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Olfato para diagnosticar el Alzheimer

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Desarrollan un 'olfatómetro' compatible con la resonancia magnética que abre la puerta al diagnóstico precoz de enfermedades neurodegenerativas

JOAN CARLES AMBROJO - Barcelona - 27/07/2009

Diferentes investigaciones apuntan a la pérdida de olfato, conocida como anosmia, como un síntoma previo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. De hecho, se calcula que entre el 18% y el 20% de las anosmias no son causadas por un traumatismo, sino que son idiopáticas. La memoria y el olfato tienen zonas comunes en el cerebro; de este modo, como las enfermedades neurodegenerativas deterioran la memoria, también repercuten en la función olfatoria. Por este motivo, medir esta capacidad podría convertirse en un sistema de detección precoz para combatir estas enfermedades en sus primeros estadios.

El sistema de medición tradicional del olfato se basa en acercar al paciente un frasco con aromas; luego rellena un cuestionario estandarizado con las percepciones que ha tenido. Son pruebas subjetivas, porque es imposible regular la cantidad de aroma que se suministra y la distancia a la que se pone la sustancia aromática, afirma Susana Borromeo, profesora del Departamento de Tecnología Electrónica de la universidad Rey Juan Carlos (URJC). ¿No es posible mejorar la precisión de estas medidas? Es lo que ha hecho un grupo de investigadores de la URJC en colaboración con el Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) y la Fundación Hospital de Alcorcón. Un equipo multidisciplinar de ingenieros, informáticos, neurólogos y otorrinos han desarrollado un olfatómetro compatible con la resonancia magnética funcional (RMF).

La resonancia magnética permite visualizar y medir la actividad cerebral en el mismo instante en que el paciente recibe los estímulos aromáticos. Pero hay un problema: como tantas veces hemos visto en series de médicos como House, no es posible introducir en los escáneres magnéticos ningún tipo de instrumento metálico so pena de dañar al paciente.

El nuevo olfatómetro solventa todos los problemas, dicen los científicos que lo han desarrollado. Por un lado, controla la selección, la secuenciación y la duración de los estímulos que se le proporciona al paciente, que recibe los aromas a través de una mascarilla. Y al estar sincronizado con la máquina de resonancia magnética, el aparato detecta de forma objetiva, mediante cambios en las imágenes cerebrales obtenidas por la resonancia, si existe o no reactividad cortical asociada; es decir, si el sujeto está percibiendo el olor que se le ha suministrado. Un ordenador controla la sincronización entre el olfatómetro y la resonancia.

Las primeras pruebas se realizaron con aromas de café y chocolate; en una segunda etapa, con limón, menta y lavanda. Próximamente, se utilizarán los ocho dispensadores de aroma del olfatómetro con café, vainilla, talco, chocolate, canela, naftalina, jabón y vicks vaporub, que serán los olores que incluirá en el test de olfato basado en el llamado test de Connecticut que está desarrollando Adolfo Toledano, del Servicio de Otorrinoralingología de la Fundación Hospital de Alcorcón.

Tras demostrar la viabilidad del equipo, aún queda un largo camino para convertir este instrumento en un sistema de valoración clínica precoz de enfermedades neurológicas y neurodegenerativas, asegura Borromeo. En septiembre comenzarán las pruebas con sujetos sanos para establecer mediante escáner los parámetros de normalidad de sensibilidad al aroma. Durante 2010 se comenzará a probar el olfatómetro en pacientes con anosmia y más adelante se espera tener a punto los primeros prototipos para su validación clínica. También estudian su empleo para medir la actividad cerebral a los aromas en electroencefalogramas. También les permite abrir un área de trabajo para evaluar de forma objetiva "los umbrales mínimos a partir de los cuales el aroma se hace consciente, las interrelaciones entre las áreas olfativas y otras áreas como las emocionales que se activan por la evocación que provocan los aromas", añade Borromeo. Este proyecto ha sido financiado por el Consorcio Olfactosense: Sensores olfativos de utilidad clínica e industrial, perteneciente al grupo de expertos en Instrumentación Biomédica de la Comunidad de Madrid.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Olfato/diagnosticar/Alzheimer/elpepusoc/20090727elpepusoc_3/Tes

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