La expectativa de vida sigue aumentando y los mayores buscan nuevas herramientas para vivir plenamente. Disponen de mucho tiempo para invertir en actividades y mantener o crear nuevos lazos sociales. Estimular la memoria es clave para darle un sentido a la vida
La Gaceta
Lunes 5 de Octubre de 2009
La expectativa de vida aumenta año tras año y hace necesario pensar nuevos modelos de envejecimiento. O, como señala la psicóloga Olga Vega, integrante del equipo interdisciplinario de la Escuela de Ciencias del Envejecimiento de la Universidad Maimónides, nuevas respuestas a las demandas de los mayores, basadas en criterios de salud y no de deterioro.
Este equipo en el que trabaja esta especialista, con formación gerontológica, viene brindando un espacio de encuentro para adultos mayores y profesionales, que propicia el desarrollo de potencialidades y la elaboración de nuevos proyectos de vida por medio de diversos talleres.
"Los asistentes son personas que responden al tiempo histórico que les ha tocado vivir, afectadas por los años y las crisis, que también suman factores de riesgo. No obstante, todos saben lo importante que es el alimento para el alma y los sentimientos, así como mantener las redes sociales. Y llegan con deseos de aprender, de participar, de reclamar sus derechos y de recibir", destacó Vega.
Ocurre que, a veces, parte de la familia emigra, se muda o se muere y el núcleo social de los ancianos se va achicando. "De allí surge la necesidad de establecer nuevos vínculos. Hay que cuidar la salud física, pero también la psicosocial", destacó. Y en algunos de los talleres de reflexión, de introducción a la Sociología, de teatro, de fortalecimiento de la memoria o de literatura, las personas encuentran un nuevo círculo social.
Nuevos abuelos
Con respeto mutuo, cada uno, haciendo aportes desde su rol, va tejiendo un entramado nuevo que los dignifica frente a la familia. "Me cambiaron la abuela, me dijo un nieto una vez. Es que al hacer una introspección, pensar en algo que uno no pudo hacer, decidir qué cosa placentera quiere hacer y animarse a hacerla, uno cambia, vive mejor y transmite alegría", relató Vega.
"Durante la vejez hay más tiempo para hacer lo que uno quiere y para descubrir lo nuevo que hay en uno y en el otro -dijo Marta Waldmann, a cargo de los talleres de reflexión-. Es momento de repensar la vida, de desplegar las vivencias, de visualizar nuestras herramientas, de abrir una nueva mirada para resignificar las pérdidas y elegir en qué invertir el tiempo que nos queda."
Garantía de identidad
La especialista en Desarrollo de la Memoria, Cyla Kesten, se refirió a esta función del cerebro como la guardiana de lo que se ha vivido, aprendido y sentido: "Es la garante de la identidad de una persona. Le otorga un sentido a su existencia, le muestra quién ha sido y quién es", explicó.
"Por medio de la memoria, logra un sentido de continuidad que le permite reconocerse a sí misma a pesar de los cambios físicos, psíquicos y mentales. Adquiere herramientas para diferenciarse de los demás y sentirse parte de su medio sociocultural. Es, por lo tanto, un factor relevante para preservar la autoestima en la vejez", aseguró.
Según Kesten, el taller para el desarrollo de la memoria no sólo debe tender a mejorar la memoria, sino también a dar información sobre su funcionamiento. "Debe reforzar la integridad, estimular la comunicación y la integración, el interés, la curiosidad, la creatividad, la imaginación, afianzar la autoestima y reducir la ansiedad y los temores que surgen con la aparición de los trastornos de salud. Sentirse parte de un conjunto de personas que comparten una problemática y sentimientos afines ayuda a enfrentar las dificultades con una visión más positiva", dijo Kesten.
Actividad intensa
El organismo puede crear y reorganizar las neuronas toda la vida, y esa posibilidad puede incrementarse mediante el esfuerzo mental. Las neuronas pueden multiplicarse con mayor intensidad en las zonas cerebrales más utilizadas, lo que, al decir de la especialista, demuestra la importancia de mantener la actividad mental intensa y constante durante toda nuestra vida.
Ser útil
"Vivimos una media de 25 a 30 años más que nuestros abuelos, y lo que se denomina vida activa finaliza mucho antes -reflexiona Kesten-. Debemos pensar en cómo continuar siendo útiles, activos y creativos para desarrollar las potencialidades de cada uno y poder comenzar ciertas asignaturas pendientes. La memoria necesita estimulantes para continuar aprendiendo, para recortar y analizar los recuerdos, y esto es tarea del individuo y del entorno familiar y social. Al corazón no le saldrán arrugas mientras el ser humano sea capaz de emocionarse, de reír, de llorar, de querer, de observar y de escuchar. La memoria sigue viviendo de todos esos elementos importantes".
La muerte como tema literario
La vejez, la melancolía, los recuerdos, la enfermedad, el sexo y la muerte no son un tabú para los mayores cuando se habla de literatura. En el taller que dirige Isidro Salzman, uno de los libros que mejor aceptación tuvo fue "Las intermitencias de la muerte", del portugués José Saramago, que plantea la posibilidad de que la muerte algún día deje de trabajar.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/346857/Información%20General/Al_corazon_no_saldran_arrugas_mientras_persona_sea_capaz_reir.html