Una técnica evalúa personas en riesgo
La Nación
Martes 3 de junio de 2008
Hay cosas en la vida que es mejor olvidar. El problema surge cuando uno se olvida hasta de lo que no quiere olvidarse... Esto, precisamente, llevaba a algunas personas a los consultorios de la Clínica de Memoria del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Se quejaban de problemas de memoria, pero los tests habituales arrojaban resultados normales.
Sin embargo, una prueba diseñada por los doctores Facundo Manes, de Ineco y Favaloro; Cecilia Serrano, de Cemic, y María Calcagno, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, no sólo logró mostrar qué tipo de problemas tenían, sino también detectar un grupo de mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
"Les aplicamos una batería neuropsicológica de tests que evaluaban el olvido acelerado -explica Manes-. Cuando les pedimos que recordaran la consigna a los 30 minutos, los que referían tener problemas de memoria, pero no de funcionamiento en la vida diaria, obtenían resultados normales. Pero a las seis semanas mostraban un déficit notorio en la memoria verbal y visual, comparable con el de personas que padecen deterioro cognitivo leve."
Los que padecen esta condición no reúnen los criterios que definen el mal, de allí la importancia de desarrollar pruebas precisas de evaluación.
En el trabajo que acaba de publicar el Journal of Neurology, Manes y colegas estudiaron tres grupos de pacientes: uno de personas que se quejaban de pérdida de memoria, pero que en las evaluaciones cognitivas estándar obtenían resultados normales; otro de personas con deterioro cognitivo leve, que no tiene impacto en la vida diaria, y el tercero, de control, integrado por individuos sanos.
En la prueba diferida 30 minutos, los individuos con deterioro cognitivo leve mostraron déficits, pero los que consultaban por problemas de memoria obtuvieron resultados similares a los del grupo de control. Sin embargo, a las seis semanas, más de la mitad de los individuos que se quejaban de problemas de memoria obtuvieron resultados estadísticamente equivalentes a los de los que tenían diagnóstico de deterioro cognitivo leve. Quedó en evidencia que una alta proporción de los del primer grupo, si bien podían retener sus recuerdos durante un lapso relativamente corto, padecían un proceso de olvido acelerado.
“Este es el primer estudio que propone que el olvido acelerado puede ser una nueva variante de esa zona gris que está entre la pérdida de memoria normal y la enfermedad de Alzheimer, que es el deterioro cognitivo leve –explica Manes–. Se trata de una condición de riesgo para desarrollar Alzheimer, pero muchas personas que consultan no son diagnosticadas porque las pruebas usuales de evaluación cognitiva no son lo suficientemente sensibles.”
Existen varios tipos de memoria y no todos son afectados de la misma forma a medida que avanza la edad. Según los científicos, si bien cierto grado de olvidos es normal, hay señales que deberían tenerse en cuenta.
Normal y anormal
“Los problemas de memoria empiezan a ser serios cuando afectan la vida diaria de la persona que los padece y cuando tienden a ser progresivos”, define Manes.
Los olvidos que no indican un proceso patológico son los que abarcan detalles irrelevantes o de poca importancia, pero no la totalidad de los hechos que se intenta recordar. Es común que las personas mayores necesiten más tiempo para evocar ciertos sucesos, pero si se les da el tiempo necesario y no se los presiona, pueden hacerlo.
“Cuando los problemas de memoria no son serios, los pacientes suelen ser conscientes de ellos –dice Manes–. Se quejan de sus trastornos, pero sus familiares o acompañantes no los consideran importantes.”
Muchas personas pueden tener problemas de memoria que no tienen relación con la demencia ni impacto en su vida diaria por trastornos como la depresión, la epilepsia, el estrés, los traumatismos de cráneo o el accidente cerebrovascular, por ejemplo.
Por el contrario, cuando la persona no es consciente o niega sus dificultades de memoria, mientras que la familia las nota y las considera significativas, se está frente a la posibilidad de que esos trastornos sean más serios. Los olvidos suelen volverse reiterativos y abarcan datos importantes.
“Es probable que estas personas olviden totalmente distintas situaciones y no logren retener ni siquiera los datos principales de algo ocurrido recientemente –detalla Manes–. También pueden presentarse episodios de desorientación temporal o espacial.”
De aquí en más
A la luz de estos resultados, los investigadores proponen realizar más estudios para establecer el verdadero estatus de las personas que padecen olvido acelerado y para determinar exactamente cuántos de esos pacientes finalmente desarrollan demencia a largo plazo. También estiman preciso desarrollar pruebas más sensibles para evaluar el olvido.
Por otra parte, destaca Manes, el diagnóstico correcto de las personas que pueden estar en riesgo de deterioro cognitivo leve y, en consecuencia, de enfermedad de Alzheimer, tiene implicancias de largo alcance.
“No creemos que todos los sujetos que rinden normalmente en la evaluación de memoria tienen olvido acelerado, pero sí muchos de ellos y es importante detectarlos –explica–. Hoy disponemos de nuevos tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, que pueden hacer más lenta la progresión de la demencia y de los problemas de memoria –afirma–. Y hay muchos más en estudio.”
Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION
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