responsable de inspeccionar los laboratorios y controlar los procesos de fabricación.
http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=908159
LA NACION | 13.05.2007 | Página 27 | Ciencia/Salud