"Todo se puede hacer después de los 60. Con otros tiempos y otros ritmos, pero los aprendizajes son posibles", asegura la directora de la Escuela de Gerontología de la Municipalidad de Rosario, María Alcira Scarpone. Y los ejemplos abundan: una mujer que a los 90 se animó a la computación, otra que con 70 está en quinto año de trabajo social en la Universidad y los dos mil participantes de cursos de arte, idiomas, literatura, telar, teatro, yoga y memoria. Quién más que ellos para demostrar el dicho que reza "nunca es tarde".
29-06-08 | | Por Eugenia Langone y Laura Vilche / La Capital
"Están empujados por el deseo y la voluntad de seguir haciendo cosas, y eso se traduce en logros y aprendizajes que son bárbaros", sintetiza Scarpone, y remarca que la oferta de actividades que la Escuela de Gerontología genera para la tercera edad "se potenció muchísimo en los últimos años porque existe una respuesta y una demanda constante por parte de estos adultos".
La clave en las propuestas es "generar espacios de socialización, encuentro, reflexión, pensamiento y resignificación del tiempo, los roles y la vida a partir de una determinada edad".
Los espacios. Los tres centros de día de la Municipalidad (en los distritos centro, norte y oeste) son uno de los lugares donde más de 270 adultos mayores se suman a actividades como gimnasia, yoga, talleres de arte y de memoria. Pero eso no es todo, por la sede de la Escuela de Gerontología (Buenos Aires al 800) transitan semanalmente unas 500 personas que eligen entre los 16 talleres que van desde literatura, arte, manualidades, teatro y pintura artística hasta salsa y merengue, tai-chi-chuan, telar y tejidos, computación y los idiomas inglés, italiano, francés y portugués.
"Acá también hay modas, y por estos días la vedette de las ofertas es el entrenamiento para la memoria, porque todos tienen el prejuicio que relaciona la vejez con la pérdida de la memoria. Ante esa demanda, damos respuesta sin resignar otros espacios de trabajo", señala Scarpone.
En 2004, cuando aún quedaban resabios de la estampida de rosarinos hacia el exterior provocada por la crisis de 2001, la estrella de las propuestas era el curso de computación. "Llegaban con temores, pero muchos también eran padres y abuelos y tenían la necesidad de comunicarse con sus familiares en el extranjero. Empezamos con dos cursos, en 2007 llegamos a dictar diez en el año y ahora estamos ofreciendo cuatro, con un promedio de entre 15 y 20 alumnos cada uno", remarca la directora de Gerontología.
A la hora de sintetizar el perfil de quienes tienen la iniciativa en cualquiera de las propuestas, destaca que "en general son personas activas, con muchas motivaciones y el deseo permanente de hacer, porque se dieron cuentan que la vida te permite seguir teniendo proyectos".
En movimiento. Las actividades recreativas también son de las más convocantes, y desde la puesta en marcha de un trabajo conjunto de la escuela con la Dirección de Deportes del municipio, los adultos mayores tienen 42 espacios deportivos —ya sean municipales, provinciales o de entidades civiles— donde realizan actividades recreativas y de encuentro.
"Esta es otra de las demandas fuertes, las actividades físicas", destaca Scarpone, quien además señala que la respuesta también es contundente, porque son más de mil los participantes en estas propuestas.
Vínculos. Se trata de espacios de encuentro donde comparten desde juegos hasta meriendas, e iniciativas que motivan vínculos intergeneracionales. Una experiencia de este tipo se plasmó hace pocas semanas, cuando los adultos se sentaron con alumnos de diferentes escuelas de la ciudad para diseñar y construir los juguetes que ya están en las ludotecas municipales.
"Eso no sólo los pone en contacto entre ellos y con otras personas, sino que además les potencia la creatividad", remarca la directora, y subraya que "es así como estas personas generan los vínculos, que son la red que en esta etapa de la vida los sostiene".
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