Estudio halla que la atención de los pacientes de la enfermedad que están envejeciendo no es suficiente.
Healthfinder
Por Serena Gordon
Cada vez más pacientes de diabetes viven hasta edades mayores gracias a los avances de la medicina. Pero las instalaciones a largo plazo, como los hogares para ancianos que atienden a los estadounidenses envejecientes, podrían no estar preparadas para los retos adicionales que vienen con el tratamiento de los pacientes de diabetes.
"Necesitamos invertir una cantidad adecuada de tiempo para encontrar una manera de ofrecer con éxito atención para los pacientes de diabetes a medida que entran a la tercera edad. Solo hasta ahora estamos empezando a entenderlo", señaló el Dr. Paul Strumph, vicepresidente y director médico de la Juvenile Diabetes Research Foundation.
Aunque hasta uno de cada cuatro residentes de hogares para ancianos tiene diabetes, según un estudio reciente no todos están recibiendo atención que cumpla con las metas de la American Diabetes Association para los adultos que viven en una comunidad.
El estudio, publicado en Diabetes Care, halló que aunque al 98 por ciento de los residentes que tienen diabetes de los hogares para ancianos se les monitorizaban los niveles de glucemia, solo el 38 por ciento cumplía con las metas a corto plazo de glucosa.
Las buenas noticias del estudio fueron que el 67 por ciento de los residentes que tienen diabetes en estos hogares cumplían con sus metas de control a largo plazo, es decir, obtenían un siete por ciento o menos en sus pruebas de A1C. La A1C es una medida del control a largo plazo de la glucosa.
"Una de las diferencias claves para la gestión de la diabetes en un hogar para ancianos es que con frecuencia no es la afección de importancia primaria", señaló Helaine Resnick, directora de investigación del Instituto para el futuro de los servicios para el envejecimiento de la American Association of Homes and Services for the Aging.
Resnick aseguró que una de las preocupaciones que tuvo con los hallazgos del estudio es que nadie ha desarrollado pautas específicas para el cuidado de las personas de la tercera edad que tienen diabetes. Los objetivos de control de la glucosa para alguien que tiene cuarenta y vive en su casa podrían ser bastante distintos de los de alguien que tiene 85, tiene problemas cognitivos y vive en un centro de atención a largo plazo, dijo.
"Los medicamentos para la diabetes están diseñados para reducir los niveles de glucosa, lo que puede prevenir las complicaciones en las personas diabéticas. Pero cuando se toman medicamentos para reducir la glucemia, puede reducirse demasiado, lo que puede resultar extremadamente peligroso, sobre todo para los adultos mayores", señaló Resnick, y anotó que es difícil hallar "el equilibrio adecuado entre mantener la glucosa a niveles bajos con el riesgo de mantenerla demasiado baja".
Strumph señaló que las necesidades de los adultos mayores que tienen diabetes también podría ser diferentes. Los pacientes de diabetes tipo 1 y 2 que necesitan insulina con frecuencia eligen una bomba cuando son más jóvenes, aunque esa podría no ser la mejor opción para quienes son mayores y menos capaces, dijo.
"Alguien que está en un hogar para ancianos podría sacarse la bomba y ni enterarse. En ese caso, es preferible la insulina de acción prolongada. No hemos definido [el régimen] de insulina ideal para alguien que está en un centro con horarios suficientemente predecibles", señaló Strumph.
Tanto Strumph como Resnick aseguraron que es importante que los miembros de la familia, el residente del hogar para ancianos y el personal elaboran un plan de atención realista.
"Las familias necesitan involucrarse más activamente en los equipos de atención y eso aplica tanto para la diabetes como para otras afecciones. Asegúrese de que el centro comprenda las preferencias de la familia y del residente. ¿Está su madre más interesada en mantener un control estricto de la glucemia y arriesgarse [a una hipoglucemia]? ¿O será quizá mejor hacer que el control sea un poco menos estricto y esforzarse más en aspectos relacionados con la calidad de vida?", planteó Resnick.
"Las familias necesitan involucrarse más y la comunicación debe ser continua porque las prioridades pueden cambiar", agregó.
(FUENTES: Paul Strumph, M.D., vice president, chief medical officer, Juvenile Diabetes Research Foundation, New York City; Helaine Resnick, Ph.D., M.P.H., director of research, Institute for the Future of Aging Services, American Association of Homes and Services for the Aging, Washington D.C.; June 2007, Diabetes Care).