Cuando Barack Obama ganó la presidencia de los EE.UU., sorprendió al mundo agradeciendo en pleno discurso a su suegra: “Creo que es justo decir que Marian Robinson es uno de los héroes olvidados de esta campaña. Es un apoyo increíble”, dijo. Por eso no sorprendió el posterior anuncio de que la madre de la esposa de Obama se mudaría con la familia a la Casa Blanca. La “primera abuela” –como la apodaron los estadounidenses– será la encargada de cuidar a Sasha y Malia, sus nietas de 7 y 10 años, igual que lo hizo durante la campaña. “Las chicas van a necesitarla como parte de su sensación de estabilidad”, declaró Michelle, la mujer de Obama.

En medio de esta especie de grandma power que se vive en los EE.UU., la ciencia aporta nuevos datos para revalorizar el rol de los abuelos en la crianza de sus nietos y para demostrar los beneficios psicológicos que obtienen los niños cuando quedan al cuidado de los mayores de la familia.

Un reciente estudio de la estadounidense Universidad Johns Hopkins publicado en la revista Pediatrics, de la Academia Americana de Pediatría, examinó la relación entre estructura familiar y probabilidad de sufrir un accidente doméstico en base a datos obtenidos de 5 mil niños. La conclusión fue que los chicos que permanecen al cuidado de sus abuelos tienen la mitad de chances de sufrir heridas que si quedan bajo la atención de una niñera o van a una guardería. Pero ésta no es la única ventaja: un trabajo de la Universidad de Londres reveló que los nietos que se crían con ayuda de los abuelos son menos hiperactivos, más sociables, y se comportan mejor que los que viven alejados de los adultos mayores, especialmente si son hijos de padres divorciados o viudos, porque encuentran en ellos un soporte emocional.

Estabilidad. Por la incorporación de la mujer al mundo laboral, el divorcio o en los casos de enviudamiento de alguno de los padres, la presencia de los abuelos en la familia se volvió trascendente. Además, en medio de la crisis económica, muchos padres tuvieron que lidiar con la pérdida de sus empleos o tomar un segundo trabajo para llegar a fin de mes. En este contexto, cada vez más abuelos colaboran en la crianza de sus nietos. En la Argentina de los 90, las familias contrataban niñeras para atender a los chicos, pero según datos del INDEC hoy la cifra de los que recurren a personal doméstico descendió a la mitad.

“Con la crisis social y económica, el rol de los abuelos en el cuidado de los chicos se jerarquizó otra vez. En general, un gran porcentaje de mujeres trabaja y los abuelos son los encargados de llevar y traer a los nietos del colegio o ayudarlos en las tareas escolares, aunque también ellos muchas veces trabajen”, señaló Diana Rizzatto, miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar. “El peligro –advirtió la especialista– es cuando los abuelos desautorizan a los padres.” Para Rizzato, “debe quedar claro que las pautas de crianza las marcan los padres y los abuelos deben respetarlas; eso es a rajatabla”. Otro problema a tener en cuenta es cuando cuidar a los nietos deja de ser un placer para convertirse en una obligación (ver recuadro).

Ventajas. “Para los chicos, el abuelo es una fuente de transmisión de valores que hoy están un poco perdidos, como la familia y la importancia del trabajo como realización personal. También pueden ver otra imagen de sus propios padres, saber que ellos también fueron niños, y esto es muy sano a nivel psíquico”, explicó Graciela Zarebski, directora de la carrera de grado y posgrado de la Escuela de Ciencias del Envejecimiento de la Universidad Maimónides. “Si los padres están en la puesta de límites cotidianos, los abuelos tienen otra perspectiva. El vínculo principal es el amor, pueden disfrutar mucho más, incluso jugar y tener tiempo libre”, agregó.

El afecto y la seguridad son los dos grandes beneficios que obtienen los niños que quedan al cuidado de sus abuelos y no de un extraño, coinciden los expertos. Para Alejandra Semisa, coordinadora del Comité de Familia y Salud Mental de la Sociedad Argentina de Pediatría, “el abuelo es el relator de la historia de la familia, transmite las tradiciones y apoya la función de los papás. Los chicos comparten juegos, lecturas y salidas. Esta demostración de amor mejora la salud mental de los más chicos. Muchas veces son su soporte emocional, dependiendo del vínculo entre el abuelo y el nieto”.

Los más chicos no son los únicos que se benefician cuando quedan al cuidado de los mayores. “Para el abuelo, el vínculo con el nieto es una fuente de revitalización. Puede transmitir sus experiencias, sentirse útil y valorado. A medida que están abiertos a lo nuevo, el diálogo entre las dos generaciones es una fuente de renovación de la vida”, concluyó Zarebski.

Cuando el placer se vuelve obligación

Si el placer de cuidar a los nietos se convierte en una obligación, puede ocurrir que la responsabilidad “extra” esté acompañada por problemas de salud como hipertensión arterial, dificultad para respirar, taquicardias y estrés. Se lo conoce como el “síndrome de la abuela esclava” y fue descripto por primera vez por el médico español Antonio Guijarro Morales, de la Universidad de Granada, en España.

“Hoy en día los abuelos son personas de mediana edad, en plena actividad. Eso les permite disfrutar de su abuelidad porque están bien física y mentalmente, pero no están tan disponibles para el cuidado de los nietos como los abuelos de antes”, explicó la especialista en psicogerontología Graciela Zarebski. La excesiva sobrecarga física y emocional de cuidar a los nietos todos los días puede dejar sus huellas en la salud de los mayores de la familia. Pero, por lo general, esto no es percibido como un problema y ésta es una de las razones por las que el síndrome está subdiagnosticado, según los especialistas.

“Debe haber respeto por el lugar que cada uno ocupa en la familia. No se puede suponer que el abuelo por el solo hecho de ser abuelo debe ocuparse todo el día de sus nietos. Hay que negociar cuánto tiempo pueden dedicarle al cuidado de sus nietos, ya que la mayoría también trabaja”, aconsejó Zarebski.