A medida que la generación de los “baby boomers” en EE.UU. va entrando en la tercera edad, crece entre ellos el temor generalizado al Alzheimer, o sea, al debilitamiento paulatino de la función cerebral. Los médicos recomiendan la gimnasia mental
Cuando David Bunnell, un editor que vive en Berkeley, California, fue hace algunos años a Federal Express a enviar un paquete, de pronto se le hizo un blanco mientras llenaba el formulario. "No podía recordar mi dirección," dijo Bunnell, 60 años, con voz horrorizada. "Sabía dónde vivía y sabía cómo llegar pero no sabía la dirección".
Bunnell es uno de los tantos millones de baby boomers que están tropezando con señales, a veces graciosas y otras no tanto, que acompañan la declinación de la agudeza cerebral: el nombre de un gran amigo que de pronto se desvanece de la memoria; la desesperada búsqueda de los anteojos para terminar descubriendo que los tenemos montados en la cabeza; la botella de la leche sacada de la heladera y guardada en la alacena.
"Probablemente sea uno de los aspectos más temidos de los cambios que sobrevienen cuando envejecemos," dice Nancy Ceridwyn, directora de iniciativas educativas de la American Society on Aging. "Somos lo que recordamos. Si perdemos nuestros recuerdos perdemos la base de quiénes somos."
Pero paralelamente, hay en la actualidad cada vez más pruebas que afirman que el cerebro contiene más plasticidad de lo que anteriormente se creía. Tanto es así que mucha gente está tomando el asunto en sus manos y hace ejercicios mentales para evitar el deterioro neuronal.
La decadencia del cerebro, o el miedo que produce, han dado lugar a toda una mini industria de productos contra el envejecimiento mental, que va desde los suplementos dietarios como la coenzima Q10, el ginseng o la bacopa hasta los productos computarizados.
Está el Nintendo Brain Age 2 (US$ 19,99) un videojuego con simples ejercicios matemáticos y de memoria; el Posit Science (US$ 395), que contiene ejercicios cognitivos y conductistas; el MindFit es otro que combina evaluación cognitiva de habilidades con un régimen de capacitación personalizada sobre la base de esa evaluación. Y, por alrededor de US$ 10 a la semana, los boomers interesados se pueden suscribir a páginas web como Lumosity y Happy-Neuron.com, que ofrecen una variedad de ejercicios para el entrenamiento cognitivo.
Podría decirse que hay razones para preocuparse. No hay un test definitivo para detectar la enfermedad de Alzheimer. Los médicos se apoyan en síntomas para hacer su diagnóstico y la mayoría piensa que para el momento en que aparecen los síntomas, el daño cerebral ya es amplio. Para el año 2050, según la Asociación Alzheimer, entre 11 y 16 millones de estadounidenses tendrán la enfermedad.
"Muchas de las personas que cumplen 50 comienzan a tomar el tema de los olvidos con más seriedad," dice el doctor Gene Cohen, director del Center for Aging, Health and Humanities de la Universidad George Washington.
"Cuando a los 25 uno no recuerda dónde dejó las llaves, no presta mucha atención al olvido", dice. "Pero si lo mismo pasa después de los 50, la cosa al menos llama la atención".
Lisa C., 47, una psicóloga clínica de la zona de San Francisco, quien prefirió no revelar su apellido por temor a que sus amigos y colegas cuestionaran sus facultades mentales, contó que hace algunos años, un día no encontraba su teléfono celular. Hizo el llamado desde su línea fija pero no oyó nada. Finalmente, cuando más tarde cocinaba la cena y abrió el freezer, lo encontró allí.
Se puso tan nerviosa, no sólo por eso sino también por los pobres resultados de un test de salud mental que se hizo luego, que decidió hacerse una resonancia magnética cerebral. El diagnóstico salió perfectamente normal. Cohen dice que a veces la gente reacciona exageradamente, atribuyendo acciones distraídas a cerebros debilitados, cuando la única responsable es la falta de atención.
Cohen, quien recientemente realizó un estudio de personas nacidas entre 1946 y 1955, la primera mitad del baby boom, dice que le sorprendió la cantidad de los que creen que pueden hacer cosas por sí mismos para aumentar la vitalidad de sus cerebros.
"Gradualmente va creciendo la conciencia de que hacer trabajar el cerebro puede tener efectos positivos," dice Cohen. Y agrega que la plasticidad del cerebro está directamente relacionada con la producción de dendritas nuevas, las proyecciones neurales en forma de ramificaciones que llevan señales eléctricas de una parte a otra del cerebro "Cada vez que uno le pone un desafío al cerebro, eso lo modifica," dice. "Tenemos la posibilidad de formar nuevas células cerebrales, a pesar de que durante todo un siglo nos han dicho que es imposible."
Para estimular su propio crecimiento dendrítico, Cohen proyecta retomar el piano luego de muchos años de no tocar. También está planeando una novela de ciencia ficción que espera escribir.
Finalmente, Cohen dice que aunque cientos de personas comprenden y temen el Alzheimer, muchos están innecesariamente ansiosos por el tema.
"En definitiva, lo que hay que preguntarse es ¿los olvidos están interfiriendo con la forma en que yo funciono laboral y socialmente?. "Si la respuesta es negativa, todo está dentro de las variantes normales," dice Cohen.
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