El biogerontólogo inglés Aubrey de Grey está convencido de que podremos conseguir algún día aumentar la esperanza de vida si se aumenta la inversión en el desarrollo de técnicas biomédicas, aprovechando el conocimiento científico ya existente.
El País, Madrid
Presidente y responsable científico de la Methuselah Foundation (Fundación Matusalén), una organización contra el envejecimiento, y anteriormente científico de la Universidad de Cambridge, De Grey trabaja en el desarrollo de estrategias de bioingeniería para reparar la senescencia, es decir, hacer posible la reparación de tejidos dañados para rejuvenecer el cuerpo humano y, al mismo tiempo, aumentar considerablemente la longevidad.
De Grey dice que el envejecimiento es un problema degenerativo causado por varios tipos de daños moleculares y celulares que se acumulan: las mutaciones nucleares causantes del cáncer, las mutaciones mitocondriales, la acumulación de desechos intercelulares y extracelulares, la pérdida irreversible de células, el envejecimiento celular y la proliferación de interconexiones entre células de algunos tejidos. Sus controvertidas teorías para evitar el envejecimiento se basan en el desarrollo de estrategias combinadas de bioingeniería.
Este investigador, editor de la revista científica Rejuvenation Research, ha impartido en diversas ciudades españolas la conferencia "Vivir 1.000 años", invitado por la Obra Social la Caixa. De Grey dice que tenemos un 50% de posibilidades de reducir los daños del envejecimiento en los próximos 30 años, una vez se desarrollen tecnologías como la medicina regenerativa.
Su fundación patrocina actualmente la investigación de varios grupos de científicos en temas como la prevención del daño causado por las mutaciones mitocondriales. En particular, financia el grupo de la investigadora Marisol Corral-Debrinski, en el Instituto de la Visión de París. La fundación Methuselah también puso en marcha en 2005 un premio a los científicos que consigan prolongar de forma dramática la vida de los ratones.
Con respecto a esta nota hemos leído el siguiente comentario que nos permitimos reproducir
Leo hoy en El País que la bioingeniería puede lograr en un plazo no muy largo de tiempo (30 años) que la esperanza de vida se alargue aún más debido al posible freno de los mecanismos del envejicimiento. De hecho ha habido varias conferencias sobre el tema con el título “Vivir 1000 años”.
¿Y qué tiene que ver esto con la economía, se preguntará algún lector? Pues mucho. Si esto se hace realidad, si la humanidad logra aumentar su esperanza de vida de una forma considerable, si vivir 1.000 años se convirtiera en algo posible (siempre quedarían las muertes violentas como factor desestabilizador), la economía cambiaría. Y mucho.
Primero, el planeta aumentaría su población a un ritmo vertiginoso. Si ya lo hace, imaginemos que las muertes se redujeran aún más. Y el control de la natalidad es muy complicado de implementar, como se ha visto en China. Esta superpoblación necesitaría alimentos y demandaría servicios. Quizá en unos años no habría alimentos para todos, y no digo en el Tercer Mundo, sino también en los países desarrollados. Es complicado aumentar la producción rápidamente y además puede que no haya terreno cultivable para un aumento de la población tan fuerte.
Segundo, el sistema de pensiones sería insostenible. No se puede vivir 1.000 años trabajando únicamente 40. Posiblemente el sistema de pensiones desaparecería por completo. Vivir 1.000 años significa que las probabilidades de morir en un accidente serían mucho más altas, y por tanto aunque la posibilidad de vivir 1.000 año sería real, mucha gente moriría con 500 ó 600. ¿Dónde ponemos el límite de la jubilación? Sería mucho más complicado que ahora, que ya lo es, ya que el sistema de jubilación se pensó con una esperanza de vida mucho más baja.
Y esto es una posibilidad real, no ciencia-ficción. Un aumento brusco en la esperanza de vida puede traer muchos problemas económicos y unos cambios sociales muy fuertes. ¿Estamos preparados?
Alejandro Nieto González
http://www.elblogsalmon.com/2009/01/19-y-si-vivieramos-1000-anos