Mi abuelo era mi amigo y mí me encantaba estar al lado suyo y verlo cocinar. Leopoldo hacía esta receta que quiero compartir y van ver cómo tiene relación con este tema. A mí me dio resultado. No sólo porque me dio proteínas para enfrentar la vida, sino que también porque en tiempos difíciles siempre me acuerdo de estos ingredientes.
Para hacer esta receta lo primero que hay que tener es hambre.
Mi abuelo decía que si uno tiene hambre, cocina mejor. Porque cuando uno no tiene las cosas, les da mas valor. Después ver si tenemos en nuestra cocina, nuestro lugar de trabajo, todos los ingredientes para cocinar. Y las manos, la buena mano, para encarar el duro trabajo. Una vez chequeado esto, ahora sí a cocinar.
Sobre una mesada fría como la realidad, ponemos un kilo de harina. Enseguida vemos que sobre una superficie fría está todo hecho polvo y, encima sucio. A esta realidad le vamos a poner ingredientes. Aquí sugiero poner huevos. Lentamente comenzamos a mover la masa y, a medida que vamos haciendo esto, le vamos agregando dos cosas fundamentales: sal y pimienta. A gusto, por supuesto. Cuando vemos que la masa comienza a juntarse, tiramos tres tazas de buena leche.
Una vez que la masa empieza a tomar forma, tomamos un palo de amasar y estiramos durante 15 minutos. Ahí ustedes se van a dar cuenta de que los brazos están cansados. Bueno hagan lo que decía mi abuelo. No los bajen. “No bajes los brazos seguí trabajando, que está dando resultados”. Ahora sí vamos a la salsa. En una olla con un poquito de aceite vamos picando ajo. No sólo le da sabor: también para ahuyentar la mala suerte.
A esta salsa también le vamos a poner lomo, pechito y un poco de corazón. Todo esto se deja cocinar mientras a la masa la vamos rellenando con seso. Después de hervir servimos los ravioles en una fuente y le ponemos la salsa encima.
Ahí mi abuelo me decía: ”¿Te diste cuenta? Esta receta tiene todo para enfrentar la vida cuando se pone difícil: huevos, buena leche, lomo, corazón, pechito, sal, pimienta y seso.”. Sugiero que, cuando esté listo el plato, pongan la mesa, tomen dos sillas e inviten a la crisis a sentarse. Porque no sirve solamente convivir con la crisis. También hay que enfrentarla.
Nota publicada en el Suplemento Economía y Negocios del Diario Clarín en la página 10 de su edición del 12 de abril de 2009. Su autor es Sergio Polaccia, Director de Amen Argentina.
Enviada por Héctor Moretti a Mayores en Movimiento