Uno de los temas más difíciles de abordar, tanto por parte de los interesados como por sus médicos, es la sexualidad durante la tercera edad. Y no sólo los protagonistas se avergüenzan de comentarlo, preguntarlo o consultarlo. El sólo hecho de imaginarlo es, para los familiares más cercanos, algo absolutamente difícil de abordar, especialmente por los propios hijos de la pareja.
“Sin embargo”, como afirma el cardiólogo Mariano Giorgi, “el sexo –en su concepción más amplia-, existe desde el principio hasta el fin de la vida”. Y por eso, a pesar de los mitos que lo rodean en el otoño de la vida, es necesario encarar el tema.
Giorgi, quien con su compañera -la también cardióloga Alejandra Farrás- suelen dar conferencias sobre el tema, contó durante una de las charlas organizadas en la Fundación Cardiológica Argentina que “hay muchas frases usuales, y erróneas, relacionadas con esta temática. Entre ellas se destacan, “me dan ganas pero no puedo como antes” y “me gustaría pero mi señora/marido no quiere”.
Pero lo más destacado es que es un tema que siempre genera muchas dudas, pero no suelen ser “sacado ni por el médico ni por el paciente durante una consulta médica”.
Mitos vigentes
Entre los mitos y fantasías que rodean al placer sexual entre los ancianos, figuran –según los expertos- los siguientes mitos:
* A esta edad ya no se piensa en sexo.
* Ahora hay que cuidar nietos, no pensar en relaciones.
* Con las enfermedades y achaques propios de la tercera edad no es recomendable.
* Puede ser algo peligroso, por ejemplo, desatando un infarto.
“Nada más errado”, afirma Giorgi. Las estadísticas internacionales marcan que más del 60% de las personas mayores de 65 años pueden clasificarse como “sexualmente activas”. Además 1/3 de los mayores de 80 años tienen vida sexual activa. Finalmente, también se comprobó que las personas más sanas tiene más sexo”.
Los problemas usuales
Según la doctora Farrás “los problemas más usuales son las disfunciones sexuales que impiden disfrutar del acto sexual, con todo lo que eso implica” ¿Y qué implica exactamente? Significa que puede dividirse en cuatro partes: deseo, excitación, orgasmo y resolución, que son las cuatro partes del acto sexual y que pueden estar –todas o algunas- en la tercera edad”.
Un punto clave en todo esto es repasar las causas de las disfunciones sexuales que pueden dividirse en“Emocionales” (depresión, ansiedad, etc, etc) y “Orgánicas”, que comprenden las relacionadas con afecciones cardiovasculares, endocrinológicas, a la acción de algunos medicamentos, etc, etc. Ambas pueden, y suelen, en la década de los ´60 en adelante”.
Finalmente, los expertos resumen la situación con algunos consejos claves:
* Consultar, sin miedos ni vergüenzas, al médico cualquier inquietud de índole sexual.
* Evaluar con un profesional el estado cardiovascular, pero teniendo en cuanta que el infarto y la enfermedad cardíaco NO son, en principio, un motivo para impedir las relaciones sexuales.
* Preguntar al profesional los posibles efectos secundarios de diversos medicamentos que pueden influir en la libido o en la respuesta sexual, incluyendo la lubricidad y la falta o dificultad en la erección.
*Recordar que la menopausia afecta a la posibilidad de la reproducción, no a la posibilidad de tener orgasmo ni a la existencia de deseo.
En definitiva, lo mejor en este tema, como graficó Giorgi con el mejor sentido del humor, “en materia de sexo conviene pensar como en las películas de vaqueros: “no evitar el tiroteo y morir con las botas puestas”.
http://ar.news.yahoo.com/s/13122007/32/salud-noticias-sexo-tercera-edad-destruyendo-mitos.html