Gerontología - Universidad Maimónides

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Ivonne Bordelois

La poeta y ensayista, Ivonne Bordelois, desmenuza la compleja relación que las palabras fueron históricamente con la salud y la enfermedad.(Síntesis del artículo publicado en la página 30 de la Revista de Cultura “Ñ” del 25/04/09.

Enviado por Hector Moretti a Mayores en Movimiento


“Curar es limpiar, cuidar. Cuando uno emplea las palabras a través de las cuales se relaciona con una persona, con el dolor de una persona y con su enfermedad, sin pensar en la calidad de las palabras, está enfermando a las palabras... Porque las palabras son como personas, son como intermediarios entre una persona y otra, y es muy importante que tengan el tono, el color, el vestido, la actitud necesarios para llegar adecuadamente. Una misma palabra pronunciada de otra manera llega de un modo distinto y ayuda a la persona a integrarse y entender lo que le pasa. De ese cuidado se habla. El cuidado está representado en saber qué quiere decir exactamente lo que decimos; a veces una palabra tiene connotación que se le escapa al médico y que al paciente lo golpea. Hay un pasaje muy importante en el libro (“A la escucha del cuerpo” de Ivonne Burdelois, Libros del Zorzal. 240 pág.) en el que un paciente tiene una enfermedad por la cual se le va cayendo la piel en costras; y el médico le dice el nombre de la enfermedad: estafilodermia psoriaforme. Pero el paciente le dice: no, yo no estoy enfermo de eso, estoy enfermo de humillación. Ese paciente estaba cuidando las palabras, me pareció muy linda la actitud de ese paciente que enfrenta al médico con el compromiso afectivo que representa la enfermedad y reniega de esa palabra inhóspita con que se nombra su padecimiento. Eso, el poder elegir las palabras, es de algún modo curarlas.”
“Está la anécdota famosa de Freud que narra el momento en el que el médico le dice que tiene cáncer, y él retruca: “Usted con que derecho me lo dice”. Bueno, hay que tener mucho cuidado porque hay para quienes no es la enfermedad lo que mata, sino el diagnóstico. Hay mucho material sobre eso. Sin embargo, actualmente, mucho más profundamente en Europa que aquí, los médicos son implacables en sus diagnósticos, e impera una especie de sadismo permitido por la sociedad. Hay que tener mucho cuidado con las palabras.”
“Hay una imposibilidad clara de nombrar a la muerte. Ahora, cuando se nombra a la muerte también aparece la historia de que no se puede apartar al figura mítica de que uno no muere sino que es matado. La idea imperante de que la muerte es como un sujeto. Se trata de una raigambre muy profunda, tanto en el lenguaje como en la cultura, la tendencia a personalizar a la muerte y verla como una especie de hostilidad. A pesar de que ahora, y creo que es un rasgo progresivo, hay una tendencia a percibir la muerte como un pasaje natural y combatir el miedo a la muerte. Eso también tiene un lenguaje y da la impresión de que hay una especie de impregnación colectiva que está en balance con aquella vieja historia de la muerte con guadaña. Son arquetipos que compiten todo el tiempo uno con otro.”
“Hay una zona del vocabulario en la que la muerte es siniestra, es un ataque, es un castigo, y que se ve como una especie de fusilamiento de la vida, y hay otra zona del lenguaje en que la muerte es un pasaje al sueño. Este es un mundo en el que la violencia cunde tanto que da la sensación de que todo el tiempo se está martillando en el lado siniestro de la muerte, pero es muy importante acarrear las otras imágenes para que nos queden alternativas...”