Gerontología - Universidad Maimónides

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Musicoterapia en la tercera edad

En la Tercera Edad, se logra un proceso de envejecimiento activo
La musicoterapia ayuda a promover la salud
La música nos acompaña a lo largo de la vida, tanto en los momentos alegres como en los tristes, en las reuniones o estando solo en casa, y nos marca y rememora distintas experiencias. Pero también, mediante la musicoterapia, se puede promover la salud a fin de lograr un proceso de envejecimiento activo.
En la tercera edad, con los talleres de musicoterapia se trabaja en dos ámbitos: en lo que se denomina una vejez normal y en una vejez con patologías, escuchando música y haciendo -tocando instrumentos y/o cantando, pero no desde lo académico sino desde lo experimental-, y uno de los objetivos fundamentales es
disminuir algunos factores de riesgo

Diario Popular
1.12.07

“En una vejez normal, la musicoterapia opera como una forma de promover la salud y de mantener funciones cognitivas al reconocer melodías y cantantes, recordar la letra a través de la melodía o del título, discriminar géneros musicales”, destacó el coordinador de talleres de música y musicoterapia de los hogares de día de la Dirección de Tercera Edad porteña, Marcos Vidret.
Las emociones
También se trabaja sobre las emociones que fluyen en los participantes, ya que la música define a quien la escucha y/o hace.
“El poder sostenerse emocionalmente a partir de la música que es significativa en la vida es una forma de conservarse, de decir `esta es mi vida, la música que me representa, y quién me quita lo bailado`”, explicó Vidret.
Asimismo en la tercera edad se recomienda el trabajo en grupo “como un indicador de salud -señaló-, como elemento socializante, porque compartir con otros la música que a uno le gusta y ver cómo repercute en los demás hace que la persona mantenga un vínculo con el otro, así como el dedicar canciones y recibirlas”.
De la misma forma, mediante el canto se entra “en una fusión acústica y es una experiencia de mucho encuentro”, agregó Vidret, quien también es docente de las carreras de Musicoterapia de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad del Salvador y de los postgrados de Psicogerontología y de Gerontología Social de la Universidad Maimónides.
El acercamiento
En los talleres de musicoterapia lo importante “es la experiencia musical en sí, no las palabras, sino el sonar juntos, el consonar que nos acerca a otros” y el cambio que se puede producir, mejorando la salud y las relaciones sociales.
También se trabaja con adultos mayores que viven en residencias geriátricas. En estos casos, aclaró, “se plantean cuestiones de rehabilitación y de actualización de las ganas, del deseo, ya que estar en un geriátrico es una situación crítica de por sí, y mediante la musicoterapia se puede generar una mejor adaptación”.
Sin embargo, el profesional remarcó que “es necesario que la participación sea voluntaria porque cuando se va a hacer música a un geriátrico, ese compartir es una forma de decir `todavía estoy vivo, tengo ganas de hacer`, es una forma de mostrarse y se mejoran las relaciones” entre los residentes y con los familiares.
En rehabilitación
En cuanto a las rehabilitaciones, Vidret comentó que en personas que se movilizan en silla de ruedas se puede reformular el lugar de ese objeto y a veces surgen experiencias de movimiento con la silla a fin de aceptar la situación y mejorar la calidad de vida.
Asimismo la técnica de musicoterapia se aplica en pacientes con alzheimer, con quienes se trabaja la estimulación cognitiva; con depresión, ya que muchas veces con experiencias musicales se puede estimular emociones reprimidas o formas de expresión que la persona no tenía presente para poner en juego emociones ocultas; y tratar el aislamiento, mediante la integración con otros.
Recuadro: Disminuye los factores de riesgo
La musicoterapia en la vejez puede utilizarse para fortalecer aspectos bio-psico-socio-culturales a fin de disminuir factores de riesgo a la salud, explicó el musicoterapeuta Marcos Vidret.
.- Bio-fisiológico: Favorece la postura, la flexibilidad corporal, la respiración -mediante ejercicios centrados en la emisión vocal-, la organización de ritmos con el cuerpo y con instrumentos.
.- Emocional: Tanto a través de canciones como mediante improvisaciones sonoras se promueve la expresión de las emociones, al incluir temas significativos, al cantar en forma solista o grupal, al tocar instrumentos y desarrollar un modo rítmico melódico reconocible o improvisado.
Las personas expresan sonoramente aspectos personales que suelen no aparecer en los diáologos verbales. Además se experimentan cuestiones como la propia capacidad de escuchar al otro y la posibilidad de elaborar alguna producción sonora compartida.
.- Socio-cultural: Se focaliza en la promoción del intercambio intersubjetivo, la escucha y el respeto por los aportes de los demás, la construcción de interpretaciones de canciones a partir del aporte del grupo, la promoción de la producción vocal desde distintas funciones -dirección del grupo, canto en pequeños grupos-.
Asimismo, se abarca aquellos aspectos que resaltan la inclusión de las personas y el grupo del taller con la dinámica sociocultural del barrio.