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La tradicional postal de la famiglia italiana, en peligro de extinción

Ante el envejecimiento de la población

Contratan cuidadores para los mayores

La Nación
Lunes 24 de diciembre de 2007

Italia ya no es más esa postal de la famiglia inmensa sentada a la mesa, con el anciano en la cabecera y los hijos, nueras, yernos, nietos y bisnietos alrededor. La altísima expectativa de vida y una de las más bajas tasas de natalidad del mundo han cambiado dramáticamente las cosas al conspirar en contra de la familia, antaño una de las instituciones más sólidas del país.

Hoy, mientras algunos sociólogos alertan sobre un "suicidio demográfico", una postal más fidedigna de Italia es una plaza desierta, sin niños, con muchos perros y algunos viejitos sentados en los bancos, al sol, acompañados por badanti , o cuidadores, en su mayoría filipinos, africanos, de Europa del Este o sudamericanos. Son ellos quienes se ocupan de lo que las cada vez más "restringidas" familias italianas no pueden -o no quieren- hacer: cuidar a los más ancianos.

María F., maestra de piano jubilada, de 90 años y condenada a la silla de ruedas, vive desde hace nueve años en el centro de Roma con Gabriela, una rumana que cuida de ella día y noche. "Yo no podía hacerme cargo de ella y tuve que llamar a una extranjera, porque contratar a una enfermera me costaba 25 euros la hora", explica Aminta, su hija, que es administradora de una pequeña empresa. "Comparto el gasto de la cuidadora con mi hermano Giulio, que es ingeniero y vive en Milán", agrega.

Menos matrimonios

El de María F. es sólo uno de los cientos de miles de casos que hay en Italia, un país donde pese a los insistentes llamados del Papa en favor de la familia, cada vez hay menos matrimonios, más parejas de hecho y solteros, y donde cada vez se tienen menos hijos (la tasa de natalidad es de 1,35 hijos por mujer, levemente superior a la de hace 10 años, fundamentalmente gracias a las mujeres inmigrantes).

La expectativa de vida para los hombres es de 78,3 años, y para las mujeres, de 84. Las estadísticas indican, por otra parte, que el 26% de la población tiene más de 60 años y que uno de cada cinco italianos es mayor de 80.

Si en 1950 Italia tenía 5 hijos adultos por cada padre anciano, esto disminuyó hoy a 1,5. Y para 2050 ni siquiera habrá un adulto por cada anciano, según una previsión demográfica de la Universidad de La Sapienza.

No sorprende entonces que haya un verdadero ejército de badanti , extranjeros de todas las latitudes que se han vuelto imprescindibles a la hora de ayudar a quienes ya no pueden por sí solos. ¿Cuántos son? Aunque es difícil saberlo exactamente porque muchos trabajan en negro, según un estudio de la Universidad Bocconi, de Milán, hay "entre 700.000 y 1.100.000 badanti " extranjeros. En su mayoría son mujeres de Europa del Este, que suplen la falta de asistencia familiar, y estatal, y que cobran un promedio de 800 euros mensuales.

La familia italiana siempre se caracterizó por ostentar una red de parentela muy sólida, en la que la obligación de los padres es ayudar a sus hijos hasta que sean independientes, y la obligación de los hijos es ayudar a sus padres cuando pasan a ser mayores y lo necesitan.

Masas de inmigrantes

Pero esta situación -que en Italia ha significado que el Estado desatendiera todo lo que tiene que ver con buenos servicios de asistencia de ancianos y niños- ha cambiado drásticamente.

"Antes las hijas o las nueras cuidaban de los ancianos, pero ahora, en un mundo en el cual cada vez más mujeres trabajan, y se afirma la tendencia del hijo único, los inmigrantes se han transformado en un recurso extraordinario para los problemas de gestión familiar", dijo a LA NACION el sociólogo Marzio Barbagli, docente en la Universidad de Bolonia.

"Tenemos masas de inmigrantes dispuestos a trabajar a bajo costo, y esto reduce el impacto de un número menor de hijos", agregó, al destacar que si hay muchos badanti también se debe a que, gracias al sistema de pensiones italiano, los ancianos han acumulado una renta tal que se pueden permitir este gasto.

Para Pierpaolo Donati, profesor de sociología en la Universidad de Bolonia, la situación es más que alarmante. "Yo he hablado de «suicidio demográfico» de Italia, pero los políticos no entienden la gravedad de la situación", afirmó a LA NACION. Advirtió que el número de familias ancianas, o con ancianos en casa, aumenta vertiginosamente, y será necesario importar cada vez más badanti del exterior.

Para Donati, el achicamiento de la familia es una de las principales causas de la actual decadencia italiana. "Italia tuvo desarrollo económico y crecimiento social cuando la familia era estable, con un cierto número de hijos y una sólida red de parentela. Cuando estas características desaparecieron debido a una total falta de políticas de ayuda a la familia, comenzó la decadencia de Italia. Esta seguirá hasta que los gobiernos no pongan en marcha una política fiscal en favor de las familias con hijos y políticas de conciliación entre familia y trabajo", apuntó.

Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia

http://www.lanacion.com.ar/973688