Según Brick, que preside la Federación Internacional de Ancianidad, "se está discriminando a los adultos mayores en los servicios de salud, el trabajo y la imagen que tienen en la sociedad, que los muestra como dependientes, enfermos, discapacitados, incapaces de tener relaciones sexuales y frágiles". La solución, dijo, será la educación social y las políticas de gobierno.

Brick, de 70 años, dialogó con LA NACION durante su visita al nuevo Hogar y Centro de Ancianos LeDor VaDor, que junto con la AMIA organizaron un seminario de gerontología. La luminosidad y amplitud de las instalaciones, los dormitorios, el gimnasio, el comedor, la peluquería y hasta la biblioteca con computadoras e Internet del edificio ubicado en el barrio porteño de Chacarita son señales de respeto hacia la tercera edad. El hogar, de 290 camas, es un proyecto del American Joint Distribution Committee (JDC), una ONG de los Estados Unidos que brinda asistencia en situación de emergencia o necesidad.

"La cantidad de adultos mayores está creciendo en el mundo más que la población infantil, por lo que la pregunta que deberíamos hacernos es qué consecuencias tendrá esto. Por un lado, vivir más es una bendición. Aunque, por otro, para muchos es todo lo contrario. Por ejemplo, los que viven más, pero en la pobreza", dijo Brick, experto en sociología, ciencias de la educación y criminología de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

La mayoría de las personas que se jubilan empiezan a ganar menos dinero, pero a muchas no les alcanza ni para comprar comida, zapatos o medicamentos. Y aunque en los países desarrollados la situación no es tan grave como en los países en vías de desarrollo, como la Argentina, allí los adultos mayores también tienen menos ingresos, lo que igualmente les hace la vida difícil.

"En un estudio hecho en Israel sobre la pobreza en la población de la tercera edad, observamos con frecuencia lo que se conoce como inseguridad alimentaria, que es un indicador de pobreza, ya que habla de una deficiencia nutricional porque saltean comidas, comen una comida en lugar de tres al día o consumen alimentos que no son nutritivos, como pan o productos enlatados", explicó.

Según Brick, la pobreza en la tercera edad es un tema que los gobiernos aún no han podido solucionar. "Para esto -dijo-, hay que reformar el sistema de jubilación: hace 10 años, una persona vivía 5 años más, pero hoy vive 25; y si un gobierno debe hacerse cargo todo ese tiempo de alguien que a partir de los 60 o 65 no puede trabajar, es un gran problema si la población no se renueva rápido", indicó.

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION

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