Un estudio danés muestra que la actividad física, no sólo reduce el riesgo de experimentar un ictus, sino que además parece ayudar a los afectados a recuperarse más rápidamente
JANO.es · 24 Octubre 2008
El ejercicio regular no sólo reduce el riesgo de experimentar un ictus sino que además parece ayudar a los afectados a recuperarse más rápidamente, según aseguran investigadores daneses.
Las personas que realizaban caminatas de una hora cuatro veces por semana tuvieron ictus menos graves que aquellas que realizaban poca o ninguna actividad física antes del accidente cerebrovascular, tal como explica en “Neurology” Gudrun Boysen, neurólogo del Hospital Universitario de Bispebjerg en Copenhague (Dinamarca). "Además de disminuir el riesgo de ictus, el ejercicio físico también hace que si se padece un accidente cerebrovascular sea menos grave y se tengan más probabilidades de recuperación", señala.
Investigaciones previas han demostrado que el ejercicio regular disminuye el riesgo de ictus y otras enfermedades. El equipo de Boysen quería comprobar el impacto de la actividad física sobre la gravedad de un ictus, por lo que revisó datos médicos de 265 personas, con una media de edad de 68 años, que habían experimentado un accidente cerebrovascular leve.
El equipo halló que el 25% más activo fue 2,5 veces más proclive a experimentar un ictus menos grave que las personas que practicaban menos ejercicio. Después de dos años, esas personas estaban en mejor forma y estaban más predispuestas a haber recuperado la capacidad de realizar tareas cotidianas como usar el cuchillo y el tenedor y caminar sin bastón, concluyen los autores.
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