Un equipo internacional de especialistas en neurología estima que ha llegado el momento de redefinir los criterios que permiten establecer el diagnóstico del mal de Alzheimer, la más frecuente de las afecciones neurodegenerativas. La iniciativa, coordinada por Bruno Dubois, del hospital Pitié-Salp¬trière, de París, se debe a los nuevos conocimientos adquiridos en estos últimos diez años sobre la fisiopatología de esta enfermedad. Los resultados fueron publicados ayer en el sitio web de la revista The Lancet Neurology.
Jean-Yves Nau
10.07.2007 | Clarin.com
Los autores de esta publicación explican que la nueva grilla diagnóstica que ellos proponen se basa en los estudios de los procesos neurobiológicos así como también en la correlación -establecida gracias a las neuro-imágenes cerebrales- entre los primeros episodios de pérdida de memoria y la presencia de alteraciones de zonas específicas del cerebro. Subrayan también que la ventaja de su método es que permite establecer un diagnóstico mucho más precoz y ya en cuanto aparecen los primeros signos de la enfermedad. En la actualidad, este diagnóstico se realiza generalmente en la etapa de pérdida total de autonomía, un estado que los neurólogos califican de "demencia".
Esta publicación es fruto de un trabajo iniciado hace dos años y que reunió a especialistas de seis nacionalidades distintas. El proyecto consistía en proceder a una actualización de criterios diagnósticos que databan de 1984 y no tenían en cuenta resultados aportados por las técnicas de imágenes por resonancia magnética.
Bruno Dubois explicó que en la actualidad existen una serie de pruebas de que la aparición de los primeros signos clínicos indica que ya está en marcha el proceso de alteración del cerebro a través, sobre todo, del depósito de placas de una proteína llamada beta amiloide. Por lo tanto, cuando en el paciente se detectan trastornos funcionales en el campo de la memoria, el proceso de degeneración del tejido cerebral ya está avanzado. En la práctica, el diagnóstico puede realizarse cuando un criterio mayor (trastornos de memoria observados por el paciente o sus allegados durante más de seis meses; confirmación de la naturaleza de dichos trastornos mediante tests específicos) se asocia a criterios menores, entre otros, una atrofia del hipocampo detectada por resonancia magnética, tasas anormales de ciertos bioindicadores en el líquido cerebro-raquídeo o también anomalías del metabolismo en las regiones temporal y parietal del cerebro, identificadas gracias a instrumentos de neuroimágenes funcionales. Los investigadores consideran que podrán proponer un tratamiento terapéutico mucho tiempo antes, en el estadio de la predemencia.
TRADUCCION: Cristina Sardoy
http://www.clarin.com/diario/2007/07/10/sociedad/s-03502.htm