Cada vez más adultos mayores se atreven a retomar o mantener la práctica de actividad física más allá de los setenta años
Nora Bär
LA NACION
Domingo 23 de agosto de 2009
Horacio Caggiano es un deportista convencido. Todos los días se levanta, toma un desayuno de arroz y zanahoria rallada, todo rociado con aceite girasol ("Es buenísimo para tener energía", comenta), prepara su mochila, se calza las zapatillas y se dirige al Sport Club de Almagro. Al llegar, todos lo saludan: es un habitué célebre del club. Nada, hace complementos, camina y trota en la cinta. Lo usual... salvo por un pequeño detalle: tiene? ¡¡96 años!!
"Horacio es capaz de correr más de tres kilómetros y medio -dice su médico, José Ghergo, triatleta, especialista en imágenes del Hospital de Clínicas y médico deportólogo-. Tiene una lucidez sorprendente, lee muchísimo y ni siquiera usa anteojos."
Horacio es un ejemplo notable, pero cada vez menos aislado, de una nueva generación de adultos mayores decididos a mantenerse en actividad hasta edades cada vez más avanzadas para preservar no sólo sus capacidades físicas e intelectuales, sino también su autonomía y su vida social. Hoy, la actividad física y sus probados beneficios ya no tienen límite de edad.
Desde 2001, en el marco del Programa Adultos Mayores de la Secretaría de Deportes, en el Centro Recreativo Nacional de Ezeiza (Cerena), Susana Zemin conduce el programa Jubilaxion, que reúne a unas 50 personas de Esteban Echeverría cuyo promedio de edad ronda los 75 años. "Les hacemos una batería de tests al comienzo y luego de un año para ver cómo mejoran", cuenta.
Los martes a la mañana, los integrantes de Jubilaxion se encuentran para hacer dos horas de entrenamiento. "Primero, quince minutos de entrada en calor. Después, trabajamos en un circuito de 10 estaciones de entrenamiento, con pelotas grandes suizas, step, mancuernas, bandas elásticas, colchonetas, todo cronometrado. Luego, la fase final de vuelta a la calma, donde hacemos 20 minutos de elongación, masajes, relajación con música. Comen, juegan a las cartas o al tejo y, por la tarde, 45 minutos de deportes adaptados, como la arquería, el criquet y el tenis de mesa."
Según Zemin, la idea es hacer un seguimiento de diez años para observar la evolución del grupo, pero hasta ahora el rendimiento es magnífico. "Los médicos me han mandado estudios de osteoporosis de una de las concurrentes -afirma-. En 2004 tenía osteoporosis aguda, en 2006 osteopenia moderada, en 2008, osteopenia leve; otros bajaron el nivel de colesterol, otros dejaron las pastillas para dormir..."
Osvaldo Bianchi es licenciado en educación física y deportes. Ahora, a los 73, coordina en el Cerena otro grupo de adultos mayores que incursionan en el Deporte de Orientación. "No exigimos que corran, sino que recorran una serie de estaciones según un mapa predeterminado. Empleamos la orientación de precisión. El que hace menos tiempo es el que gana", explica. Según aclara Bianchi, el Deporte de Orientación tiene su Federación Internacional afiliada al Comité Olímpico Internacional, que está estudiando incluir la especialidad de Ski Orientación en los próximos Juegos Olímpicos. "Hay que subrayar que no es necesario ser muy mayor, basta con tener más de 35 para ser veterano", agrega con un guiño.
Además de estas actividades, desde el año pasado en los Juegos Evita se incluyó la participación de equipos de la tercera edad en la categoría Adultos Mayores. "Fue una experiencia muy positiva", cuenta Paula Montes, coordinadora también de un programa de deportes adaptados.
Para el licenciado Oscar Incarbone, presidente de la Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física, y coordinador del programa Argentina Saludable, del Ministerio de Salud, "hay un aumento de la participación deportiva en la franja etaria de la tercera edad. Desde que la evidencia científica demuestra que aumentar el nivel de actividad física reduce el riesgo de tener enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, la diabetes o la obesidad, cada vez más personas, y con mayor edad, comienzan a hacer ejercicio", comenta.
Pero enseguida subraya: "Es importante que esa actividad se realice teniendo en cuenta los controles médicos adecuados, y no incurrir ni promocionar la sobreexigencia. La actividad física tiene que adaptarse a la persona y no al revés".
Caggiano empezó a hacer deporte desde muy joven, nadando en el Club Obras Sanitarias, y luego pasó por varias instituciones. En 1930, representó al país como campeón argentino de estilo espalda. Actualmente es asesor en fisiología deportiva aplicada a la ancianidad de la Secretaría de Deportes del Ministerio de Desarrollo Social, y (junto con "Toto", de 80, otro Horacio, de 78, y Santiago, de 76) integra el equipo "Carbono 14" reunido por Ghergo.
Según el especialista, su receta para que Caggiano mantenga semejante vitalidad es un programa de optimización del estado físico, progresivo y adecuado para su caso particular, apoyado en cuatro pilares: la capacidad aeróbica, la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio.
"Desde el punto de vista de la salud, la actividad física en la tercera edad no sólo es importante, sino fundamental -dice Ghergo-. El organismo es muy sabio y todo lo que no se utiliza se atrofia. A partir de los 30 o 35 años, se va perdiendo masa muscular, velocidad y una serie de capacidades deportivas, como la coordinación y el equilibrio. Hay que estimularlas para que esa pendiente sea mucho menor."
¿Se puede recuperar algo de la potencia perdida cuando hace décadas que uno no se mueve más que de la cama al televisor? "Bastan dos meses de alejamiento del deporte para pasar a ser sedentario -dice el especialista-. Nadie, ni el deportista más concienzudo, queda inmunizado de por vida. Para empezar, el primer paso es hacer una evaluación previa."
Según explica, hay trabajos científicos que muestran que a los 80 años se puede incrementar la fuerza un 130%. "Lo primero que se pierde es la fuerza en el tren inferior -dice-. Sin embargo nosotros vemos que personas que inicialmente no podían pararse, luego logran hacerlo por sus propios medios. Y esto influye también en la esfera psíquica, porque vuelven a ser independientes."
Como acota Caggiano con una sonrisa, en una pausa de su actividad de todos los mediodías: "La actividad física es la chispa que enciende la llama de la vida".
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1165739