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Ideas para que la lectura se vuelva un hábito contagioso

Escritores y docentes recomiendan transmitir a los chicos el placer de leer

Desde hace siete años, abuelas recorren colegios y comparten textos con los chicos

Por Mariano de Vedia
Enviado especial
La Nación
Sábado 16 de agosto de 2008

RESISTENCIA.- "La lectura es cuna y herencia. Si los padres leen, los chicos van a leer." María Esther Allende la tiene clara. Es una de las 700 voluntarias culturales del programa Abuelas y Abuelos Leen Cuentos, creado hace una década por la Fundación Mempo Giardinelli, y todas las semanas se acerca a la escuela a leerles cuentos a los chicos.

Llegó hace unos días desde Luján para no perderse el 13° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, que reúne a escritores, editores y representantes del mundo de la cultura y la educación para analizar experiencias y reflexionar sobre el lema "Leer abre los ojos". La conferencia inaugural estuvo a cargo del crítico Noé Jitrik.

Mas allá de las campañas oficiales de lectura y la creación de bibliotecas escolares, hay muchas sugerencias para estimular el placer de leer, según las propuestas recogidas por LA NACION. Leer en voz alta en las casas, equipar con buena literatura las salas de espera de los consultorios médicos, dedicar en la escuela minutos de lectura por puro placer y fortalecer los encuentros de docentes con escritores son experiencias que podrían ponerse en marcha con un poco de recursos y mucho de inteligencia, decisión y voluntad.

La escritora Tununa Mercado promovió reemplazar "las revistas obsoletas en los consultorios y ofrecer espacios de lectura sin la interferencia de la radio, la televisión y el celular". Sugirió que "los ómnibus de larga distancia no apaguen la luz a la noche para que la gente pueda leer" y "enseñar a leer de pie, en la fila de un banco o en la calle, al estilo de los monjes que caminaban leyendo en los conventos".

Para Mempo Giardinelli, organizador del foro desde hace 13 años, la premisa es la lectura por placer. Así, los abuelos cuenta cuentos recorren las escuelas de todo el país con consignas estrictas: pasan 20 o 30 minutos en las aulas con los chicos y los docentes tienen prohibido hacerlos trabajar después sobre los textos leídos. "Nada de redactar oraciones, subrayar sustantivos o encargarles dibujos. Queremos inculcarles la lectura por placer", contó Natalia Porta López, coordinadora del grupo de Resistencia.

"La experiencia se extendió a hospitales, geriátricos, comedores y hogares de día", agregó Adela Rattner, coordinadora nacional del programa, que en 2006 se amplió a todo el país, a partir de un convenio con el Ministerio de Educación y el PAMI.

"La consigna es leer con amor y por placer", explicó Giardinelli, que promueve dos acciones en las escuelas: que los maestros abran la jornada con una lectura en voz alta de cinco minutos, para compartir con los alumnos un texto que les guste, y terminarla con diez minutos de lectura libre y silenciosa de los propios chicos.

Guillermo Saccomano, autor de El buen dolor , consideró fundamental el trabajo entre docentes y escritores. "Tenemos que lograr que un escritor vaya a un aula y se encuentre con chicos y docentes que lo hayan leído". En tanto, Pedro Mairal, autor de El año del desierto , no confía en imponerles a los chicos la lectura. "Hay que acercarles los libros y que ellos elijan, que sientan la libertad y el placer de hacerlo."
La escritura e Internet

"El problema básico de la escritura en Internet es que los blogs no tienen filtros de calidad. El autor escribe y se publica a sí mismo y no interviene un editor", advirtió el escritor mexicano Sealtiel Alatriste, quien transmitió una singular experiencia. Se trata de Caza de Letras, un concurso por Internet lanzado el año último por él en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), basado en el estilo y el formato de Gran Hermano . Fue un concurso literario abierto a escritores jóvenes, que todos los días escribían sus cuentos y poesías en un sitio de Internet. Un jurado de escritores y críticos evaluaba sus trabajos y, junto con el voto de la gente, se iba eliminando de a uno a los participantes, hasta llegar a un ganador. "Hubo 250.000 visitas en ocho semanas", dijo Alatriste.

Para la escritora Patricia Sagastizábal, "así como los amigos se juntan para comer o jugar a las cartas, es bueno que lo hagan para leer".

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1040291