Gerontología - Universidad Maimónides

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Un estilo de vida sano permite alcanzar una gran longevidad

Dos nuevos estudios profundizan en el papel que tienen los hábitos saludables sobre la esperanza de vida y muestran que llegar a centenario es alcanzable si se siguen medidas relativamente sencillas

JANO.es · 12 Febrero 2008

Llegar a los 100 años de edad no parece demasiado difícil, a tenor de las conclusiones de un nuevo estudio publicado en "Archives of Internal Medicine", siempre y cuando se siga al pie de la letra una serie de recomendaciones sobre vida sana.

Los autores, del Brigham & Women's Hospital de Boston, concluyen que un estilo de vida saludable desde el comienzo de la tercera edad, que incluya evitar el sobrepeso, practicar ejercicio y no fumar, se asocia a mayores probabilidades de que los hombres vivan más de 90 años con una buena función física.

Otro artículo publicado en el mismo número muestra que, si bien algunas personas sobreviven más de 100 años evitando las enfermedades crónicas, otras personas centenarias están afectadas por estas patologías y siguen viviendo unos cuantos años más sin llegar a ser discapacitadas.

Los investigadores comentan que, según revelan los resultados realizados con parejas de mellizos, un 25% de la variabilidad en la longevidad humana puede atribuirse a la genética, pero el restante 75% depende de factores modificables.

Los autores de Boston investigaron a un grupo de 2.357 varones participantes en el Physician's Health Study. Cuando comenzó este estudio, entre 1981 y 1984, los participantes tenían una media de edad de 72 años, y proporcionaron información sobre parámetros como la estatura, peso, presión arterial, niveles de colesterol, actividad física, etc. Siguieron siendo examinados cada año hasta 2006, y en cada visita rellenaban un cuestionario sobre cambios en sus hábitos de vida, su salud y su capacidad para desenvolverse en tareas cotidianas.

Un total de 970 participantes vivieron 90 años o más. Según los resultados, varios factores biológicos y conductuales modificables se asociaron con esa excepcional longevidad. Los autores comentan que el consumo de tabaco, la diabetes, la obesidad y la hipertensión redujeron significativamente las probabilidades de alcanzar los 90 años, mientras que la práctica de ejercicio intenso regular las aumentó considerablemente. Además, los nonagenarios también presentaron una mejor función física, un mejor bienestar mental y una mejor autopercepción de su salud.

En opinión de los autores, un varón de 70 años que no fuma, tiene controladas sus cifras tensionales y su peso, no presenta diabetes y practica ejercicio entre 2 y 4 veces a la semana tiene 54% de probabilidades de alcanzar la edad de 90 años.

Por el contrario, algunos hábitos de vida no saludables reducen las probabilidades. Por ejemplo, los sedentarios tienen 44% de alcanzar los 90 años, los hipertensos un 36%, los obesos un 26%, los fumadores un 22%, los que presentan tres de estos factores un 14% y los que presentan cinco factores sólo un 4%.

El segundo estudio, firmado por médicos de la Boston University School of Medicine, incluyó a 523 mujeres y 216 varones de 97 años o más. Respondieron a cuestionarios sobre su historia de salud y capacidad funcional mediante correo o teléfono. Fueron distribuidos en grupos en función de su sexo y la edad a la que desarrollaron ciertas enfermedades asociadas al envejecimiento –EPOC, demencia, diabetes, cardiopatía, hipertensión, osteoporosis, Parkinson e ictus-.

El 32% había desarrollado alguna de esas enfermedades cuando ya tenía 85 años o más. El 68% las había desarrollado antes de esa edad, por lo que tales enfermedades no aparecieron al final de la vida de estas personas excepcionalmente longevas, destacan los autores. Es más, escriben que las personas centenarias que habían desarrollado cardiopatía o hipertensión antes de cumplir los 85 años y seguían sobreviviendo demostraron similares niveles de independencia que aquellos que habían comenzado a desarrollar estas enfermedades más allá de los 85 años.

A juicio de los investigadores, estos resultados pueden arrojar más luz sobre las diferentes maneras en que la gente sobrevive hasta una edad extraordinariamente avanzada. "Determinar los mecanismos que facilitan retrasar o escapar a la discapacidad y a la muerte a esa edad merece investigarse a fondo", concluyen.


Archives of Internal Medicine 2008;168(3):277-283
Archives of Internal Medicine 2008;168(3):284-290

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