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Preocupa la falta de prevención cardíaca

Aunque las campañas públicas aportan más información, no logran modificar los hábitos dañinos

La Nación
Martes 19 de junio de 2007

Aunque cada vez contamos con más información sobre cómo prevenir enfermedades -no fumar, comer más frutas y verduras, evitar las grasas en exceso y caminar por lo menos 30 minutos todos los días-, algo ocurre que nos impide lograrlo. Y el corazón suele ser el primero en sufrir las consecuencias...

"A pesar de todas las campañas de prevención que se hacen, la mortalidad cardiovascular no disminuye. Esta es la gran paradoja actual -señaló el cardiólogo argentino Horacio Faella, presidente del XVI Congreso Mundial de Cardiología, que se realizará en nuestro país en mayo del año próximo-. Estamos luchando contra un flagelo que no cede porque la cantidad de enfermos cardíacos es cada vez mayor."

¿Es tal vez la comodidad que nos da el auto para ir de un lugar a otro? ¿Son quizás el control remoto y el delivery las mejores excusas para no movernos del sillón del living, o son las ocupaciones diarias las que nos desalientan a modificar el estilo de vida? Lo cierto es que más información disponible no está venciendo los malos hábitos ni reforzando nuestra voluntad lo suficiente como para cambiarlos, según los especialistas y las estadísticas.

"Las campañas son muy importantes porque despiertan consciencia, pero necesitamos conocer mejor cómo logran generar cambios en los hábitos de la población. Algunos de los estudios realizados por la Asociación Estadounidense de Cardiología indican que sólo se producen cambios menores", explicó el doctor Sidney Smith, presidente del Comité Científico Asesor de la Federación Mundial de Cardiología y director del Centro de Investigación y Medicina Cardiovascular de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos.

De visita en nuestro país para participar de la reunión del comité científico del congreso mundial de la especialidad que finaliza mañana, el profesor Smith insistió en que no son precisamente los fármacos los que ayudan a prevenir las cardiopatías en la población general.

Al respecto, recordó como ejemplo el caso de Finlandia al final de la Segunda Guerra Mundial. "Había una región que tenía la prevalencia más alta de enfermedad cardiovascular en ese país, que ya no existe. Y eso no se logró con los medicamentos, sino a través de los cambios en la alimentación y el estilo de vida", enfatizó Smith. Se estima que en una persona con sobrepeso, un aumento mínimo de la presión arterial aumenta el riesgo cardiovascular.

Claro que, aclaró Smith, hay una parte de la población a la que las terapias farmacológicas les permite controlar la presión, el colesterol y otros factores de riesgo. Sin embargo, insistió, se necesita más trabajo de prevención en la población.

"En general, las personas están convencidas de que la enfermedad la van a tener los demás y no ellas", señaló el doctor Guillermo Fábregues, vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina. Según el especialista, para que una campaña de prevención sea efectiva debe ser sostenida en el tiempo, contar con inversión y ser parte de una decisión de política de salud en el largo plazo. De lo contrario, según dijo, "la gente se informa, pero no introduce cambios en su vida. Estos sólo aparecen cuando se diagnostica cáncer u ocurre un infarto."

Objetivo: los chicos

Smith, como Faella y Fábregues, se mostraron convencidos de que los cambios de conducta son posibles en una población. Coincidieron en que la clave para lograrlo está en que el objetivo de la prevención sea la población sana. En especial, los chicos.

"La prevención, sin duda, comienza en la niñez -resumió Faella, cardiólogo pediátrico-. La familia es el primer lugar en el que se adquieren los hábitos que perdurarán toda la vida: quien aprende de niño a tener una alimentación saludable, hacer ejercicio regularmente y consultar al médico en lugar de automedicarse lo seguirá haciendo cuando sea adulto."

En esta línea, la Federación Mundial de Cardiología promueve la relización de un estudio que demuestre no sólo si los chicos comprenden qué alimentos deben comer, sino también si efectivamente los eligen. "Si no hacemos algo para evitarlo, la enfermedad cardiovascular arrasará los países como un tsunami", resumió Smith.

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION

http://www.lanacion.com.ar/EdicionImpresa/cienciasalud/nota.asp?nota_id=918613

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