La cima lograda por Katsusuke Yanagisawa hace pocos días con 71 años, aumenta a veinte el número de personas que han logrado subir al techo del mundo con más de 60 años.
JORDI PASTOR - Madrid - 01/06/2007
ELPAIS.COM
El japonés Katsusuke Yanagisawa hizo cumbre en el Everest (8.848 metros de altura) la mañana del pasado 22 de mayo con 71 años, dos meses y dos días. Seis meses mayor que el anterior septuagenario que logró la misma cima el pasado año, Takao Arayama, quien coronó el Everest con 70 años, siete meses y 13 días. El trío setentero lo completa Yuichiro Miura, que lo ascendió en 2003, cuando era sólo tres días más joven que Arayama. A su lado, los sexagenarios que completan el listado de ancianitos, con perdón, en la cima del Everest, parecen casi jovenzuelos.
El primero en romper la barrera de los 60 años en el techo del mundo, según datos de Xavier Eguskitza, fue precisamente un español, Ramón Blanco, quien el 7 de octubre de 1993 coronaba con 60 años y 160 días. Desde entonces, veinte personas que superaban dicha edad, incluidos los citados septuagenarios japoneses, han ascendido el Everest. Dos mujeres hay entre ellas, y las dos japonesas: Tamae Watanabe, con 63 años y 176 días en 2002, y su compatriota Shoko Ota (63 años y 80 días), que fallecía durante el descenso.
Carlos Soria, Everest a los 62
Hay otro español en este maduro club, Carlos Soria, que con 62 años y 108 días logró pisar la cima del Everest un 23 de mayo de 2001. Algunos años después, ya con 68, prepara estos días su enésima expedición al Himalaya. El Broad Peak, en el Karakorum (Pakistán), perteneciente a los Catorce ochomiles, las montañas más altas del planeta. Retoma así un lejano desafío: Carlos ha tratado de hollar su cima durante los últimos treinta años, a lo largo de cuatro infructuosos intentos previos. El primero fue en 1979, el próximo, y quinto, será el bueno, está convencido.
Carlos, que lleva en la montaña desde muy jovencito, permanece todavía en la brecha de los ochomiles, incluso acercándose a los 70 años. Con 62 coronó el Everest, con 65 el K2 (8.611 m), una de las montañas más peligrosas de la tierra (lo dice la estadística) y en la que Carlos batió el récord de mayor edad, y con 66 hizo lo propio en el Shisha Pangma, otro de los ochomiles principales, y el único enteramente en suelo tibetano. El pasado año, con 67, intentó sin suerte el Dome Kang, una montaña virgen de más de 7.000 situada en una zona poco transitada de Nepal, y el Dhaulaghiri, otro de los 'Catorce'. Pero vuelve a la carga.
Sobre el estilo, es sincero. Ha respirado oxígeno embotellado cuando lo ha considerado necesario y lógico (en el Everest y el K2, concretamente), y se ayuda, "como todos menos Reinhold Messner en 1980", aclara, de las cuerdas fijas para subir. Eso sí, nunca oculta que lo hace. "Lo único que no me importa sobre el estilo es no mentir". Tampoco cree que todos los que usan oxígeno deban ser metidos en el mismo saco, "hay casos y casos", pero sobre todo, jamás le han subido a una montaña. De hecho, a muchas de ellas ha ido solo, sin compañero, y con un presupuesto más que ajustado. Algunos de los japoneses citados anteriormente no pueden decir lo mismo, y claro, no lo hacen.
¿Logro deportivo?
Según a quien se pregunte dentro del mundillo alpinista, se obtendrá una respuesta negativa sobre algunas de estas hazañas. Básicamente, porque algunos de estos casos tienen poco (o nada) de alpinismo. Kilómetros de cuerda fija, o lo que es lo mismo, cables instalados por los sherpas de los que se tira para progresar hacia arriba y que convierten las rutas más transitadas del Everest en una especie de escalera mecánica desde el campamento base hasta la mismísima cumbre, litros y litros de oxígeno embotellado para poder respirar el enrarecido aire de dichas altitudes, y caravanas de guías y porteadores, decoran estas ascensiones, en las que algunos son literalmente subidos.
Se puede reconocer su capacidad de esfuerzo y sacrificio personal, pero aunque hay excepciones, el logro deportivo es prácticamente inexistente. Se asemeja a correr el maratón un ratito a pie, y otro andando. Para muchos alpinistas de primer orden, que cada año visitan profesionalmente estas montañas, el Everest está hoy desvirtuado. Al menos, en sus rutas más fáciles y transitadas. Por ser la más alta, se ha convertido en un circo que atrae a personajes de lo más variopinto, cuyo único objetivo es plantarse en su cima. La prueba es que cada año se baten el número de ascensiones en una temporada: esta primavera van 514, y subiendo. Lo que ocurra entre medias, y cómo se llegue arriba, poco importa. Cada vez menos.
Los 'ancianitos' del Everest
1.- Katsusuke Yanagisawa (Japón). Cima con 71 años y 63 días, en 2007.
2.- Takao Arayama (Japón). 70 años y 225 días (2006).
3.- Yuichiro Miura (Japón). 70 años y 222 días en (2003).
4.- Werner Berger (Canadá). 69 años y 310 días (2007).
5.- Nils Antezana (Bolivia). 69 años y 18 días (2004). Fallece en el descenso.
6.- Nikolai Tcherni (Rusia). 66 años y 176 días (2005).
7.- Mario Curnis (Italia). 65 años y 187 días (2002).
8.- Tomiyasu Ishikawa (Japón). 65 años y 176 días (2002).
9.- Sherman Bull (EEUU). 64 años y 284 días (2001).
10.- Toshio Yamamoto (Japón). 63 años y 311 días (2000).
11.- Boris Korshunov (Rusia). 63 años y 167 días (1999).
12.- Tamae Watanabe (Japón). 63 años 176 días (2002).
13.- Kim Myung-Joon (EEUU). 63 años y 93 días (2006).
14.- Shoko Ota (Japón). 63 años y 80 días (2004). Fallece en el descenso.
15.- Carlos Soria (España). 62 años y 108 días (2001).
16.- Gens Erik Bojen (Reino Unido). 62 años y 27 días (2005).
17.- Kazuya Cono (Japón). 61 años y 43 días (2000).
18.- Bob Hoffman (EEUU). 60 años y 268 días (2003).
19.- Lev Sarkisov (Georgia). 60 años y 161 días (1999).
20.- Ramón Blanco (España). 60 años y 160 días (1993).
Fuente: Xavier Eguskitza
Diario EL PAÍS S.L. -
http://www.elpais.com/articulo/deportes/Ancianitos/Everest/elpepudep/20070531elpepudep_17/Tes